¿Podría aceptarse que Claudia Sheinbaum Pardo es una demócrata a pesar de estar plenamente convencida de que la Reforma Constitucional Judicial erradicará, para siempre, la corrupción en el Poder Judicial… “¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que en esencia es democrática y permite que el pueblo decida?
Por Gerardo Cortinas Murra
A mi parecer, el mensaje político de la flamante presidenta de México, acredita a plenitud la continuidad del discurso político oficialista y, con ello, su sumisión política al expresidente López Obrador. Para acreditarlo, basta transcribir parte de su discurso oficial:
El dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna. El Presidente más querido, sólo comparable con Lázaro Cárdenas, el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo y para millones, aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor presidente de México. El que inició, la revolución pacífica de la Cuarta Transformación.
Usted nos ha pedido en varias ocasiones no develar bustos, ni poner su nombre en calles, avenidas, barrios o colonias, tampoco monumentos, ni hacer grandes homenajes, la verdad que no hace falta, porque usted estará por siempre donde sólo residen los que luchan toda la vida, los que no se rinden, los que devuelven la esperanza y la alegría, usted estará siempre en el corazón del pueblo de México.
Se retira de la vida pública como un demócrata y maderista, a seguir luchando desde otra trinchera, a escribir sobre lo que ha sostenido desde sus primeros días cuando trabajó con los mayas-chontales, que el origen de la grandeza cultural de México, reside en las grandes civilizaciones que vivían en esta tierra, siglos antes que invadieran los españoles.
Su último libro lo titula ‘Gracias’; y hoy le devolvemos el agradecimiento: Profundas gracias, gracias, gracias por siempre, ha sido un honor luchar con usted, hasta siempre hermano, amigo, compañero, Andrés Manuel López Obrador.
En materia económica, sus declaraciones son motivo de hilaridad:
¿Cómo es que sin subir impuestos se redujeron las desigualdades? ¿Cómo es que somos de los países de la OCDE menos endeudados y con una moneda fuerte? ¿Cómo es que somos de los países con menos desempleo? ¿Cómo es que hay más bienestar y al mismo tiempo ganaron más los empresarios y los bancos? ¿Cómo es que estamos en récord de inversión extranjera directa y al mismo tiempo aumentaron los salarios? ¿Cómo es que aumentó el salario mínimo y no subió la inflación?
La respuesta es: cambió el modelo de desarrollo del país para bien.
Del fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios, a uno que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad, lo llamamos: el Humanismo Mexicano. Por eso hablamos de una transformación profunda. Y aceptémoslo, a todas y todos les ha ido mejor.
Con este pensamiento y su puesta en marcha, se cayeron muchos mitos y engaños del pasado: por ejemplo, durante el periodo neoliberal, ese que le costó tanto al pueblo de México y que marcó nuestra historia por 36 largos años, se decía que el Estado debía diluirse o subordinarse a las fuerzas del mercado, que si la economía se regaba dese arriba, iba llegar a los de abajo. Que si aumentaba el salario mínimo iba a haber inflación y no iba a haber inversión extranjera. Que, si el Estado participaba en la economía, iba a haber crisis económica y devaluación, que la corrupción era inherente al gobierno, que la libertad solo existía en el mercado, que la educación, la salud, la vivienda y el salario justo eran mercancías y no derechos. Todo resultó falso.
En materia de gobernanza, las declaraciones de Claudia Sheinbaum Pardo denotan un claro adoctrinamiento socialista:
México es un país soberano, independiente, libre y democrático. Queremos la paz y la fraternidad de las Naciones y nos coordinamos, mas no nos subordinamos.
La política se hace con amor, no con odio. La felicidad y la esperanza se fundan en el amor al prójimo, a la familia, a la naturaleza y a la patria.
Condenamos el clasismo, el racismo, el machismo y cualquier forma de discriminación. No es solo un asunto de tolerancia, es el reconocimiento de que la profundización de las desigualdades llevará siempre a la injusticia. La fraternidad significa, vernos a los ojos como iguales.
Con esto en mente les manifiesto:
En nuestro gobierno, garantizaremos todas las libertades, la de expresión, de prensa, de reunión, de movilización. La libertad es un principio democrático y nosotros somos demócratas. Se respetarán los derechos humanos y nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo.
Al referirse a la Reforma Constitucional Judicial, es evidente que su discurso es una burda continuidad del expresidente López Obrador:
Habrá Estado de Derecho. La reciente reforma constitucional al Poder Judicial, que marca la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros, significa más autonomía e independencia para el Poder Judicial.
Piénsenlo, sólo por un momento, si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo. No. Eso es autoritarismo, nosotros somos demócratas. Queremos que se termine la corrupción en el Poder Judicial. Es un proceso en donde habrá una convocatoria única, un comité de selección de candidatas y candidatos para garantizar que cumplan los requisitos y quien decidirá será la gente, será el pueblo. ¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que en esencia es democrática y permite que el pueblo decida?
Estoy segura que en unos años, todas y todos estaremos convencidos, que esta reforma es lo mejor. Aprovecho para decirle a las y los trabajadores del poder judicial que sus derechos y salarios están totalmente salvaguardados.
Yo me pregunto:
- ¿Acaso no es totalmente ridículo considerar al expresidente López Obrador como “el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna y el presidente más querido, sólo comparable con Lázaro Cárdenas?
- ¿Acaso no es una falacia considerar que una corriente doctrinaria (Humanismo Mexicano) pueda tener su origen en “la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad?
- ¿Qué tan cierto será que, en este sexenio, se garantizan “todas las libertades, la de expresión, de prensa, de reunión, de movilización; y se respetarán los derechos humanos?
- ¿Podría aceptarse que CSP es una demócrata a pesar de estar plenamente convencida de que la Reforma Constitucional Judicial erradicará, para siempre, la corrupción en el Poder Judicial… “¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que en esencia es democrática y permite que el pueblo decida?
Así las cosas, la interrogante a resolver en los próximos meses, es la siguiente: ¿Habrá alguien que le explique a CSP los principios fundamentales del Estado Mexicano de representación política y división de poderes?
Porque de no ser así, tendremos que soportar otro sexenio de ocurrencias gubernamentales. Con la consecuente destrucción de las instituciones políticas creadas durante “el fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios” de los gobiernos del PRI y del PAN.
P.D.:
Dos propuestas imposibles de concretar:
1. Haremos de México una potencia científica y de la innovación. Para ello, apoyaremos las ciencias básicas, naturales, sociales y las humanidades, y las vincularemos con áreas y sectores prioritarios para el desarrollo nacional.
2. En materia de seguridad, garantizaremos la disminución de los delitos de alto impacto. No regresará la irresponsable ‘Guerra contra el Narco de Calderón’ que tanto daño le sigue haciendo a México.