¿Pierde México con el T-MEC? No se sabe. El impacto real de las nuevas disposiciones comerciales se conocerá en algunos años. Pero en el recuento se puede decir que hay un ganador: Donald Trump, quien recibió una buena contribución en su propósito de reelegirse
Alberto Najar
Twitter: @anajarnajar
Donald Trump estaba feliz. Muy diferente a hace dos años, cuando endurecía el gesto al hablar del “peor acuerdo comercial” en la historia de Estados Unidos.
Ahora no. En la ceremonia donde firmó el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) el magnate se dio tiempo hasta bromear.
Se veía complacido y tenía razón. El nuevo acuerdo que en algún momento sustituirá al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es una buena noticia este 2020, el año en de su reelección.
Desde la contienda electoral Trump ofreció cambiar el convenio. Inclusive ya como presidente amenazó con cancelarlo si no se modificaba su contenido.
Por eso la alegría de este 29 de enero, cuando en la Casa Blanca estampó su firma. No fue sólo el aval a un nuevo acuerdo sino también el inicio de su campaña
En realidad Trump se colgó una medalla de chocolate. Porque el T-MEC no es, en esencia, muy distinto al TLCAN.
Para Estados Unidos tiene algunas ganancias, como la posibilidad de que las controversias se resuelvan en paneles específicos y en un plazo más corto que antes.
Otro beneficio es que el acuerdo no es permanente, es decir, podrá revisarse cada seis años. Algo que tranquiliza a una parte de los electores del magnate, como agricultores o ganaderos.
Y una ganancia adicional son las reglas de origen en la fabricación de automóviles. Ahora los vehículos que se exporten desde México sin aranceles deberán contener al menos el 75 por ciento de sus partes fabricadas en cualquiera de los países firmantes.
Eso significa más empleos en Estados Unidos y menos tentación de las armadoras para moverse a México, dice Trump. Puede ser, aunque no está claro cuántas plazas representan esta nueva medida.
Donde sí puede haber cambios es en tierras mexicanas. Las nuevas disposiciones obligan a que los sindicatos, especialmente los relacionados con actividades centrales para el T-MEC, elijan libremente a sus representantes.
Eso aplica, por ejemplo, a las organizaciones que tienen contratos con las armadoras y que en su mayoría forman parte de la CTM. Pero también a otras como el sindicato de Telmex, donde su dirigente tiene varias décadas en el cargo.
Una nueva regla es que los trabajadores de empresas exportadoras deben ganar, al menos, el equivalente a 16 dólares la hora. Fue la manera de los sindicatos estadounidenses de paliar la competencia que representa la mano de obra barata.
¿Se podrá cumplir la regla? No hay de otra, porque entre las novedades del T-MEC se encuentra la figura de “expertos laborales independientes”, que en los hechos fungirán como inspectores de Estados Unidos para verificar el cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo mexicana.
Es una parte de la historia. Otra es que, con esta nueva disposición, los sindicatos estadounidenses tienen la posibilidad de presentar demandas contra empresas instaladas en México en caso de que, a su juicio, se violen derechos a los trabajadores.
Y eso sin contar con el riesgo que implica la combinación de ésta regla con otras, como las restricciones para la exportación de acero y la compra de componentes para autos en mercados más baratos como China. La tentación de cerrar empresas puede ser grande.
¿Fue un mal negocio para México? No, porque hubiera sido peor quedarse sin TLCAN. Pero en el balance final el saldo puede que no sea positivo.
En todo caso falta un rato para saber de las consecuencias. El acuerdo debe ratificarse por Canadá y después viene un largo período para hacer los ajustes legales en cada país para que el T-MEC empiece a funcionar.
Eso sí, ya hay un ganador: el Hombre Naranja que presume su medalla de chocolate.