Opinión

México y la crisis de respeto a la vida: una mirada a siete años de tragedias




marzo 27, 2025

Los datos no mienten: México vive una crisis de vida, no solo de seguridad o economía. La clase política tiene la responsabilidad de abandonar discusiones estériles y egocéntricas para empezar a gobernar con visión, integridad y responsabilidad intergeneracional

Por José Mario Sánchez Soledad

En los últimos siete años, México ha atravesado una profunda crisis en torno al respeto por la vida humana. Diversos factores —violencia criminal, desapariciones forzadas, negligencia institucional, crisis de salud pública y un discurso político polarizado— han contribuido a un panorama alarmante que evidencia la fragilidad del tejido social y la incapacidad del Estado para proteger a sus ciudadanos.

1. Homicidios: una violencia constante

De 2018 a 2024, México registró alrededor de 236,000 homicidios dolosos, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Aunque en los últimos dos años ha habido una ligera tendencia a la baja, las cifras siguen siendo elevadas. En promedio, 33,000 personas han sido asesinadas cada año, lo que equivale a casi 91 homicidios diarios durante siete años consecutivos. Esta violencia persistente refleja no solo la presencia del crimen organizado, sino también la falta de una respuesta efectiva del sistema de justicia.

2. Desapariciones: el dolor invisible

Las desapariciones forzadas son otra herida abierta. Entre 2018 y 2024, más de 53,000 personas desaparecieron en México, una cifra que, lejos de disminuir, ha ido en aumento. Solo en 2024 se reportaron 13,449 desapariciones, la cifra anual más alta jamás registrada, con un alarmante aumento del 54% en el caso de mujeres y del 76% entre menores de edad. La impunidad y la desorganización institucional han convertido la búsqueda de desaparecidos en una tragedia sin fin para miles de familias.

3. Emigración forzada por la falta de oportunidades

La violencia, la pobreza y la falta de empleo han orillado a muchos mexicanos a abandonar el país. Entre 2018 y 2023, alrededor de 1.2 millones de mexicanos emigraron al extranjero, principalmente a Estados Unidos y Canadá. De estos, más del 82% lo hicieron por motivos laborales, dejando atrás comunidades fragmentadas y una sensación de abandono generalizado.

4. El sistema de salud en crisis

Aunque el COVID-19 provocó más de 333,000 muertes oficialmente (y hasta 800,000 según estimaciones de exceso de mortalidad), otras deficiencias del sistema de salud también han cobrado vidas. La cancelación del Seguro Popular, el desabasto crónico de medicamentos y la falta de insumos hospitalarios han puesto en riesgo la vida de miles de personas. No existen cifras exactas sobre las muertes atribuibles directamente a la falta de atención o medicamentos, pero diversos informes estiman que al menos el 20% de quienes fallecieron en 2022 no recibieron la atención médica necesaria.

5. COVID-19: la tragedia que desnudó al sistema

Durante la pandemia, México se colocó entre los países con mayor mortalidad. Las cifras oficiales hablan de 333,913 muertes, pero organismos independientes y análisis de exceso de mortalidad elevan esa cifra hasta más de 800,000. La gestión de la emergencia sanitaria mostró graves deficiencias en infraestructura, planeación y transparencia, agravando la pérdida de vidas.

6. Un hueco poblacional y económico que compromete el futuro

Esta crisis de respeto a la vida ha generado no solo sufrimiento humano, sino también una peligrosa distorsión demográfica. Si se hace un análisis honesto y se suman los asesinatos, las desapariciones, las muertes por negligencia médica, la pandemia y la emigración, se puede estimar que México ha perdido entre 4.5 y 11 millones de personas en los últimos siete años, entre los que murieron o se fueron del país. Este vacío poblacional afectará inevitablemente la base fiscal y económica de la nación.

Las consecuencias serán severas: una base laboral debilitada, menos contribuyentes, menos consumo interno y una presión insostenible sobre los sistemas de pensiones y salud pública. Las futuras generaciones enfrentarán enormes retos para sostener un sistema fiscal y social que hoy ya muestra signos de agotamiento.

7. La vida no se defiende solo desde un ángulo

En este contexto, es erróneo reducir el debate sobre la vida exclusivamente al tema del aborto. La problemática en México no es solo la interrupción del embarazo, sino una falta generalizada de respeto a la vida humana en todas sus etapas. Desde los bebés no nacidos hasta los adultos abandonados por el sistema de salud o víctimas de la violencia, el país ha normalizado la muerte como parte de la vida cotidiana.

Además, la discusión centrada únicamente en los derechos de la mujer —sin hablar de la vida del bebé— también contribuye a este debilitamiento poblacional. La polarización del discurso impide construir una visión integral de los derechos humanos, donde tanto la dignidad femenina como la del ser en gestación puedan convivir y ser protegidas sin contradicción.

Conclusión: México necesita gobernar con seriedad

Los datos no mienten: México vive una crisis de vida, no solo de seguridad o economía. La clase política tiene la responsabilidad de abandonar discusiones estériles y egocéntricas para empezar a gobernar con visión, integridad y responsabilidad intergeneracional. Si el país no enfrenta esta situación con seriedad, el daño no solo será moral y humano, sino también estructural, económico y posiblemente irreversible.

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José Mario Sánchez Soledad, empresario e historiador de Ciudad Juárez y consejero nacional de Coparmex.

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