Los maestros que impartimos clases en las universidades estamos conviviendo conflictivamente con los usos de la IA, que pueden ser un facilitador de las actividades académicas que se realizan en este nivel educativo, pero que pueden dar lugar a una atrofia del pensamiento que puede resultar devastadora para la formación de los futuros profesionistas
Por Leonardo Meza Jara
I.- En la educación básica se aprende a leer y escribir, se desarrollan los algoritmos y procedimientos básicos de las matemáticas. También se aprenden datos y hechos relevantes de las ciencias naturales y las ciencias sociales. Pero difícilmente se aprende a pensar. Cuando egresan del preescolar, la primaria y la secundaria, los(las) alumnos(as) utilizan escasamente las herramientas del pensamiento.
El desarrollo del pensamiento en el aula es conductista en lugar de ser creativo, se vuelve lineal y deja a un lado lo disruptivo, suele optar por el sometimiento y abandonar la crítica. En el aula hay rediles que conducen el acto del pensar, a partir de un mapa cuya cuadrícula pedagógica es asfixiante. Se camina pensando en un solo sentido, con instrucciones precisas que indican los transcursos permitidos, y desde luego, los transcursos prohibidos. De esta forma se traza una clara división entre lo pensable y lo impensable, lo decible y lo indecible, lo válido y lo inválido del acto del pensar.
En la educación básica hay una estricta cartografía del pensamiento que se hace presente en el currículo real, en los procesos pedagógicos que tienen lugar en el aula. Es aquí, que inician las atrofias del pensamiento que limitan las capacidades de la crítica, la creatividad y la disrupción. Las atrofias del pensamiento suceden antes del uso de las computadoras, los celulares, el internet y la inteligencia artificial (IA). Pero con el surgimiento y el desarrollo acelerado de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, las atrofias del pensamiento que tienen lugar en la educación básica, se han intensificado.
La era posthumana en la que se desarrolla con vehemencia el uso de la inteligencia artificial, es un momento peculiar de la atrofia del pensamiento.
II.- En el libro “Homo videns. La sociedad teledirigida” (1998), Giovanni Sartori plantea una tesis en la cual se afirma que: El “homo sapiens” (el hombre que piensa) ha sido suplantado por el “homo videns” (el hombre que ve). Hacia el final del siglo XX y principios del XXI, con la irrupción de los televisores, los videojuegos, las computadoras y los teléfonos inteligentes, se impuso la cultura de las imágenes por sobre la cultura de las palabras. Durante siglos, la humanidad basó su desarrollo en el acto de pensar que hace uso de las palabras que expresan conceptos, narraciones y descripciones que son complejas en su composición. Leer y entender un texto, o escribirlo, es una actividad del pensamiento que resulta intelectualmente complicada.
En las últimas décadas, y específicamente a inicios del siglo XXI, la humanidad ha desarrollado sus formas de vida en torno a las imágenes, dejando a un lado el lenguaje que es construido mediante palabras. En los usos de las redes sociales, las generaciones más jóvenes han abandonado el uso del lenguaje y, han concentrado sus preferencias en las imágenes que transcurren a través de las plataformas de TikTok e Instagram. Esta es una de las muchas evidencias del predominio de la imagen por sobre el lenguaje.
El desplazamiento de la cultura basada en el lenguaje (“homo sapiens”) por una cultura basada en las imágenes (“homo videns”) está directamente relacionado con el fenómeno de la atrofia del pensamiento. El “homo videns” que pasa horas viendo imágenes en el televisor, la computadora y los teléfonos celulares, ha dejado de pensar a través del lenguaje, dando lugar a una serie de comportamientos que consisten en ver imágenes de forma indiscriminada. El acto de pensar a través del lenguaje que es expresado con palabras, es muy diferente al acto de pensar en base a imágenes. Esta sustitución o subsunción del acto de pensar, trae consigo un adelgazamiento cognitivo y un empobrecimiento intelectual que se manifiesta como una atrofia.
III.- Con el surgimiento de la IA la educación universitaria ha entrado en un momento de crisis. Las estrategias que usan algunos estudiantes universitarios para aprobar un curso y obtener un título académico han pasado del copy page y el plagio, al uso de la inteligencia artificial. Es común, que los estudiantes recurran a estrategias que les faciliten la realización de ciertas tareas y productos de evaluación. La práctica del plagio en México en los espacios universitarios es recurrente. Esto quedó demostrado a partir del escándalo desatado por las tesis de licenciatura y doctorado de la ministra de la SCJN, Yazmín Esquivel, que fueron señaladas por plagio («Acusan a la ministra Yasmín Esquivel de plagiar su tesis de licenciatura; ella dice que “es totalmente falso”», Proceso, 21 de diciembre de 2022; «La ministra Yasmín Esquivel plagió en su tesis de doctorado», El País, 24 de febrero de 2023).
Antes del surgimiento de la IA era relativamente fácil detectar el copy page o el plagio. En los primeros años de desarrollo de la inteligencia artificial, resulta complicado detectar los textos que son producidos de esta forma. Con las herramientas de la IA es posible elaborar cualquier tipo de texto: un ensayo, un resumen, un mapa conceptual, un mapa mental, etc. Es cuestión de tener el dinero suficiente para pagar las versiones mas avanzadas de las diferentes plataformas de inteligencia artificial, y de esta forma hacer uso de las herramientas más sofisticadas y menos detectables.
Las herramientas para detectar textos producidos mediante una IA suelen ser falibles. Al hacer uso de estas herramientas, es altamente probable que un texto producido por un ser humano, sea identificado como producido por una inteligencia artificial. Y a la inversa, es muy probable que un texto creado por una IA, sea identificado como creado por un ser humano. Las herramientas diseñadas para identificar textos elaborados por la inteligencia artificial no son confiables y, pueden dar lugar a una valoración pedagógica injusta al momento de evaluar un texto producido por un alumno(a) universitario(a).
Hasta el momento, los maestros que impartimos clases en las universidades estamos conviviendo conflictivamente con los usos de la IA, que pueden ser un facilitador de las actividades académicas que se realizan en este nivel educativo, pero que pueden dar lugar a una atrofia del pensamiento que puede resultar devastadora para la formación de los futuros profesionistas.