El comercio internacional atraviesa una transformación profunda, y la política arancelaria de Trump—ya sea una táctica fiscal, una carga social o una estrategia monetaria—será un factor clave en su evolución en los próximos años
Por José Mario Sánchez Soledad
La política arancelaria de Donald Trump ha sido uno de los temas más debatidos en la economía global desde su primera presidencia. Ahora, con su regreso a la Casa Blanca, vuelve a estar en el centro de la discusión. Su estrategia de imponer aranceles a bienes importados—particularmente a productos chinos y, recientemente, a los socios del T-MEC—se ha justificado en parte por su discurso sobre el combate a las drogas y la migración. Sin embargo, también puede interpretarse desde otros ángulos.
Más allá de la retórica oficial, la política arancelaria de Trump podría funcionar como un mecanismo para implementar un impuesto al consumo disfrazado, como una carga fiscal oculta para la clase media, o incluso como una maniobra para proteger la hegemonía del dólar en un mundo donde su dominio es cada vez más cuestionado.
Cada una de estas interpretaciones tiene fundamentos válidos y consecuencias distintas. En este análisis, exploramos estos tres enfoques y sus posibles implicaciones.
1. ¿Un IVA Disfrazado? Un Impuesto al Consumo que Permite Bajar el ISR
A diferencia de la mayoría de los países, EE.UU. no cuenta con un impuesto al valor agregado (IVA) a nivel federal. Sin embargo, los aranceles pueden actuar como un impuesto al consumo indirecto: al encarecer los bienes importados, las empresas trasladan los costos a los consumidores, generando una recaudación que va directamente al gobierno.
Bajo este esquema, la estrategia podría ser la siguiente:
1. Aumentar aranceles en un primer momento, comenzando por países clave como China y los socios del T-MEC, y luego extendiéndolos de manera controlada al resto del mundo.
2. Renegociar el T-MEC para asegurar que México y Canadá queden en una mejor posición relativa respecto a otros socios comerciales.
3. Aplicar aranceles a más países, creando un esquema donde prácticamente todo lo que EE.UU. importa lleva un costo extra.
4. Reducir el impuesto sobre la renta (ISR), utilizando la recaudación de aranceles como compensación.
El resultado sería un sistema tributario donde el peso fiscal recae más en el consumo y menos en los ingresos personales y corporativos. Esto podría hacer que EE.UU. sea más atractivo para la inversión y manufactura local, pero también podría generar presiones inflacionarias.
El principal riesgo de este modelo es que la carga fiscal termine afectando desproporcionadamente a la clase media y baja, quienes destinan un mayor porcentaje de sus ingresos al consumo.
2. Un Impuesto a la Clase Media: Carga Silenciosa y Riesgo de Estanflación
Desde otra perspectiva, la política arancelaria de Trump no sería más que un impuesto encubierto a la clase media estadounidense. Como han señalado líderes empresariales, incluidos el CEO de Carlyle y la CIO de Soros Investment, el impacto de los aranceles en los precios sigue un patrón de encarecimiento progresivo.
El razonamiento es el siguiente:
• Los aranceles encarecen los bienes importados, aumentando el costo de vida.
• Como EE.UU. es una economía altamente dependiente de las importaciones, el impacto se siente de inmediato.
• Las empresas, al no poder absorber todos los costos, los transfieren a los consumidores finales.
• Aunque el efecto inflacionario no genera una espiral descontrolada, sí provoca un alza de precios que erosiona el poder adquisitivo de la clase media.
El peligro aquí es la estanflación: un escenario en el que la economía se estanca mientras los precios siguen subiendo. Si los consumidores reducen su gasto debido al encarecimiento de los bienes importados, la actividad económica podría ralentizarse, afectando el empleo y la inversión.
Si bien Trump y su equipo pueden estar apostando a que este golpe sea transitorio y que el mercado lo absorba con el tiempo, la historia económica sugiere que estos efectos pueden ser difíciles de revertir.
3. Defensa del Dólar: Un Mecanismo para Mantener la Hegemonía Monetaria
Desde esta perspectiva, Trump utilizaría los aranceles como un instrumento de política monetaria para mantener el dominio de EE.UU. en el comercio internacional y frenar la consolidación de alternativas al dólar.
Algunos elementos clave en esta teoría son:
• China y el bloque BRICS están impulsando acuerdos comerciales sin el dólar, incluyendo el petroyuan, swaps de divisas y comercio en monedas locales.
• La creciente deuda de EE.UU. y su déficit fiscal han debilitado la confianza en el dólar como reserva de valor global.
• Al subir los aranceles, EE.UU. obliga a que más transacciones internacionales pasen por su sistema financiero, ya que los aranceles son cobrados en dólares.
Bajo esta lógica, los aranceles serían una herramienta para asegurar que EE.UU. siga teniendo el control sobre el comercio internacional. Sin embargo, esta estrategia también puede acelerar los esfuerzos de otros países para reducir su dependencia del dólar. Si la tendencia hacia la desdolarización se acelera, EE.UU. podría enfrentar un problema mayor en el mediano plazo.
Conclusión: Una Estrategia Multifacética con Riesgos y Beneficios
Es plausible que la estrategia de Trump combine estos tres elementos:
1. Un impuesto al consumo disfrazado que le permita bajar el ISR y atraer inversión.
2. Una carga fiscal oculta para la clase media, con el riesgo de estanflación.
3. Un mecanismo de defensa del dólar, asegurando su hegemonía en el comercio global.
El éxito o fracaso de esta estrategia dependerá de múltiples factores: la respuesta de los socios comerciales de EE.UU., la capacidad del mercado interno para absorber el impacto y la resistencia del dólar ante los movimientos de desdolarización global.
Para México y Canadá, si bien podrían recibir un trato preferencial en una eventual renegociación del T-MEC, también enfrentarán retos en el corto plazo, especialmente si la estanflación en EE.UU. reduce la demanda de importaciones.
El comercio internacional atraviesa una transformación profunda, y la política arancelaria de Trump—ya sea una táctica fiscal, una carga social o una estrategia monetaria—será un factor clave en su evolución en los próximos años.
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José Mario Sánchez Soledad, empresario e historiador de Ciudad Juárez y consejero nacional de Coparmex.
