¿Puede el IMSS responder a su razón de ser y resolver los cuidados de las infancias y brindar auxilio a las 420 trabajadoras y trabajadores usuarios de guarderías afectados por Otis? Quizá, pero no inmediatamente. Lo urgente, como siempre, dependerá de hacer comunidad. Lo urgente será comaternar
Por Celia Guerrero
X: @celiawarrior
Comienzo a escribir esto en mi celular, sentada en una banca de un deportivo cercano a mi casa donde algunos niños entrenan fútbol y me distraen sus gritos. No quiero retrasarme en mis entregas de la Igualada, pero durante semanas no ha sobrado momento para trabajar más que en lo urgente. Estoy con mi hermana y mis dos sobrinos, de 10 y un año y medio. Venimos para que los niños jueguen y nosotras, sus actuales cuidadoras, podamos distraernos unas horas al aire libre.
Usualmente los únicos seres vivos que dependen de mi son unas cuantas plantas y dos gatos —soy una no-madre, se sabe—, pero desde hace una semana la pequeña familia de mi hermana vive refugiada en mi casa, salieron de Acapulco unos días después del huracán Otis, que golpeó el famoso puerto turístico y lo devastó como ningún otro fenómeno meteorológico en su historia.
Mis sobrinos acumulan semanas sin asistir a clases en la primaria o a la guardería; toda su rutina se vio trastocada y la de su mamá, también. Aún cuando su casa se sostuvo en condiciones habitables frente al ciclón que destrozó la mayor parte de la ciudad, a estas alturas aún falta la electricidad, el agua potable, la recolección de basura, por nombrar algunos de los servicios básicos; los víveres escasean, la seguridad física y mental pende de un hilo. No hay condiciones para continuar ninguna rutina, eligen salir, los acogemos en mi casa, son refugiados climáticos en mi departamento. Decido aplazar escribir, no tengo manera de resolver el ejercicio frente a esta emergencia. En este momento, pienso, lo más feminista, lo más humano que puedo hacer es intentar comaternar. La Igualada tendrá que esperar.
Aprovecho para preguntar a mi hermana cómo fue su experiencia como mamá frente al huracán y descubro aspectos poco mencionados, y en mi caso, hasta ignorados. Se habla de la reconstrucción de la infraestructura hotelera, de la reactivación de la economía, del turismo… yo quiero conocer de la experiencia de las mujeres que cuidan, de quienes maternan. Me cuenta que, en los días inmediatos al huracán, ella y una amiga que tiene un hijo de dos meses organizaron una colecta para comprar artículos para bebés. Entonces, todo faltaba para todos pero ¿cuántos pensamos en que era primordial la pomada para rozaduras (porque el calor y la falta de agua potable y pañales fue lo primero que provocó), las toallitas húmedas (un básico, con o sin agua), los baños coloides (esenciales para calmar los malestares de las irritaciones a las pieles sensibles de los pequeños)? Con seguridad lo sabían quienes han maternado o maternan.
“No encontrábamos cosas para bebés. A nosotros porque nos mandaron [de Chilpancingo] leche, la fórmula. Pero, como en esa imagen de internet que dice ‘Cuando eres mamá, te vuelves mamá de todos los niños”, pensaba ¿cómo la estarán pasando otras mamás?”, me dijo.
En redes sociales —que pudo consultar después, cuando salió del puerto— encontró mujeres que publicaban mensajes en los que buscaban desesperadas que alguien les vendiera pañales. Un paquete de los más económicos, los Tikitín, que en el mercado cuestan alrededor de 90 pesos, llegaba a ofertarse hasta en 600 pesos en grupos de Facebook. Y este es solo un ejemplo burdo de una dinámica de supervivencia, inimaginable para muchos, que tuvieron que enfrentar y aún enfrentan quienes maternan en medio de las consecuencias del desastre.
Al mes del huracán, mi hermana volvió a Acapulco con sus hijos. La primaria particular a la que asiste mi sobrina reanudó clases la última semana de noviembre. Pero la guardería del seguro social (IMSS) continúa sin servicio, así como otras nueve en el municipio de Acapulco que atienden a mil 519 niñas y niños, reportó el IMSS. ¿Puede la institución de protección social más importante del estado mexicano responder a su razón de ser, resolver los cuidados de esas infancias y brindar auxilio a las 420 trabajadoras y trabajadores usuarios de guarderías? Quizá, pero no inmediatamente. Hay un “apoyo económico” prometido desde noviembre, que ahora dicen llegará a finales del mes. Lo urgente, como siempre, dependerá de hacer comunidad. Lo urgente será comaternar.