Opinión

El elitismo gubernamental del quince de septiembre en Chihuahua




septiembre 19, 2024

Los montajes escenográficos de los artistas la noche de El Grito, son demasiado parecidos a los montajes del poder de la política en Chihuahua. Adentro de los muros de cantera del edificio de las calles Venustiano Carranza y Aldama se mueven los designios del poder. Afuera están los votos

Por Leonardo Meza Jara

I.- Los días quince de septiembre en la ciudad de Chihuahua hay dos gritos, uno que tiene lugar en una plaza pública, afuera del palacio de gobierno. El otro grito sucede hacia adentro de los muros de cantera donde despacha la gobernadora, un lugar reservado para los hombres y mujeres del poder.

El grito de adentro y el de afuera, son contrastantes. Las puertas del edificio sobre las calles Venustiano Carranza y Aldama se cierran para marcar una distancia, una separación clasista. Durante la noche del grito en Chihuahua, se traza un límite entre los convidados del poder y el pueblo raso.

Al paso de los años, los rituales del quince de septiembre en Chihuahua, han invisibilizado la separación entre los de adentro y los de afuera. Aparentemente ambos forman parte de una misma fiesta, que usa como coartada el fervor patrio. Pero la separación entre los de adentro y los de afuera es evidente, está a la vista de todos. Es una distancia que persiste desde hace siglos. Una distancia que se extiende, entre una plaza pública y un edificio del poder que se vuelve privado.  

II.-  En la ciudad de Chihuahua, las élites políticas se encierran hacia adentro de sí mismas. Levantan bunkers en los fraccionamientos privados construidos alrededor del Periférico de la Juventud. Se mueven en burbujas de seguridad que se caracterizan por vehículos blindados y guardaespaldas, cuya presencia es ostentosa. Se encierran en un edificio de altos muros la noche del quince de septiembre, en medio de un protocolo que requiere una invitación exclusiva para el acceso. Tener una invitación para entrar al palacio de gobierno la noche del grito, es evidencia de la pertenencia a la élite más exclusiva en Chihuahua.

Quien entra al palacio de gobierno, deja atrás las calles Aldama y Venustiano Carranza, se aleja de las masas de afuera, que se aglomeran en torno a motivos diferentes. La coartada parece perfecta. La noche del quince de septiembre, los adentro y los de afuera parecieran moverse por los mismos motivos. Pero toda coartada para dividir una sociedad en dos, termina siendo falible. Los de adentro y los de afuera se mueven por motivos diferentes. Unos son movidos por el embeleso del poder, otros se mueven por el magnetismo de un artista famoso que ameniza la noche. Unos pertenecen a los rituales elitistas que hacen caravana en torno a las figuras del poder, otros son parte de una muchedumbre que se aglomera en torno a una fecha cívica que se convierte en espectáculo. Unos se encierran detrás de los muros de cantera que el pasado ocho de marzo se convirtieron en una fortaleza impenetrable, otros permanecen a la intemperie sobre una plancha de cemento lejana del poder.  

Los vehículos de los convidados del poder, los de adentro, llegan hasta la calle Aldama y bajan a los invitados frente a la puerta del palacio de gobierno. Vestidos con ropa y accesorios cuyo valor se multiplica en miles de pesos, tienen a la mano una invitación, que es dirigida por el(la) gobernador(a) en turno. Muestran la invitación a los guardias que están en la puerta, y se adentran entre los laberintos del poder, mientras disfrutan de viandas y bebidas costosas. Atrás, a sus espaldas, está la explanada de la Plaza del Ángel. Y está también el pueblo, la masa que se reúne en torno a una fecha cívica, donde los de adentro y los de afuera son separados de forma artificiosa.

III.- Desde luego que hay diferencias entre los cantantes Carín León y Alfredito Olivas. Uno amenizó el grito del año pasado en Chihuahua. El otro pasó del espectáculo de los “Prófugos del anexo” en el estadio de la Universidad Autónoma de Chihuahua, al papel estelar reservado para un cantante el quince de septiembre pasado (“Prófugos del Anexo 2024: Julión Álvarez y Alfredo Olivas anunciaron nueva fecha en Chihuahua”, Infobae, 1 de marzo de 2024).

Aunque en el fondo, ambos artistas significan lo mismo. Las figuras de los próceres de la patria son sustituidas por artistas famosos, que son capaces de llenar las plazas con costo al erario público. La arenga del grito que llamó a la lucha por la independencia en septiembre de 1810, es sustituida por el estribillo de una canción que forma parte de las listas del trending topic. Desde hace tiempo, el quehacer de la política hace uso de las estrategias del mundo del espectáculo para ganar adeptos.  

El festejo del quince de septiembre en la Plaza del Ángel es el montaje de un espectáculo escenográfico, que hace clic con el gusto de las masas. Lo popular es político. Si las masas no se mueven a partir de la popularidad desgastada de una gobernadora como María Eugenia Campos, hay que acudir al rating de un artista famoso.  Si los políticos no mueven al pueblo para llenar las plazas, hay que dar pie a un magnetismo diferente, aunque el civismo se convierta en espectáculo y la política tome la forma de un montaje escenográfico.

IV.- En el papel que jugó Tony Meléndez el pasado quince de septiembre, está presente lo inconsciente de la política en Chihuahua, lo que no se observa a simple vista, lo que se mueve entre las sombras. ¿Tony Meléndez se subió al escenario de la Plaza del Ángel, en calidad de cantante del conjunto Primavera (figura del espectáculo) o como diputado federal electo (operador del priismo y el panismo en Chihuahua)? ¿El quince de septiembre pasado, este personaje fue parte de la élite que se encerró en los adentros del palacio de gobierno, o formó parte de las masas que se movieron por afuera de los muros del palacio? Tony Meléndez es un artista político o un político artista, que juega con esta doble condición gelatinosa, en un terreno donde la política colinda extrañamente con el mundo del espectáculo. La noche del grito, este personaje se escabulló entre los espacios de adentro y afuera del palacio de gobierno -de forma diferente a como lo hizo Marco Bonilla, el alcalde panista de la ciudad de Chihuahua-.

Se trata de arrastrar las masas, convertir al campo de la política en un escenario que pueda ser manipulado mediante las estrategias que se usan en el mundo del espectáculo. Los montajes escenográficos de los artistas, son demasiado parecidos a los montajes del poder de la política. Adentro de los muros de cantera del edificio de las calles Venustiano Carranza y Aldama se mueven los designios del poder. Afuera están los votos. La política en Chihuahua, consiste en conectar de forma sigilosa y elaborada, los intereses de los de adentro y los votos de los de afuera.  Más allá de la noche del quince de septiembre en Chihuahua, los hilos del poder se extienden de forma inescrupulosa hacia el futuro dos mil veintisiete…

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