Para las elecciones locales del 2027, si el actual gobierno de Chihuahua no quiere ser testigo de un Tsunami Moreno, deberá ‘ponerse las pilas’ y demostrar que, verdaderamente, es un gobierno humanista y progresista
Por Gerardo Cortinas Murra
En un artículo periodístico publicado en la revista digital ‘sinembargo.mx’ (29-12-2018), se hace referencia a que “el 2018 fue el año en el que el partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) se convirtió en un fenómeno mundial al arrasar en las elecciones del 1 de julio”.
“La fuerza política, con apenas cuatro años con registro, ganó no sólo la Presidencia de la República, sino también la mayoría en el Congreso de la Unión, 19 congresos locales, cinco de las nueve gubernaturas, entre ellas la Ciudad de México –incluyendo 11 de sus 16 alcaldías–, un buen número de presidencias municipales y 10 capitales en juego”.
“MORENA se convirtió en un tsunami que inundó a la política nacional y pintó de guinda el mapa de la República Mexicana por el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, el fracaso de Enrique Peña Nieto y los gobiernos panistas de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa –que antecedieron al mexiquense–, y porque más allá de ser un partido es un movimiento que rescata los valores nacionalistas y estatistas de la República”.
“Ese fenómeno no hubiera sido posible sin el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, hoy Presidente de la República, pero tampoco sin un movimiento social que capitalizó el hartazgo de los mexicanos de las administraciones del PRI y el PAN”.
Para María Eugenia Valdés Vega, investigadora especializada en sistema electoral mexicano y en la izquierda mexicana de la UAM, “el éxito de MORENA no sólo está relacionado con la capacidad para construir alianzas de López Obrador y del desprestigiado Gobierno de Peña Nieto… No puede medirse el éxito como un partido normal, porque no lo es. Es un movimiento mucho más amplio”.
“Al concluir el proceso electoral, López Obrador arrasó con 53.19% de los votos; dejando muy atrás a su rival más cercano Ricardo Anaya, quien obtuvo el 22.27% de los sufragios, menos de la mitad de los que reunió el tabasqueño. Y el candidato del PRI, José Antonio Meade quedó en un lejano tercer lugar con el 16.41%, sepultando con esos números al régimen de Enrique Peña Nieto y el Grupo Atlacomulco”.
“En la Ciudad de México, MORENA ganó 11 de las 16 alcaldías: Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco… Además, ganó cinco de nueve gubernaturas: Chiapas, Veracruz, Morelos, Tabasco y Ciudad de México”.
“El resultado en los congresos locales también fue avasallador. Morena conquistó 19 de 26 congresos que se renovaron en el país: Sonora, Chihuahua, Baja California Sur, Colima, Michoacán, Estado de México, Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Tlaxcala, Ciudad de México, Hidalgo, Veracruz, Durango, Sinaloa, San Luis Potosí y Zacatecas”.
Seis años después, según los datos proporcionados por el PREP del INE, la candidata presidencial postulada por la coalición electoral MORENA-PT-VERDE logró el 60 por ciento de los votos; a diferencia de la candidata presidencial postulada por la coalición electoral PAN-PRI-PRD, quien tan solo logró un 28% de los votos; es decir, una diferencia del 50 por ciento menos que la votación obtenida por Claudia Sheinbaum.
En la elección de Senadores de la República, los resultados preliminares del PREP arrojaron la siguiente votación: un 37 por ciento para los candidatos a senadores de la coalición que abandera MORENA; y el 27 por cientopara los candidatos que abandera el PAN. En cuanto a las diputaciones federales, los candidatos de MORENA lograron una votación superior al 46 por ciento; a diferencia de los candidatos del PAN, con un 30 por ciento.
En las elecciones estatales, los candidatos de MORENA lograron el triunfo electoral en los estados de Chiapas, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
De cualquier manera, los resultados de la jornada electoral deberán de ser confirmados por los consejos distritales federales en toda la República y por los consejos locales en los estados donde se celebraron procesos electorales locales.
Ahora bien, tengamos presente que las alternancias partidistas (cuando el triunfo electoral lo obtiene un candidato presidencial postulado por un partido político diferente al del gobernante en turno (Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y AMLO) en México, son consecuencia lógica de un generalizado hartazgo ciudadano.
Y si bien es cierto que, hoy en día, en varios sectores políticos y empresariales existe una inconformidad en contra de la política de López Obrador; también es cierto, que este reclamo social no abarca a los sectores más desprotegidos de nuestro país. Motivo por el cual, en esta ocasión, no se generó una nueva alternancia partidista; sino más bien, un aval ciudadano para darle continuidad al gobierno de la 4T.
Así las cosas, para las elecciones locales del 2027 en el que habrá de elegirse al nuevo(a) Gobernador(a), si acaso el actual gobierno de Chihuahua no quiere ser testigo de un Tsunami Moreno, deberá ‘ponerse las pilas’ y demostrar que, verdaderamente, es un gobierno humanista y progresista. Estaremos atentos…