Opinión

La narrativa de Carlos Montemayor y la crítica hacia la izquierda




julio 18, 2024

Montemayor plantea una mirada crítica sobre la izquierda mexicana, al subrayar las equivocaciones, los sesgos y las distorsiones de esta fuerza política… las críticas se detienen en acontecimientos que fueron silenciados por muchos años, sobre los cuales se habla escasamente todavía

Por Leonardo Meza Jara

I

Toda periodización en la obra de un autor resulta problemática. La manera en que se han concebido los periodos en la producción de la obra de Carlos Montemayor presenta dificultades. El también escritor chihuahuense José Vicente Anaya, concibe dos etapas en la obra de Carlos Montemayor (“Carlos Montemayor y los clásicos”, “La Jornada”, 18 de julio de 2010). La primera etapa abarcaría las décadas de 1970 y 1980, durante este tiempo Montemayor escribió sus primeros textos narrativos y poéticos, además de especializarse en los clásicos griegos y latinos. La segunda etapa de producción literaria del poeta y narrador abarcaría la década de 1990 y se extiende hasta el año de su muerte en 2010, en esta segunda etapa su obra está caracterizada por los textos de crítica política, social e histórica, que definen al autor como un intelectual de izquierda. Anaya plantea que el momento divisorio entre estas dos etapas es el año de 1991, momento en el cual se publica la novela “Guerra en el paraíso”.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que Montemayor comienza la escritura de “Guerra en el paraíso” hacia 1985, después de renunciar a la Secretaría del Colegio Nacional. El escritor chihuahuense inició la investigación documental para la escritura de esta novela ese mismo año. En las últimas semanas de 1987 y las primeras semanas de 1988 recorrió diversas regiones del estado de Guerrero, haciendo entrevistas y obteniendo testimonios de los habitantes de la zona donde operó la guerrilla de Lucio Cabañas (“Guerra en el paraíso de Carlos Montemayor”, revista Proceso, 6 de abril de 1991).

Tal vez, el año que traza la división entre las dos etapas de producción escrita de Montemayor no sea 1991, sino 1985, año en el cual inicia las investigaciones documentales y de campo para escribir la novela con la que obtendría el Premio Colima en el género de narrativa. Junto a lo anterior es necesario señalar que el escritor chihuahuense publica su traducción de los poemas de Safo en 1986,  además de publicar su traducción de la poesía de los goliardos en 1987. Mientras Carlos Montemayor investiga y prepara la escritura de la novela política e histórica “Guerra en el paraíso”, se publican dos de sus traducciones de textos que son parte de la literatura clásica en occidente. Resulta complicado establecer un momento preciso para señalar la ruptura entre las dos etapas de producción literaria de Carlos Montemayor. Más que tener en cuenta los cortes tajantes en las periodizaciones de la literatura, hay que considerar las intersecciones y los traslapes. Toda periodización literaria es imperfecta y tendría que ser pensada en los términos de su conflictividad.

II

En la recepción de la obra de Carlos Montemayor, los textos más leídos y analizados por la crítica literaria son las novelas.  Entre los lectores y críticos del escritor chihuahuense hay una preferencia por las novelas que se construyeron a partir de la guerrilla de Lucio Cabañas y el asalto al cuartel de Madera en 1965, dejando en segundo término la lectura y la crítica de la primera narrativa del autor, la poesía, la ensayística y la traducción. Esta tendencia selectiva resulta explicable, Montemayor se ha convertido en un autor de culto para la izquierda mexicana y a partir de ello se generan una serie de inercias que conducen a privilegiar el estudio de una parte de su obra, marginando lo demás.

Una de las novelas menos estudiadas del poeta y narrador son “Los informes secretos”, publicada en 1999. A pesar de ser una de las novelas cuyo contenido es político e histórico, este texto ha sido escasamente estudiado. Curiosamente, la escritura y publicación de “Los informes secretos”, queda en medio de la escritura y la publicación de “Guerra en el paraíso”, la novela sobre la guerrilla de Lucio Cabañas que se da a conocer en 1991, y la trilogía de novelas construidas en torno al asalto al cuartel de Madera: “Las armas del alba”, “La fuga” y “Las mujeres del alba”, que fueron publicadas en los años 2003, 2007 y  2010.

III

A lo largo de la novela “Los informes secretos” hay dos planos narrativos. El primer plano narrativo se ubica en la década de 1990 en México, posterior al levantamiento armado del EZLN. Aquí se narra la historia de un grupo de agentes del CISEN que realizan un seguimiento sobre un personaje de la izquierda, quien tiene conexiones con grupos subversivos. El segundo plano narrativo se elabora a partir de una serie de documentos de seguridad nacional a los que tiene acceso el personaje espiado por el CISEN, aquí se relatan una serie de episodios sucedidos en la década de 1950 en México, donde los actores son miembros del Partido Comunista de Guatemala, militantes destacados e integrantes del Comité Central del Partido Comunista en México, miembros de organizaciones cercanas a grupos guerrilleros,  impulsores del henriquismo y  espías de la KGB.

Los dos planos narrativos se van alternando y son construidos a partir de una trama fragmentaria. La estructura de la novela se elabora en base al procedimiento que emplean los agentes de seguridad nacional para elaborar fichas informativas. El texto está formado por un cúmulo de fichas informativas en las que un agente del CISEN reporta a un superior el seguimiento de una investigación en curso. Algunas de las fichas informativas que estructuran narrativamente la novela tienen una extensión breve, de dos renglones. Otras fichas ocupan páginas enteras.

A partir de la estructura en dos planos diferentes,  que narran una historia de espionaje sobre un activista de la izquierda en los años posteriores al alzamiento del EZLN, y diversas historias de la izquierda clandestina durante la década de 1950 en México, Montemayor plantea un análisis comparativo de las instituciones de inteligencia en México en dos momentos históricos distintos. Durante la década de 1950 ya operaba la Dirección Federal de Seguridad, la institución que estuvo a cargo de la guerra sucia en las décadas posteriores al asalto al Cuartel de Madera. El CISEN, que sustituyó a la Dirección Federal de Seguridad, inició sus operaciones en la década de 1990. En diversos momentos de la novela, el agente que escribe los informes de investigación realiza valoraciones que recuerdan con nostalgia los años gloriosos de la Dirección Federal de Seguridad, y que critican los errores y los sesgos que surgieron con el CISEN:

“La fractura se inició en 1983, con la desaparición de viejos cuerpos policiacos como la Dirección Federal de Seguridad. Esos cuerpos represivos quedaron aparentemente victoriosos después de 1977 y llevó mucho tiempo desmantelarlos. Algunos elementos permanecieron en servicio, otros se trasladaron a grupos privados de seguridad,  combatir el narcotráfico o delinquir. En ese desmantelamiento se fracturó la continuidad. La información sobre grupos subversivos es ahora clandestina; si se obtiene es distante” (“Los informes secretos”, P. 110).

El planteamiento del quiebre en las instituciones de seguridad nacional en México que es abordado en la novela “Los informes secretos”, es confirmado en una entrevista que Carlos Montemayor le concede a la revista “Proceso”  el 29 de mayo de 1999. En esta entrevista, el escritor chihuahuense afirma que las tareas que lleva cabo el CISEN no tienen ya un enfoque de seguridad nacional que busque proteger al interés colectivo genuino de los mexicanos, sino que han sido usadas para proteger los intereses de personas y grupos políticos que se han incrustado en el poder y que buscan mantener sus privilegios. Al final de la novela, el agente de seguridad que escribe los informes de la investigación, se dirige de manera directa e incisiva hacia su superior, señalando que la tarea que le ha sido ordenada pretende más que nada el encubrimiento:

“… inicié una investigación sobre usted… Sabemos ahora que no le interesa a usted conocer los posibles nexos del objetivo con grupos clandestinos, sino sus posibles nexos con grupos políticos. También, que se propuso mediante nuestro equipo borrar algunos de sus propios rastros y descubrir en que medida podrían detectarlo a usted equipos de inteligencia de otros grupos políticos” (Ibidem., P. 229).

En distintos momentos de la novela, el agente del CISEN le recomienda al superior a quien se dirigen los informes, que las líneas de investigación deben ser ampliadas o modificadas, que hay indicios  para llevar la investigación hacia personas, grupos o regiones donde actúan grupos subversivos relacionados con el activista de izquierda, a quien le están dando seguimiento. Pero en ningún momento el superior les permite ampliar las líneas de investigación, porque sus intereses son distintos. Constantemente la investigación es limitada y bloqueada, con la finalidad de proteger los intereses personales de quien la ordena y la controla.

El segundo plano narrativo de la novela está elaborado a partir de una serie de documentos y testimonios sobre diversos acontecimientos que tuvieron lugar en la década de 1950 en México. Los documentos y testimonios se incrustan de manera alternada a lo largo de la novela, y entre varios acontecimientos, de manera episódica y fragmentaria se narran: la huida de integrantes del Partido Comunista de Guatemala hacia México, después del golpe de estado al gobierno de Jacobo Arbenz en 1954; las conflictivas elecciones de 1952 en México en las que participó el movimiento de los henriquistas, el cual se separó del partido oficial;  los casos de espionaje en los órganos de dirección del Partido Comunista Mexicano y el Partido Obrero Campesino; el asesinato de Leon Trotsky en Coyoacán; el caso emblemático de la expulsión de José Revueltas del Partido Comunistas en México; y las contradicciones y paradojas que se hicieron presentes en todo momento  al interior de este partido.

En algún momento de 1990, dos historiadoras le entregaron a Carlos Montemayor nueve paquetes de microfilmes de archivos confidenciales de agentes de la PGR infiltrados en el Partido Comunista Mexicano y el Partido Obrero Campesino durante la década de 1950. Mientras las dos historiadoras investigaban en los Archivos Generales de la  Nación, les fueron entregados por equivocación estos archivos que le hicieron llegar a Montemayor. La novela “Los informes secretos” es el producto del trabajo de investigación del escritor chihuahuense con estos archivos y con otras fuentes documentales.

Montemayor plantea una mirada crítica sobre la izquierda mexicana, al subrayar las equivocaciones, los sesgos y las distorsiones de esta fuerza política. Al investigar las novelas de la guerrilla de Carlos Montemayor, las investigadoras Cabrera López y Estrada [“Con las armas de la ficción. El imaginario novelesco de la guerrilla en México (Vol. I)”, 2015] afirman que “el imaginario guerrillero mexicano  no es idealizante”. Más bien, las novelas de Montemayor problematizan sobre el movimiento guerrillero y la izquierda mexicana. En una entrevista registrada en la revista “Proceso” del 6 de abril de 1991, Montemayor afirma que la literatura de corte político o militar trae consigo la necesidad de la imparcialidad que debe procurarse a partir de una postura ética e inteligente del escritor. Es necesario entonces dejar a un lado las versiones que al convertirse en “camisas de fuerza” conducen a una sobreideologización que termina dando lugar a sesgos narrativos. A lo largo de la escritura de sus novelas políticas e históricas, Montemayor procuró resguardar una postura ética que lo llevase a una visión imparcial en su narrativa.

Tanto en la novela “Guerra en el paraíso” como en la novela “Las armas de alba”, el escritor norteño plantea una crítica sobre la decisión táctica que se tomó para asaltar el Cuartel de Madera el 23 de septiembre de 1965. En ambas novelas se refiere lo apresurado de la acción, que llevó a una muerte inminente a los guerrilleros encabezados por Arturo Gámiz (Cabrera López y Estrada, Ibidem.).

En la novela “Los informes secretos” se aborda el injusto caso de expulsión de José Revueltas del partido comunista, y se le da la razón a las tesis que este autor terminó escribiendo en el ensayo “El proletariado sin cabeza”. En distintos fragmentos de la novela se narra la injusta expulsión del Partido Comunista de un militante llamado Manuel Díaz Arzabe. Se abordan también las contradicciones del socialismo de la Unión Soviética y las situaciones paradójicas de cuadros de primer nivel de la izquierda en México, como David Alfraro Siqueiros y Vicente Lombardo Toledano.

“Después descubrimos que no todos los cuadros profesionales éramos iguales, que había de primera, segunda y tercera clase. Los de primera cobraban bastante bien; a ella pertenecían los miembros de la Comisión Política. Había una segunda clase, la intermedia, y luego la tercera, donde estaban los parias… Esto lo descubrimos dramáticamente el día que el compañero Mónico Rodríguez acompañó en una misión a Morelia al Comité Central… Con lágrimas en los ojos , Mónico nos contaba que el camarada Dionisio Encina le llamó a un hotel que está en el centro de Morelia y le dijo: ‘Mónico, toma estos cincuenta pesos y ve a comprarle a la compañera (una compañera extranjera que estaba de visita) un paquete de dulces, porque ya se va y quiero regalárselo’. Mónico trajo el paquete y se quedó esperando, como diciéndole: ‘Yo no he comido en dos días’.

V. ¿Le dijo eso que no había comido en dos días?

M. No, pero Dionisio lo sabía. No les habían dado ni un centavo…” (“Los informes secretos”, P. 139-140).

Las críticas que realiza Montemayor hacia la izquierda partidista en el México de mediados del siglo XX son directas y ásperas. Se detienen en acontecimientos que fueron silenciados por muchos años, sobre los cuales se habla escasamente todavía.

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