“Antes de ser novios, él tenía una novia, me decía que estaba enamorado de mí pero que no podía dejarla porque estaba muy enferma y que no resistiría que él la dejara”… Cifras de la Organización Mundial de la Salud indican que cerca de 19 millones de adolescentes han sido víctimas de violencia por parte de su pareja antes de los 20 años
Texto y fotos por Anashely Elizondo / ZonaDocs
Recuerdo la primera vez que lo vi, teníamos 15 años y una clase en común. No sé qué me atrapó de él pero tenía ganas de conocerlo. Nunca había tenido un novio, al menos no uno como el que veía en las películas, alguien con quien salir a pasear, al cine, alguien que conociera a mi familia y me comprara flores, “¿Podría él ser mi novio? Tiene una camisa de uno de mis cantantes favoritos, yo creo que tal vez somos almas gemelas.” *
Datos de la Organización Mundial de la Salud, señalan que las mujeres mayores de 14 años y menores de 20 son las más afectadas por violencias generadas por su pareja (hombres, en su mayoría), provocando daños irreversibles, como depresión, ansiedad, dependencia emocional, alejamiento de sus círculos sociales y familiares, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, entre otras. Según la OMS, sufrir violencia dentro de un noviazgo a temprana edad aumenta el riesgo de sufrir violencia en la vida adulta que puede terminar, en el peor de los escenarios, en la peor de las violencias: el feminicidio.
Antes de ser novios, él tenía una novia, me decía que estaba enamorado de mí pero que no podía dejarla porque estaba muy enferma y que no resistiría que él la dejara. Nunca lo entendí, nunca me dijo lo que ella padecía, sí, era muy delgada y pequeña, pero era inteligente y viva, sonría mucho. Lo sé porque las comparativas entre nosotras me atormentaban, yo no entendía porque decía que me quería si estaba con otra persona, pero no dije nada, me dejé llevar. Tardamos casi dos años en formalizar, en esos meses de noviazgo, me hablaba de una chica de la que siempre estuvo enamorado y a los pocos días me contó que se besó con ella. A mi nunca me habían sido infiel, no entendía por qué pero me sentía “poca cosa”. Igual lo perdoné, volvimos a estar juntos.
Según expertos, la violencia que más se replica dentro de las relaciones entre jóvenes es la psicológica, ya que es muy fácil naturalizarla y ocultarla, esta consiste en manipulación emocional, desvalorización, aislamiento social, control y vigilancia, entre otros.
No le caían bien mis amigos y creo que a veces yo tampoco, no le gustaba mi música, ni mi forma de vestir. Era celoso con los hombres cercanos a mí pero no me permitía poner en duda su amor.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cerca de 19 millones de adolescentes han sido víctimas de violencia física, psicológica y/o sexual por parte de su pareja antes de los 20 años de edad. En Jalisco, datos aportados por la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh), indican que 71.9 por ciento de las mujeres mayores de 15 años han padecido algún tipo de violencia.
“Todo el mundo lo hace y si peleamos tanto es porque nosotros no lo hacemos, piénsalo, es necesario, somos una pareja”, decía mientras trataba de convencerme de tener relaciones sexuales. Estaba enamorada, quería estar con él pero tenía mucho miedo; a un embarazo, a una infección, a cualquier consecuencia que el sexo pudiera dejarme. Pero me convencía siempre y con todo y el miedo terminabamos teniendo relaciones. Al finalizar o incluso en el acto, me dolía todo el cuerpo y él lo notaba, varias veces me hizo llorar y se disculpaba, yo no entendía si eso era lo que tenía que sentir y me daba mucha vergüenza preguntar.
En muchos de los casos, las víctimas de violencia no logran identificar que están siendo agredidas, puesto que están acostumbradas a vivir en un ámbito hostil dentro de casa, normalizando las conductas nocivas de sus parejas; es por esto que se recomienda a los padres estar muy alertas a los comportamientos de sus hijos, así como a la manera en la que convive con su pareja.
Todo me indicaba que el amor era perdonar, “las personas se equivocan pero eso no las hace malas, no significa que no nos quieran.” Le perdoné cosas que nunca creí perdonar (mentiras, infidelidades, traiciones, me obligué a tener relaciones sexuales, aguanté comparaciones constantes y sus inseguridades) y según yo, el amor tendría que haber aguantado mucho más.
Para la OMS, es urgente fortalecer los servicios de apoyo y las medidas de prevención temprana adaptadas a los adolescentes, junto con medidas para promover la capacidad de acción y los derechos de las mujeres y las niñas, desde programas escolares que eduquen tanto a niños como a niñas sobre relaciones saludables y prevención de la violencia, hasta protecciones jurídicas y empoderamiento económico.
Tuvieron que pasar varios años para poder salir de esa relación, la terapia y el apoyo de mis padres fueron fundamentales para dejarlo. Yo era dependiente emocional de él y aunque ya nos habíamos dejado antes, siempre encontrábamos la manera de volver. No recuerdo cuál fue el detonador, simplemente no quería que el tiempo siguiera pasando, estaba distanciada de mis amigos y sentía que nadie podía quererme, fue esperanzador darme cuenta de que no era así.
La vulnerabilidad de las mujeres jóvenes y los ideales del amor romántico replicados en el hogar, en la televisión, revistas y redes sociales son el combo ideal para entrar en una relación abusiva, es importante mencionar que la inexperiencia de esa edad es otro factor para ser víctima pero también victimario. Es nuestra responsabilidad educar a las nuevas generaciones para erradicar cualquier tipo de violencia dentro de sus relaciones afectivas y sobre todo, brindar las herramientas para identificar cuando una persona comienza a lastimar; el amor no duele, no lastima y aunque todas las relaciones tienen altos y bajos, nada vale más que el autoestima y la integridad física y mental.
El modelo patriarcal impuesto en nuestra sociedad, ha forzado a los hombres a moldearse a su conveniencia, creando desde jóvenes, a machos con la idea de que lastimar es lo normal, que lo violento es biológico y a sentir una enorme preocupación por el rechazo, ya sea de otros hombres o de mujeres que no se doblegan ante sus necesidades, por lo tanto, su deconstrucción temprana es esencial para generar nuevas y mejores formas de relacionarnos.
En Jalisco, cualquier tipo de violencia de género puede ser denunciado a través del 911.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Zona Docs que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.
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