Decenas de personas migrantes caminaron por el bordo del río Bravo la madrugada de este miércoles en busca del marcador 36 del límite fronterizo, aseguraban que por ese lugar les dejarían ingresar a Estados Unidos por ser Día Internacional del Migrante. Nada de eso ocurrió.
Por Blanca Carmona / La Verdad Juárez
Ciudad Juárez– La ilusión de cruzar a Estados Unidos se desvaneció con el amanecer para decenas de personas extranjeras varadas en la ciudad, quienes aseguraban que este miércoles 18 de diciembre de 2024 el gobierno de ese país les abriría la puerta número 36 del muro fronterizo para recibirlos sin documentos por ser el Día Internacional del Migrante.
Sin embargo, los migrantes fueron dispersados con gas pimienta, por soldados texanos y al menos una persona sufrió una afectación a su salud.
Cerca de las 2:30 de la mañana de este miércoles, las personas –en su mayoría de Venezuela, Honduras, Ecuador y Colombia–, comenzaron a reunirse en la zona centro de la ciudad, sobre la avenida Francisco Villa.
Primero se desplazaron hacia al puente internacional Paso del Norte, ahí buscaron cruzar hacia Estados Unidos, pero tras hablar con el personal de seguridad supieron que no tenían posibilidades de utilizar ese cruce para internarse a El Paso, Texas y se fueron caminando al bordo del río Bravo, hasta el marcador fronterizo número 36.
Alrededor de las 4:30 de la mañana, el grupo, conformado por hombres, mujeres, con niños e incluso bebés en brazos, llegaron al bordo del río. Como pudieron cruzaron el caudal al lado estadounidense hasta topar con el alambrado de púas instalado por la Guardia Nacional de Texas, desde hace dos años, y ahí suplicaron a gritos por una oportunidad para que los dejaran entrar.
“Queremos pasar, por favor. Déjenos pasar”, “por favor, ayuda… traemos niños, por favor”; “por favor, pónganse la mano en el corazón… tenemos familia como ustedes”, “apoyen, abran la puerta”, gritaron frente a los elementos estadounidenses que portaban armas.
“Hoy es el día del migrante y pues queremos pasar pa’ allá, pa’ Estados Unidos para buscar un mejor futuro de mis hijos… Ayer en la tarde venimos a lograr pasar y las mismas autoridades de Estados Unidos dijeron que hoy iban a abrir las puertas y que nos iban a dar una oportunidad, a eso venimos. Incluso cuando llegamos nos estaban disparando de esas balas, de goma”, dijo Jefrin, de Honduras, quien viaja en compañía de su esposa, su hija de cinco años y su hijo de cinco meses, nacido en Chiapas, México.
“Queríamos pasar simplemente por el Día del Migrante, pero no abren nada… nos está matando el frío. Vamos a esperar o será regresarnos para otro lado, por otra frontera”, dijo Carlos de Venezuela quien perdió sus zapatos en el caudal del río Bravo y tuvo que soportar una temperatura de unos 3 grados centígrados y el gélido viento que provocó una sensación térmica de menos 1 grado.
Inicialmente los soldados de la Guardia Nacional de Texas estuvieron solo observando, pero después de unas horas dispararon gas pimienta contra el grupo, sin importar la presencia de infantes.
“Mierda están tirando gas pimienta, coño que ahí están los niños, coño que bandera, vale… le tiraron gas a la niña en la cara”, expresaron algunos de los extranjeros.
Tras ser gaseados, varias de las personas optaron por regresar al lado mexicano. Para ello se metieron al caudal del Río Bravo, salieron con la ropa mojadas hasta el pecho, temblando de frío y muchos descalzos.
Los niños titiritaban de frío al mismo tiempo lloraban. Las lágrimas, el escurrimiento nasal y el agua cubrían sus rostros.
Desolados los padres intentaban tapar a sus hijos con cobijas o ponerles la muda de ropa que traía en las mochilas que previamente habían sostenido en alto para evitar que se mojaran.
Los gritos y el llanto privaban en el lugar. Un hombre cayó al piso y empezó a convulsionarse. Varios de los extranjeros se arremolinaron alrededor de él para tratar de ayudarlo, y los gritos pidiendo ayuda se intensificaron.
A unos metros de distancia personal del Instituto Nacional de Migración (INM) permanecía a la expectativa, a pesar de los gritos de auxilio ninguno de los funcionarios públicos se acercó a prestar ayuda.
Un periodista de Japón, que daba cobertura al hecho, optó por quitarse la chamarra y cederla para que el extranjero fuera cubierto pues otras personas intentaban quitarle la ropa mojada al mismo tiempo que lo sostenían para evitar que se lastimara por los movimientos espasmódicos e incontrolables que continuaban.
Al migrante le quitaron casi toda la ropa mojada, le dieron masajes para calentarlo y lo cubrieron con una chamarra y con unas cobijas, pero no reaccionaba. Varias personas trataron de comunicarse al 911 para pedir una ambulancia. Debido a que no llegaron de forma inmediata los paramédicos, el grupo de periodista de Japón y otros migrantes optaron por cargar al afectado para llevarlo al vehículo de los reporteros donde encendieron la calefacción, minutos más tarde el migrante fue llevado a recibir asistencia médica.
“Nos dispararon con bombas lacrimógenas mami para sacarnos de ahí, nos hicieron conteo de que si no salíamos nos disparaban… que no tocáramos la cerca, que nos daban un minuto para salir de la zona si no iban a disparar y comenzaron a disparar. El gas duele mucho en la garganta, te raspa y más el frío del río que uno lo cruza, es muy fuerte, estar mojado puede agarrar hipotermia como el muchacho que no se puede despertar, esta convulsionando”, expresó una mujer de Venezuela que prefirió omitir su nombre.
Cerca de las 8 de la mañana, varios de los migrantes empezaron a retirarse, otros se quedaron tirados esperando recuperar la temperatura corporal mientras a la distancia eran observados por agentes del INM.
Unos 30 minutos después llegó un grupo antimotín de la Guardia Nacional, que hasta el cierre de esta nota se mantenía en el sitio.
Junto al bordo del río Bravo permanecieron cerca de 60 personas migrantes en espera de una oportunidad de entrar a Estados Unidos.
Una vez más, la desinformación movilizó a migrantes que intentan cruzar a Estados Unidos sin documento, por esta comunidad fronteriza
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