Leobardo Alvarado
Activista y gestor cultural
La Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz, tiene el gran reto de transparentar lo que sucede en la policía y las decisiones que sobre la seguridad para la ciudad se están tomando en ese espacio.
De acuerdo con los boletines que emite la presidencia municipal de Juárez, los trabajos de intercambio de información que allí se llevan a cabo “han permitido generar un reporte de la situación actual de Ciudad Juárez, el cual es enviado a la Mesa Central de Inteligencia en la Ciudad de México, permitiendo que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador tenga al alcance toda la información de interés para la generación de políticas públicas”.
Sabido es que les cuestiones de seguridad por su delicadeza deben ser tratadas con cuidado. Pero ello no implica resguardar toda la información. Un tema de suma importancia es el de las potenciales violaciones a los derechos humanos que se podrían estar cometiendo en la ciudad, resultado de un desproporcionado uso de la fuerza policial.
Aunque en la mesa participa la Comisión Estatal de Derechos Humanos, no sabemos si se están o no presentando en ese espacio las quejas ciudadanas o lo que se publica en medios, ante las acciones que estarían realizando los policías y que probablemente hayan violentado los derechos de las personas.
Es obligado saber cómo el poder militar convocado para ejercerse en tareas de seguridad pública estaría impactando en la sociedad. No debe por ningún momento olvidarse la historia de terror que en esta ciudad tenemos con la militarización.
A continuación, algunos hechos que explican por qué esta necesidad:
El día 10 de diciembre, alrededor de las tres de la tarde, en la calle Hidalgo, atrás de la presidencia vieja, la policía utilizó la llamada “revisión de rutina” para esculcar una camioneta propiedad de una persona que sólo andaba haciendo las compras para su trabajo. No sólo eso, sino que ha esta persona le acompañaban una mujer y dos jóvenes que tuvieron miedo y sufrieron porque la policía se quería llevar a uno de los muchachos a la patrulla. Finalmente, el titular de la camioneta logró convencerlos de que el joven era alguien que le acompañaba a él por lo que lo dejaron ir. A esta persona la policía no le había tocado, pero así contó sobre sus amigos: “A mí nada, pero a él lo quisieron llevar a la patrulla para una revisión, pero les dije que andaba conmigo. Y nomás le hicieron unos tocamientos para ver si traía alguna arma”.
Por supuesto, las vejaciones que sufrieron y el temor, más el exceso de tiempo que implicaría denunciar, ha hecho que prefieran quedarse así; es decir, con la violación a sus derechos de la que fueron objetos que no sujetos.
El otro hecho al que nos referimos es el que ha sido documentado por diversos medios, donde a raíz del reciente asesinato del político Hiram Contreras, se detuvieron, por parte de la policía municipal, a cinco personas, pero resulta que más bien parece sucedió un excesivo uso de la fuerza policial y la manera en que resolvieron animó la violación de los derechos de las personas.
La información publicada en los medios no permite saber lo que sucedió, y las autoridades no han dado a conocer con claridad los hechos y tampoco si hay continuidad en las denuncias que se dice, los afectados habrían presentado (http://cort.as/-CwGv).
El último caso y que ya tiene tintes políticos en tanto se avizora una amenaza latente, es lo que sucedió al Colectivo Veterania. Allí en donde dos días seguidos acudieron a este espacio policías federales y militares. Primero, el viernes 14 de diciembre, alrededor de las 3 de la tarde policías federales en patrullas signadas como de la Gendarmería Nacional estuvieron apostados, intimidaron e hicieron fotografías del lugar; segundo, el sábado alrededor de las 12 de mediodía hicieron lo mismo, pero ahora fueron los soldados.
Informa el Colectivo Veterania, que incluso los militares fotografiaron a una persona que iba llegando al espacio en cuestión. Esto no puede dejarse pasar porque es público que allí han sesionado un gran número de personas que están preocupados ante la re-militarización de la ciudad. Si como el gobierno federal ha dicho, estamos en un nuevo régimen democrático, entonces el derecho a disentir no debe ser intimidado.
Lo que aquí mencionamos ilustra la necesidad de transparentar lo que en la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz y la policía está sucediendo; sobre todo, cuando se da a conocer que lo que se entrega es “un informe respecto a las acciones de seguridad y vigilancia emprendidas en las últimas 24 horas, destacando las labores implementadas en los sectores Centro, Valle y Universidad”. (http://cort.as/-CwGp).
Sin ser acucioso en el tema esto es lo sabido a pincelazos. Aún sin tener toda la información, es claro que es desde la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz que se tendría que explicar lo que está sucediendo, y si es necesario, asumir responsabilidades. Son momentos en que la credibilidad fácilmente queda en entredicho.
Diariamente las y los ciudadanos juarenses debemos saber con puntualidad que está sucediendo, precisamente, para no caer en la ola de miedo que ya conocemos se genera cuando la idea de lo militar se activa para estar en la calle en cuestiones de seguridad pública.
No parece correcto ahora erosionar la legitimidad y confianza que el gobierno federal ganó en las pasadas elecciones. Ciertamente, han dicho que será en marzo próximo cuando se pregunte a la ciudadanía si desea o no una Guardia Nacional que tendría carácter militar. Ya seremos las y los ciudadanos quienes nos organicemos y participemos en tal encuesta en su momento. Ojalá fuera oponiéndose a que sean los militares quienes tengan en sus manos la seguridad pública; sin embargo, esa será una decisión de la gente. Tal decisión, por supuesto, se espera realmente suceda en un contexto democrático.
Mientras tanto, para avanzar es importante la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz construya un mecanismo mediante el que sepamos dónde se podrían estar cometiendo violaciones a los derechos humanos. Cuántas veces se está aplicando la “revisión de rutina”. Porque insistimos, este tipo de acciones fácilmente erosionan la credibilidad y la legitimidad, sobre todo, porque en esta ciudad la gente tiene miedo y esto es porque ya ha pasado por una ola de terror provocada por las políticas sustentadas en lo militar.
JUÁREZ, UNA CIUDAD DE DERECHOS.
luitbard01@gmail.com