El nombramiento de Rosario Piedra de Ibarra en la CNDH no es de Claudia Sheinbaum, ni de los senadores de Morena. Es un nombramiento cuyas entrañas brotan desde Tabasco… ¿Por qué razones sostener un perfil cuestionado por la actuación mostrada, que fue la peor calificada durante la evaluación en el Senado y, que incluso presentó documentos apócrifos para inscribirse en el proceso?
Por Leonardo Meza Jara
Primer acto.– Estando al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra de Ibarra traicionó su nombre y apellido, y desde su militancia morenista convirtió a esta institución en una oficina al servicio de los intereses del presidente en turno. La CNDH ha sido colonizada desde la propia izquierda. La historia actual de esta institución, se caracteriza por la des-ciudadanización y el entreguismo al poder gubernamental. El resguardo de los derechos humanos en México, es un olvido premeditado, con alevosía y ventaja.
Durante el sexenio de López Obrador, la CNDH le dio un servició VIP a los integrantes del ejército mexicano, prestándose al silenciamiento, la omisión y la inacción reiterados. Ante los casos de las víctimas de la guerra sucia y Ayotzinapa, la gestión de esta institución alejada de las causas de la izquierda, destaca por la abyección mostrada (“Operación silencio. Así el Ejército ocultó información sobre el caso Ayotzinapa”, Proceso, 26 de abril de 2024). Para la izquierda mexicana en el siglo XXI, esta forma de abyección es uno de los varios lugares oscuros, que quedará para los sótanos de la historia.
Segundo acto.- En medio de los señalamientos por la pésima conducción de la CNDH, con un marcado rechazo entre las organizaciones derechohumanistas en México, sin un consenso entre la izquierda social y partidista, el nombre de Rosario Piedra de Ibarra fue postulado para repetir. ¿Por qué razones sostener el nombramiento de un perfil cuestionado por la actuación mostrada, que fue la peor calificada durante la evaluación en el Senado y, que incluso presentó documentos apócrifos para inscribirse en el proceso? (“Rosario Piedra Ibarra presenta carta de recomendación falsa del obispo emérito Raúl Vera”, Proceso, 7 de noviembre de 2024).
El espacio de poder otorgado a Piedra de Ibarra, es una doble concesión. Por un lado, se entrega un puesto de poder a quien muestra una incondicionalidad a prueba de lo que sea. Rosario Piedra de Ibarra se ha prestado a los designios del poder sin miramiento alguno, mientras su nombre y apellido son devorados por las contradicciones de la historia.
Por otro lado, se le otorga un espacio de poder al grupo de los duros de Morena, quienes muestran inconsistencias ideológicas y éticas en sus maneras de hacer política. Con tal de permanecer o acrecentar los espacios de poder, los duros de Morena -y otros grupos- están dispuestos a las traiciones ideológicas y éticas, que se cocinan desde la izquierda. Las desmesuras del pragmatismo se han infiltrado de manera trágica por todos los rincones de Morena y la 4T. Hasta el momento, no quedan claros los límites (lo ilimitado) de este pragmatismo desbocado.
Tercer acto.- El nombramiento de Rosario Piedra de Ibarra no es de Claudia Sheinbaum, ni de los senadores de Morena. Es un nombramiento cuyas entrañas brotan desde Tabasco, en una operación tejida por Adán Augusto López, jefe de bancada de Morena en el Senado, bajo las órdenes del expresidente López Obrador, con la intermediación de Alejandro Esquer, exsecretario particular de AMLO y encargado de transmitir las órdenes al Senado. (columna Estrictamente Personal, Raymundo Riva Palacio, El Financiero, 12 de noviembre de 2024). Los lugares desde los cuales se ejerce el poder en México, no tienen como epicentro al Palacio Nacional.
La abyección mostrada por Rosario Piedra de Ibarra ante los intereses presidenciales, es proporcional a la abyección mostrada por los senadores de Morena, que terminaron sujetándose a la línea lópezobradorista en el proceso de ratificación. Otro de los operadores de primer orden en la trama de la abyección que se acumula, es el senador chihuahuense Javier Corral, presidente de la Comisión de Justicia en el Senado. Se afirmó que Corral operó en contra del nombramiento de Piedra de Ibarra (“Senador Javier Corral habría operado contra reelección de Rosario Piedra; él lo niega”, Contralínea, 12 de noviembre de 2024). También la prensa publicó que el senador chihuahuense votaría en contra de este nombramiento (“Javier Corral votará en contra de reelección de Rosario Piedra en la CNDH…”, El Universal, 12 de noviembre de 2024).
Javier Corral y otros cuarenta senadores que mostraron su inconformidad ante la postulación de Rosario Piedra de Ibarra, terminaron doblándose y pasaron a formar parte de la trama de abyección que está detrás del nombramiento. La abyección mostrada en torno a la ratificación consumada, pone en evidencia la desnudez de la política, donde los(las) operadores(as) de Morena y la 4T se despojaron de la congruencia ideológica y la solvencia ética. Va quedando lo desnudo, la miseria desnuda de un poder contradictorio que se aproxima a las fronteras del cinismo, donde la izquierda se corre a la derecha…