La izquierda instalada en el poder ha abandonado las luchas profundas de la izquierda en América Latina, que son las piezas para construir una mecánica del poder más justa y un motor histórico alterno a las violencias heredadas del neoliberalismo, el machismo, el racismo, la homofobia, la transfobia y el crimen organizado en México
Por Leonardo Meza Jara
Durante el siglo XIX, Carlos Marx deconstruyó la maquinaria de dominación capitalista y planteó la posibilidad de construir una maquinaria diferente, basada en los beneficios colectivos y la justicia social. Marx desarmó pieza por pieza, la maquinaria de dominación capitalista y explicó a profundidad su funcionamiento.
Posteriormente, usando esas mismas piezas y pensando desde una lógica distinta, Marx planteó la posibilidad de construir una maquinaria histórica alterna, que atendiera las demandas de todos y todas. “El capital” plantea una serie de caminos para desarmar al motor histórico del capitalismo y construir un motor diferente, basado en las demandas de los(las) oprimidos(as).
La maquinaria histórica del capitalismo tiene como objetivo la acumulación incesante de la riqueza en unas cuantas manos y, la explotación de millones de seres humanos que reciben salarios miserables. La maquinaria histórica de las luchas de la izquierda pretende atender las demandas de la clase obrera, las mujeres, las poblaciones indígenas, las minorías sexuales, las madres buscadoras, etc. Ante la maquinaria de las violencias neoliberales del siglo XXI, se requiere plantear una maquinaria alternativa, que parta de las luchas históricas de la izquierda en América Latina.
Aquí cabe preguntarse: ¿La izquierda que arribó al poder en México, atiende las causas profundas de la desigualdad económica, la violencia de género, la marginación racial, la exclusión de las minorías sexuales, la violencia relacionada con los casos de los desaparecidos, etc.? ¿La izquierda partidista ha construido una maquinaria histórica que plantee alternativas ante la desigualdad, la injusticia y la opresión? ¿La operación de Morena y la 4T, está construyendo un motor diferente de la historia que atienda las demandas de la izquierda latinoamericana?
La izquierda partidista en el poder no se ha ocupado por construir un motor diferente de la historia, que reconfigure la mecánica del poder, que atienda las demandas de los obreros, las mujeres, las poblaciones indígenas, las minorías sexuales, las madres buscadoras, etc. En la coyuntura que camina sobre el mes de marzo de 2025, la izquierda instalada en el poder ha abandonado las luchas profundas de la izquierda en América Latina, que son las piezas para construir una mecánica del poder más justa y un motor histórico alterno a las violencias heredadas del neoliberalismo, el machismo, el racismo, la homofobia, la transfobia y el crimen organizado en México.
La izquierda partidista está instalada en una cosmética del poder, que tiene como propósito conservar los espacios conquistados electoralmente. La cosmética del poder, maquilla el rostro de la izquierda para mantener las estadísticas de aprobación gubernamental y las preferencias electorales. La cosmética del poder acicala la imagen de la presidenta para embellecerla ante la opinión pública. La cosmética del poder administra los daños mediáticos y margina las causas políticas, pondera lo pragmático y desestima lo ideológico, se enfrasca en lo inmediato y abandona las luchas de la izquierda que se proyectan históricamente a largo plazo.
La estrategia de la cosmética del poder que es utilizada por Morena y la 4T, está detrás de las descalificaciones y las maniobras para impedir las luchas de las madres buscadoras en Teuchitlán, forma parte de la protección gubernamental otorgada al exgobernador Cuauhtémoc Blanco que es acusado por violación, se refleja en la negación por reformar la Ley del ISSSTE-2007 que mediante el mecanismo las Afores enriquece a unos cuantos y destina a millones de maestros(as) a una vejez sumida en la miseria.
La cosmética del poder es un abandono de la mecánica de la historia, que traerá consecuencias imprevisibles para la izquierda mexicana en el corto y largo plazo.
