Tejidos Solidarios reúne a seis familias de los estados de Michoacán, Sinaloa, Chihuahua y Oaxaca. El colectivo se propone generar alianzas para combatir la inacción de las autoridades e impedir que los crímenes queden impunes
Por Analy Nuño/ A dónde van los desaparecidos*
Ciudad de México- Frente a la impunidad y la invisibilización de los crímenes contra periodistas en México, un grupo de familiares ha decidido levantar la voz y sentar un precedente en el país a través de Tejidos Solidarios, la primera red nacional de familias de periodistas asesinados y desaparecidos.
La red surge ante la necesidad de “acompañar y defender” a las familias de periodistas víctimas de la violencia, con el objetivo de generar alianzas para combatir la inacción de las autoridades. Se ideó también a partir de una pregunta: en un país que, desde el 2000, suma más de 150 periodistas asesinados y 35 desaparecidos, ¿por qué no existe un colectivo de familiares que exijan justicia y se acompañen, como sucede en el caso de las personas desaparecidas?
“Es importante que surja una red de familiares de personas periodistas asesinadas y desaparecidas en México porque también tenemos mucho que exigir. El Estado tiene una deuda no nada más con las y los periodistas [víctimas], sino también con nosotras, las familias que estamos en la búsqueda de justicia”, afirma Griselda Triana, viuda del periodista Javier Valdez Cárdenas.
A diferencia de los colectivos de familiares de personas desaparecidas que han surgido en todo el país de forma espontánea para enfrentar los estragos de la llamada “guerra contra las drogas” impulsada por el presidente Felipe Calderón en 2006, la integración de la red es resultado de un trabajo formativo de tres años realizado por la organización Propuesta Cívica, que asesora en la exigencia de justicia y reparación del daño a familias de periodistas víctimas de la violencia.
En vísperas del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se conmemora el 3 de mayo, este jueves se presenta públicamente la red conformada por esposas, hijos, hijas y hermanas de seis periodistas víctimas de la violencia en Michoacán, Chihuahua, Sinaloa y Oaxaca. Tres han desaparecido: José Antonio García Apac, el 20 de noviembre de 2006; Mauricio Estrada Zamora, el 12 de febrero de 2008, y Ramón Ángeles Zalpa, el 6 de abril de 2010, y tres fueron asesinados: Miroslava Breach Velducea, el 23 de marzo de 2017; Javier Valdez Cárdenas, el 15 de mayo de 2017, y Gustavo Sánchez Cabrera, el 17 de junio de 2021.
“Tenemos la claridad de que debemos estar bien nosotras para poder seguir, continuar en la búsqueda de justicia”, indica Triana. “Si nosotras no estamos bien, si no nos preparamos, si no tenemos acceso a la información o si no tenemos a una organización como la que nos acompaña, pues la situación es mucho más compleja”.
Activista y periodista, Triana, quien junto con sus hijos vivió un desplazamiento forzado tras el asesinato de Valdez Cárdenas y desde hace seis años reside en la Ciudad de México, explica que frente al alto índice de violencia contra quienes ejercen el periodismo en el país es necesario que las familias se organicen para que todos los casos sean atendidos con la misma diligencia por parte de las autoridades, ya que actualmente algunos reciben una gran atención —como sucedió con los asesinatos de su esposo y de Miroslava Breach Velducea—, mientras que otros son ignorados.
A este hecho se agrega el arduo camino en la búsqueda de justicia de los familiares, que a menudo son revictimizados, al ser violentados por las autoridades y, en ocasiones, por los mismos autores intelectuales y materiales de las desapariciones y asesinatos de sus seres queridos.
“Hay familias perseguidas, amenazadas y desplazadas de forma forzada de sus comunidades de origen, familias que enfrentaron la omisión, la indolencia y la impunidad del sistema judicial mexicano. Después de estas experiencias se identificó la importancia de la articulación [de la red]”, señala Triana.
La misión de la red es “acompañar y defender a familias de periodistas víctimas de desaparición y asesinato a través de una estrategia integral de intervención con los enfoques psicosocial, psicoemocional y psicocultural e interseccional, encaminada al fortalecimiento y desarrollo de mecanismos de resiliencia de familiares que se encuentran en la lucha por el ejercicio pleno de sus derechos de protección, verdad, justicia y reparación integral”, mientras que su visión es “contribuir a la consolidación de mecanismos de acompañamiento y afrontamiento para familiares de periodistas asesinados y desaparecidos en México, al tiempo que continúan con sus procesos de búsqueda de verdad, justicia y reparación integral”.
“Hay familias de periodistas asesinados en muchas regiones del país, necesitamos vincularnos y coordinarnos para poderles brindar acompañamiento. Eso nos va a llevar a documentar los casos, pero también a realizar investigación. Necesitamos tener incidencia política y promover obviamente la capacitación y la formación. Por ejemplo, algo que se está detectando en este momento es cuáles son las necesidades formativas de cada una de las familias integrantes que formamos parte de la red. No hay una escuela para víctimas que te diga qué es lo que tienes que hacer, cómo tienes que actuar. Es un proceso formativo permanente”, agrega Triana.
Una de las acciones de la red, como se apuntó, está relacionada con la investigación de los casos, pues aunque la mayoría de las familias de periodistas victimas de desaparición o asesinato cuentan con asesoría legal gratuita y acompañamiento de alguna organización, en muchos casos desconocen el procedimiento, los avances e incluso la carpeta de investigación.
“Hay que coordinar las acciones con autoridades y con organizaciones de la sociedad civil que brindan acompañamiento legal”, precisa Triana. “Por ejemplo, hay familias que reciben acompañamiento legal gratuito, pero entonces muchas veces no les dan seguimiento a los casos. Va a ser importante coordinarnos con las organizaciones que representan a estas familias para que avancen, para que las familias vean que el acompañamiento a los casos de periodistas asesinados no tiene por qué ser selectivo”.
Y agrega: “Documentamos, por ejemplo, que cuando matan a un periodista, los primeros dos, tres días, a lo mejor una semana, tienen la visita de las autoridades, de las fiscalías y todo para documentar el caso. Pero después ya no vuelven. No vuelven a buscar a las familias; entonces, ellas solas, por sus propios medios, están buscando allegarse información relacionada con el caso y muchas al paso del tiempo mejor desisten”.
En la coordinación e impulso para que los casos sean investigados será clave la incidencia política que puedan lograr las familias que conforman la red, las cuales pretenden buscar acercamientos con las autoridades, las fiscalías y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, entre otras instancias.
“Sabemos que nos vamos a enfrentar al monstruo de la impunidad. Nos gustaría que las autoridades voltearan a vernos, que nos permitan, que nos den la oportunidad de poder resolver muchas cosas. Lo que necesitan las familias es atención, un acompañamiento para resolver las necesidades más básicas que tienen con relación al acceso a la justicia; obviamente, vamos a necesitar de la solidaridad, de la sororidad, de la empatía, no nada más del gremio periodístico, sino también de las instancias a las que les corresponde velar por el bienestar de las víctimas”, afirma Triana.
Esta incidencia política será fundamental también frente a las omisiones de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) que, con frecuencia, no investiga los casos por considerar que el crimen del o la periodista no se relaciona con su trabajo informativo.
“De manera formal no los atrae [la FEADLE] desde el principio. Y la mayoría de los casos nunca los atrae. O sea, se quedan en las fiscalías estatales; entonces, con esto obviamente que para las familias se ausenta cada vez más la posibilidad de tener acceso a la justicia. Ese es un problema muy grave”.
Compartir el riesgo
¿Qué tengo que hacer si te pasa algo?, recuerda Triana que le preguntó a su esposo una tarde de 2017 en la casa donde vivían con sus hijos en Sinaloa. La respuesta de Valdez Cárdenas fue contundente, seca: Nada, no hagas nada.
Han pasado casi seis años desde su asesinato y para Triana resulta claro el vacío y la indefensión en que se deja a la familia cuando un periodista, pese a saber que está en riesgo, no habla del tema, con la justificación de protegerla y evitar preocuparla.
“A las familias nos dejan una gran responsabilidad porque la mayoría no sabemos qué hacer, no sabemos a quién acudir. De eso tenemos que hablar, eso también lo tenemos que discutir. No tiene por qué ser un tabú o sacarle la vuelta. Es importante que las y los periodistas reflexionen sobre esta situación de que no nos deben dejar a las familias sin mayor información para que nosotras podamos tomar decisiones, que lo hablen con la persona de más confianza dentro de la familia”, señala.
Urge a que este tema se discuta en los encuentros de periodistas. “¿Qué tienen que hacer las familias cuando asesinan a un periodista? Es un tema que no tocan y no porque no quieran, sino porque se resisten y ese es un problema porque, tratándose de una labor de alto riesgo, es un tema que incluso, creo yo, ni al interior, en la intimidad de las familias, se aborda: qué es lo que hay que hacer después de que les matan o les desaparecen”.
La creación de la red Tejidos Solidarios es resultado de un trabajo de tres años de acompañamiento psicosocial y legal que la organización civil Propuesta Cívica ha brindado a familiares de periodistas asesinados y desaparecidos.
Los mensajes y llamadas virtuales a los familiares poco a poco se fueron convirtiendo en reuniones presenciales en las que se compartían experiencias, sentimientos y duelos.
Desde abril de 2022 se han realizado tres encuentros en distintos lugares del país con el objetivo, según Sara Mendiola, directora ejecutiva de la organización, de empoderar a las víctimas para que, a su vez, den apoyo a otras víctimas que se encuentren en situaciones de “alta vulnerabilidad”. Esposas, hermanas, hijos e hijas de periodistas se reúnen durante tres días para realizar actividades terapéuticas como risoterapia, meditación y relajación, y acciones encaminadas al proceso que atraviesa cada persona: su experiencia, su duelo, su plan de vida y su exigencia de justicia.
“Han sido encuentros que nos sirvieron para poder documentar qué queremos hacer”, recuerda Triana. “¿Por qué las familias, por ejemplo, no exigen justicia? Muchas veces deciden no hacerlo, pero porque no tienen información, no tienen acceso siquiera a los procesos legales. Está comprobado que cuando las familias tenemos acceso a información importante relacionada con los asesinatos o desapariciones de nuestros compañeros podemos avanzar más, pero si no la tenemos, ¿cómo vas a exigir? Eso es fundamental y eso nos llevó en algún momento, en esos encuentros, a plantear la necesidad de una red”.
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*www.adondevanlosdesaparecidos.org es un sitio de investigación y memoria sobre las lógicas de la desaparición en México. Este material puede ser libremente reproducido, siempre y cuando se respete el crédito de la persona autora y de A dónde van los desaparecidos (@DesaparecerEnMx).