Con la reforma al poder judicial y la extinción de los organismos autónomos, lo que gira sobre la cabeza de los poderes fácticos del neoliberalismo en México, es la ruleta rusa de un revolver que puede convertirse en estruendo o simple clic, sin pólvora histórica
Por Leonardo Meza Jara
I.- En una conferencia mañanera del mes de agosto de 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió que se tocara el vallenato “Los caminos de la vida”. Con esa pieza de música latinoamericana, el presidente recordó a Gabriel García Márquez y Carlos Monsiváis («“Los caminos de la vida”. Ésta es la historia de la canción que se adueñó de la mañanera» Milenio, 14 de agosto de 2021).
El vallenato que le dio ritmo a las conferencias mañaneras de Palacio Nacional, trae consigo una filosofía de la historia que ofrece pistas para entender a la izquierda mexicana en el siglo XXI. Todo camino que pueda estar en el 2027, 2030 o más adelante, es una coyuntura que se abre hacia la incertidumbre. El plan A de AMLO se transformó en plan B, y posteriormente en plan C. Sobre el suelo de la realidad latinoamericana, la historia de la izquierda puede tener el ritmo de un vallenato colombiano, un son tabasqueño o una cumbia sonidera salida de las entrañas de la ciudad de México.
La política es un ritmo que se mueve de diferentes formas, en diversos tiempos y bajo circunstancias que suelen ser imprevisibles. Hace unos años, era impensable que el poder acumulado por Morena a partir de la elección de 2024, sería el camino hacia el momento de mayor radicalización de la 4T. Aunque hay que tener en cuenta que las reformas de las últimas semanas del gobierno de AMLO son una radicalización política, no económica. Lo estructural de estas reformas, no afecta todavía los intereses económicos neoliberales. Sino que esta afectación, se constituye como una amenaza futura. Con la reforma al poder judicial y la extinción de los organismos autónomos, lo que se coloca sobre la cabeza de los poderes fácticos del neoliberalismo en México, es un revolver que gira en el juego de una ruleta rusa, que puede convertirse en un estruendo o un simple clic, sin pólvora histórica alguna.
La posibilidad de radicalización de la 4T, que pone en riesgo los intereses económicos neoliberales, es una incógnita que se extiende desde la letra d (de) hasta la z (zeta). Una incógnita política o económica, o ambas, que se moverá de forma zigzagueante durante el gobierno de Claudia Sheinbaum. Es aquí, que cabe la tesis del vallenato que se escuchó durante la mañanera del 14 de agosto de 2021: “Los caminos de la izquierda no son como yo pensaba”. Sino que son algo más, o algo menos.
II.- El sexenio de López Obrador es un cuadruple laboratorio de la izquierda mexicana: A) Un laboratorio que transformó la agenda gubernamental a partir de los retornos al nacionalismo y, las limitaciones de la hegemonía neoliberal. B) Un laboratorio que reconfiguró las formas de gobernar en México, donde destaca el peso de las conferencias mañaneras y la acumulación del poder en un solo hombre. C) Un laboratorio de construcción histórica de la verdad política, que dio lugar a una guerra de datos e interpretaciones, en un momento caracterizado por el relativismo y la posverdad. D) Un laboratorio de mantenimiento y acrecentamiento del poder, cuyo momento clave está en el proceso electoral de 2024 y, que se extenderá a lo largo del sexenio de Sheinbaum.
Los laboratorios de la izquierda mexicana lópezobradorista, que replantean la agenda gubernamental (A), que modifican las formas de gobernar (B), que actúan en torno la formación de una verdad política en debate (C) y, que juegan con las variables de mantenimiento y acrecentamiento del poder (D), actúan de forma correlativa y conflictiva en un siglo que se caracteriza por la incertidumbre histórica. Un laboratorio es un lugar de experimentaciones que se ponen a prueba de forma repetida.
En torno al laboratorio de la izquierda lópezobradorista se identifican tres límites históricos: los límites de la funcionalidad-efectividad, los límites de la hegemonía neoliberal y, los límites del pragmatismo electoral. La primera condición que limita el desarrollo histórico de la izquierda mexicana, tiene un carácter funcional que consiste en la posibilidad de acertar o equivocarse. Los gobiernos parten de una serie de hipótesis gubernamentales, cuyos contenidos ideológicos y programáticos se ponen a prueba de forma reiterada bajo la posibilidad de acertar, o equivocarse. No hay un programa definitivo que trace una cartografía anticipada de la izquierda en el siglo XXI.
La posibilidad de definir un programa queda sujeta de múltiples variables (ideológicas, políticas, económicas, sociales, etc.) que se ponen en juego en coyunturas cambiantes, que están atravesadas por la incertidumbre. Durante el sexenio de López Obrador algunos contenidos ideológicos y formas de hacer política han resultado funcionales, otros no. Las formas de gobernar son funcionales o disfuncionales, ante los comportamientos variables de los ciudadanos cuyo voto se emite como premio o castigo, bajo una lógica electoral neoliberal, donde los votos se compran y se venden.
La segunda condición que constituye un límite histórico para la izquierda mexicana, está marcada por la hegemonía del neoliberalismo. Los laboratorios históricos de la izquierda mexicana en el siglo XXI se juegan a partir de los condicionamientos macroeconómicos que son neoliberales, como el poder fáctico de los empresarios, la deuda externa o los tratados de libre comercio. Se pueden trazar formas de hacer política en base al ritmo de la música latinoamericana como telón de fondo (un vallenato, un son o cumbia), pero los ritmos estruendosos del neoliberalismo y la globalización suelen colocarse por encima, con sutileza o con violencia. La política es una forma de danzar, un ritmo que puede ser sutil o violento.
La tercera condición que marca un límite para la izquierda mexicana es el pragmatismo, cuya inercia gira alrededor de los procesos electorales. Las coyunturas electorales se han convertido en un remolino pragmático, que por momentos devora incluso el corazón ideológico de la izquierda. Las inercias pragmáticas de las coyunturas electorales han dado lugar a una transformabilidad y una versatilidad ideológica, que son inauditos para la izquierda mexicana. A diez años de su fundación, Morena no termina de constituirse como partido político. Morena sigue funcionando como un movimiento que se desplaza, a veces de formas extrañamente pragmáticas, en torno a las coyunturas electorales.
Los tres límites mencionados (la funcionalidad-efectividad, la hegemonía neoliberal y, la inercia del pragmatismo electoral), son las orillas del tablero histórico en el cual se estará jugando el proyecto de gobierno de Claudia Sheinbaum y, el futuro de la izquierda mexicana que ha optado por la vía electoral en el siglo XXI.