Alarma revisar un problema de hoy, recordar que ya existía hace 10 años y que hoy se sigue atendiendo de la misma manera. Tal vez no somos muy inteligentes, pero deberíamos de tener un poco de humanidad para darnos cuenta de que algo no estamos haciendo o lo estamos haciendo mal y que esta actitud o estrategia nos lleva a seguir viviendo en una ciudad que genera dinero y sangre
Por Hernán Ortiz
Diálogos e ideas surgen por varios lados y de muchas formas. Déjame que te cuente, me relaciono con distintas organizaciones de la sociedad civil para diseñar estrategias de incidencia pública local. Tengo muy claro que si no le marcas una agenda al gobierno municipal este termina dando dinero a masones, ganaderos y permitiendo que la administración urbana la haga el Grupo México. Aquí en Juárez la 4T es muy de empresarios y menos de pueblo.
Promover la incidencia por medio de la participación ciudadana, no es sencillo, se requiere una gran capacidad para tolerar la frustración. Cada día hay que enfrentarse a funcionarios que ignoran sus funciones o que no tienen la capacidad o voluntad de realizarlas. Sus funciones siempre están especificadas en alguna normatividad que al ser ignorada genera improvisación, debilidad institucional e impunidad.
No es fácil, por eso mucha gente se desalienta de participar en los asuntos públicos. Por eso, la Asamblea de Organizaciones de la Sociedad Civil, inicio un proyecto para promover el bienestar emocional de quienes trabajan en organizaciones de la sociedad civil. Desde aromaterapia y campeonatos de futbol, hasta muestras de cine y círculos de lectura.
Opté por el círculo de lectura. Debo reconocer que el leer material técnico y la falla visual me desmotivaron para leer por placer. Pero con gafas y un grupo de apoyo retomé esta fabulosa actividad.
Empezamos con la Venas Abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, pasamos por novela negra, terror, historia ficcionada, la poesía de Arminé Arjona, ciencia ficción y con el Yi-Mo de Alberto García, aprovechando que es un tipazo que tengo la fortuna de conocer, lo invitamos a la sesión donde comentamos su libro.
La experiencia fue muy enriquecedora, charla amena sobre literatura, vino y amistades. En esta ciudad donde seguimos encabezando la lista de violencia contra la mujer, asesinatos y sufrimos en las calles las decisiones centralizadas sobre política exterior y combate a la delincuencia organizada, tener espacios de convivencia para hablar de literatura es un acto de resistencia.
Después de la experiencia de Yi-Mo con Alberto, se decidió invitar a Marco Antonio López. Lo conozco de su carrera periodística… y claro, ¿cómo no recordar su acto de resistencia de no ponerse de pie al escuchar el himno en el Cabildo?
El libro de Marco no es nuevo. 500 ejemplares impresos por la UACJ, de su colección Voces al Sol. El título: A la orilla del río, este desierto. El libro tiene un total de 237 páginas separadas en 6 partes y 18 capítulos.
Nunca he sido bueno administrando mi dinero, el tiempo que es más abstracto menos. ¿Será más abstracto el tiempo que el dinero? Regresando al tema, por alguna razón no pude ir por la copia del libro hasta el lunes anterior al miércoles del Círculo de Lectura. Lo cual sólo me daba dos días y medio para leer el texto.
En el grupo nos hemos dado un margen de cien páginas cada 15 días y nos ha resultado bien, a veces más a veces menos. Pero Marco fue invitado a la sesión, de nuevo tendríamos al autor en la reunión, razón por la cual se sugería leer el libro completo.
Gran sorpresa la mía fue que el texto de Marco está escrito con tal maestría que las palabras fluyen de tal forma que pude leer las 237 páginas y me sobró tiempo.
Marco es reportero, lleva tiempo en esto. Su libro es una serie de historias que están atrás de las notas. Más allá del encabezado nos hablan de lo que hacía la niña de 14 años antes de ser acusada por secuestro, de la esperanza que todos veían en el joven que se sabía suicida, del niño que de estar tan cerca de la violencia puede explicar cómo funciona a cambio de unas papas y una soda.
No es la nota roja, el libro habla sobre las historias que hay en torno a los encabezados. De hecho, podemos decir que el libro nos presenta el iceberg que hay debajo de lo que nos presenta el encabezado de la nota roja. El crimen no es un acto espontaneo y aleatorio, es el resultado de varios factores como la expectativa de un estilo de vida, el poder adquisitivo, el acceso a un capital social y cultural, el género y hasta la colonia en la que se vive.
Factores que no determinan, pero se articulan para favorecer un contexto que promueve la violencia como una forma de vida válida y a veces hasta soñada. Me recuerda a quienes romantizan las relaciones tóxicas.
El libro habla de cómo condiciones adversas en la vida de gente cotidiana concluyen en terribles actos de violencia, como víctimas o victimarios, todos son vulnerables ante una máquina de dinero ilegal que invita a ser el camino para vivir bien.
Pero las historias se desarrollan en un espacio de hace 15 años. Lo que me pareció importante, la llamada de atención que leí, el “wey fíjate aquí que algo pasa”, fue que Marco, deja bien en claro que no son problemas nuevos, que tienen tiempo y que no se están atendiendo correctamente.
Alarma revisar un problema de hoy, recordar que ya existía hace 10 años y que hoy se sigue atendiendo de la misma manera. Tal vez no somos muy inteligentes, pero deberíamos de tener un poco de humanidad para darnos cuenta de que algo no estamos haciendo o lo estamos haciendo mal y que esta actitud o estrategia nos lleva a seguir viviendo en una ciudad que genera dinero y sangre.
¿Eso es lo que queremos?
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