Hernán Ortiz
Académico
Los caminos de la vida IV, no son necesarias las partes anteriores.
Hace muchos, muchos años, en un feudo junto al río, habitó un pequeño conde cuyo apellido era Murguía. Y crecía en su despotismo y en sus decisiones por anécdota hasta que pagó un favor promoviendo un desarrollo a 15 kilómetros de la mancha urbana a favor del empresario chihuahuense Eloy Vallina.
Eloy compró un terreno de 20 mil 344 hectáreas en 5 millones de dólares y luego el gobierno de Patricio Martínez a 12 días de terminar su administración, le compró el 1 % del predio… bueno se lo expropió a un costo de 4 millones 676 mil dólares. El famoso caso de San Jerónimo.
La dinámica es sencilla, la gente paga impuestos, todos lo hacen de perdida en el IVA. Estos impuestos que deberían canalizarse para atender asuntos públicos se desvían en beneficio de unos cuantos, negocios, grandes sueldos inmerecidos, nepotismo y pues, como en la edad media, los súbditos mantenemos a la nobleza señorial.
Pagar impuestos para no ser molestado, más allá que para exigir la atención de asuntos públicos, suena más a una extorsión que a política y sí, así es. El gobierno nos extorsiona y nos dejamos por pendejos o ignorantes, que cada quién elija.
Hoy por ejemplo, estamos pagando un crédito de 348 millones de pesos para atender el alumbrado público , no obstante el gobierno municipal ha aprobado el proyecto Juárez Iluminado para, de nuevo, cambiar el sistema de alumbrado público. En pocas palabras, todavía no terminamos de pagar el alumbrado y ya quieren hacer otro proyecto con dinero público para atender el mismo problema que ya debería estar resuelto… ¿cómo, por qué? Fácil, es dinero público destinado a intereses particulares. La misma historia de siempre, desde los tlatoanis hasta la fecha. Pero… las cosas no son tan simples.
Tanto en el caso San Jerónimo como en el de Juárez Iluminado, la ciudadanía ha decidido someter la decisión pública a un proceso de democracia directa, es decir, donde la ciudadanía, sin intermediación de sus representantes puedan decir sí o no a una decisión. De forma directa, como gente adulta que puede ser responsable de sus decisiones. Por lo general la autoridad piensa que la gente es pueblo ignorante, pero ¿lo somos?
Bueno, empezaré por comentar las diferencias entre los dos procesos. En 1994, en Chihuahua, se cambió la constitución y se promulgó la Ley Estatal Electoral, el gobernador era Francisco Barrio. ¿En aquel entonces el Congreso se subordinaba al gobernador o existía una verdadera división de poderes? No lo sé, en ese tiempo pensaba que la política era algo malo y que la verdadera vida de la ciudad se encontraba en la sección de sociales del periódico.
En esa legislación se establecían mecanismos de democracia directa como el plebiscito y el referéndum. Que sin entrar en detalles ambos tienen que ver con estar a favor o en contra de una decisión del gobierno.
En las leyes del 94, con la que se trató de llevar al referéndum la decisión del desarrollo San Jerónimo en el 2006 se requería que el acto lo solicitaran, según el artículo 253 de la Ley Estatal Electoral, el 4 % del padrón electoral del municipio o demarcación en cuestión. En el caso de Juárez, eran casi un millón de votantes y por lo tanto nos acercaba a conseguir casi 40 mil solicitantes del referéndum.
¿Qué hice en ese entonces? Bien, viendo que el gobierno municipal estaba por aprobar el proyecto en el 2005, un grupo de personas que trabajábamos en organizaciones de la sociedad civil promovimos una serie de mesas de análisis para analizar el proyecto, al estilo de una democracia deliberativa muy adelantados a la época.
En aquel entonces yo era parte del equipo operativo de la Organización Popular Independiente. Aun guardo muchas de las ponencias de esas mesas. Pero el último día de las mesas, el representante municipal… Juan, un tal Juan, no recuerdo su apellido, (la democracia es tan cara con el olvido) dijo, quieran o no se va a realizar el desarrollo de San Jerónimo.
En diciembre del 2005 se aprobó el desarrollo de San Jerónimo y el 11 de enero, un grupo de organizaciones de la sociedad civil dimos a conocer que buscaríamos juntar las solicitudes suficientes (casi 40 mil) para solicitar que la decisión de aprobar el desarrollo de San Jerónimo se sometiera a un referéndum. Nos autodenominamos, Frente por Juárez.
Pasaron muchas cosas, entre ellas hasta una campaña en contra de mi persona que en voz de Javier Mendoza Zubiate cuestionaba qué intereses había detrás de mi participación en la promoción del referéndum… ja ja ja, a la distancia si supiera que ni auto tengo.
Otra cosa que pasó, y aquí vale la pena reflexionar, es que nos dimos cuenta de que juntar cuarenta mil firmas, era casi imposible. Muchas organizaciones suspendimos actividades y nos dedicamos solamente a juntar firmas. Aun así, nos faltaban muchas, así que decidimos hace una alianza con el Partido Acción Nacional. Mala decisión. Pero en aquel entonces parecía lo más acertado.
La decisión fue mala, pues la alianza con el PAN le dio mala reputación a la promoción del referéndum, para empezar.
Pero logramos juntar las solicitudes suficientes, de hecho, juntamos… 45 mil o 54 mil… mis archivos y distintas fuentes que encontré en Internet no me dan un número preciso. Recuerdo que Hugo Almada preparó una presentación con datos muy precisos en aquel entonces, pero lamentablemente yo no tengo copia. La cosa es que el Instituto Federal Electoral, dijo que muchas de las solicitudes ciudadanas no eran válidas. La situación era casi ridícula, por ejemplo, que María, había firmado como Ma. o que Javier en realidad era Xavier. Pero también acusaciones más serias como que los muertos habían firmado la solicitud. ¿Cómo firma un muerto? No sé, sólo los partidos hacen eso, pero vale recordar que nos habíamos aliado con el PAN.
Nos inconformamos y quién nos iba a representar es un panista en ese entonces asesor legislativo llamado Luis Villegas. Ahí quedó, no pasó más. Mucho esfuerzo, mucha tinta y saliva, pero no pasó nada.
Ahora, el proyecto de Juárez Iluminado ha motivado que la organización Plan Estratégico de Juárez, en la cual colaboro, solicite también que sea sometido a un plebiscito, es decir que la ciudadanía sea la que decide si se aprueba o no.
Algunas diferencias con la experiencia de San Jerónimo en el 2006, es que ahora el plebiscito esta normado por la Ley de Participación Ciudadana, que fue promulgada en el 2018 y establece en su artículo 42 que el plebiscito puede promoverse con al menos el 0.5% de la lista nominal de votantes.
Esto arroja un número cercano a las cinco mil quinientas firmas de solicitud. Después de haber conseguido más de cuarenta mil, el número suena bastante viable. Sobre todo, con la posibilidad de no tener que generar estas alianzas pecaminosas como las que en su momento el Frente por Juárez tuvimos con el PAN en la promoción del referéndum.
Estos son nuevos tiempos y contextos. La historia avanza despacio, pero avanza.
En ambas experiencias, le he dedicado tiempo a juntar las firmas de solicitantes. Para el referéndum de San Jerónimo, el financiamiento del movimiento fue por medio de empresarios que creían en la causa, ¿afectaba el desarrollo sus intereses? No lo sé, en verdad ni siquiera pregunté quién financiaba el material de promoción. ¿Cosa mala? Tal vez, pero es un hecho que nunca cuestioné. ¿Por qué? No lo sé, simplemente no lo hice y me pueden tachar de inocente o menso (no escribo pendejo porque luego dicen que soy grosero), pero no lo hice.
El caso es que el financiamiento, que yo recuerde, no pagó trabajo ni honorarios, sino el material con el que promovíamos el referéndum, un tabloide, con imágenes y datos que entregábamos a quiénes circulaban por centros comerciales, banquetas o de casa en casa. A veces lo explicábamos y tratábamos de conseguir la firma.
Ahora para la solicitud de plebiscito, la promoción se ha logrado por medio del financiamiento que Plan Estratégico de Ciudad Juárez ha conseguido de agencias para proyectos de participación ciudadana.
El Diario de Juárez (a quien el municipio le paga quince millones de pesos en publicidad) y periodistas que venden su opinión al mejor postor como Francisco Ortiz Bello, han acusado a Plan Estratégico de Juárez de ser poco transparente. Acusación tramposa pues cualquiera puede entrar a la página de transparencia de Plan Estratégico y después opinar si en verdad hay información que no se hace pública. Claro, para quién cree en el Diario, como los súbditos creían en la interpretación del clero de las Santas Escrituras, pues lo que se dice es verdad, pero para la mirada medianamente aguda de cualquiera que tenga conexión a Internet, queda a la vista la falacia de quién desprestigia por contrato.
Ahora, la mayoría de la información es digital. A la hora de recopilar las firmas solicitantes sólo se tiene un pequeño díptico con información de lo que es el plebiscito.
Además, a diferencia del desarrollo de San Jerónimo, el debate ahora es sobre un tema mucho más concreto, el alumbrado público… la luz se ve, San Jerónimo, hasta la fecha no se ve.
Lo que me llama la atención de esta experiencia de recopilar firmas para un procedimiento de democracia directa es cómo entras en contacto directamente con una gran diversidad de personas.
En ambas experiencias, me he topado con gente que está informada, sabe lo que quiere, y da su firma con seguridad. La diferencia es que en el referéndum contra San Jerónimo firmaban los que estaban en contra, ahora por el proyecto de Juárez Iluminado también firman, algunos, los menos, que están a favor del proyecto. Eso es un gran avance, posturas distintas que quieren ser consultadas y que gane… ahora sí la mayoría directa y no representada (recordemos que Cabada gobierna con el 16.4 % de votos de la lista nominal).
Llama mi atención el entusiasmo de los jóvenes, bueno, hace trece años tal vez yo también era joven.
Vi en aquel entonces y veo ahora esas miradas perdidas. Personas que saben que las cosas están mal, que hay un acto de corrupción sucediendo, que hay gente abusando, pero se han resignado a que el mundo es así. No dan su firma, porque de nada sirve, sus principios no les permiten enriquecerse con las corruptelas, a lo mucho sobrevivir con ellas. Una película pirata, un auto sin placas les hacen cómplices y por ello se resignan a que alguien como Vallina, el Diario o un desponchador de limpia se lleven los contratos millonarios de recursos públicos.
En ambos procesos pedimos una firma. ¿Eso nos convierte en pedigüeños? Tal vez, el caso es que veo a gente que hasta con desprecio nos mira, pasan de largo como lamentando que afeemos su vista. ¿Qué pensarán ellos? ¿Que sus impuestos están bien administrados y que la ciudad se cae por obra del santo fantasma? ¿Suponen que deben dar dinero al gobierno y no cuestionarlo porque así las cosas deben ser?
No es inteligente dar dinero sin saber para qué o qué… pero hay mucha gente que sólo transita por estos territorios, generan impuestos a favor de unos cuantos y consumen de manera cara (o precaria) para ser felices… esa es la vida de mucha, mucha gente. Dan dinero que en lugar de atender lo público enriquece a privados y creen que es normal. Esos, parecen que son los más. Algo está haciendo mal nuestro sistema educativo.
En ambos procesos me he topado con gente que medio se entera, que pregunta y que después toma la decisión de apoyar o no.
En ambas historias hay gente que cree entender todo y no tienen ni puta idea. Terminaron llamándome panista, que bueno, lo entiendo por la estúpida alianza que hicimos, y ahora me dicen prianista, por no apoyar al independiente.
Lo que si ha sido nuevo, y me deja mil preguntas sobre la dignidad humana, es que en el proceso de San Jerónimo pues no había acarreos y en el de Juárez Iluminado sí. El gobierno municipal llevó a una gran cantidad de gente a firmar a favor del plebiscito. ¿Por qué? ¿Qué se yo? Para simular que la firma es a favor del proyecto y desvirtuarlo. Para acelerar el asunto y que sea lo que tenga que ser.
Tal vez para demostrar el músculo electoral, pero el primer día de recolección de firmas se juntaron más que las que se lograron con el acarreo de Cabada. Y sé, personalmente que el primer día que junté firmas (después del evento inaugural de recolecta), junté más que cuando atendí a los acarreados del municipio.
Quizá el dinero ya no le alcanzó para sobornar a diputados, que cínicamente cambiaban de opinión de una semana a otra respecto al proyecto de Juárez Iluminado sin explicación alguna.
Pero lo que me dejó claro el acarreo de funcionarios es la poca libertad que tienen para expresar lo que piensan y cómo se ven obligados a dar gusto a su jefe en cuestiones políticas con tal de conservar su trabajo. ¿Sería mucho pedirle a la Comisión Estatal de Derechos Humanos que revise el asunto? Tal vez.
Los funcionarios, para conservar su trabajo o en pago de la deuda de haberlo conseguido, votarán a favor, o en contra del proyecto y darán o no su firma para solicitar el plebiscito. Lo decide Cabada, ellos obedecen.
Para los que creen que la política es manipular muchedumbres, esto es normal y hasta es como debe ser. Pero yo creo que la política es la construcción de acuerdos en plena libertad, a veces cediendo y otras convenciendo, caminando de manera conjunta evaluando y corrigiendo. Pero es imposible si sólo puedo obedecer.
Un caso, para poner rostro a lo que seguramente se repitió más de mil veces, fue el del director del Instituto Municipal de la Cultura. Durante un tiempo trabajó del lado de las Organizaciones de la Sociedad Civil, en Arte en el Parque y pues es compa. Por eso cuando se le pidió su firma para apoyar el plebiscito y se negó fue como un darse cuenta de dónde estaban sus lealtades. Que bueno, siempre tiene el derecho de no querer firmar. Pero el día que el presidente municipal ordenó ir a firmar la solicitud de plebiscito, entonces sí fue. Él no decidió sobre sí mismo, sólo cumplió órdenes.
No hablo de seguir órdenes en el trabajo, eso es normal, aunque el Instituto por ser descentralizado debería guardar cierta autonomía, me refiero a seguir órdenes sobre su consciencia e ideas, él hará con su voluntad democrática lo que le ordenen. Aunque siempre cabe la posibilidad de que sólo cambió de opinión.
Nada me preparó para atender a acarreados, casi me desmorono, estuve a punto de rechazar más solicitudes de firmas. Ojos vacíos, mentes sin voluntad, cuerpos que se mueven al son, no que les toquen, que les digan, igual ponen un tango y bailarán cumbia si se los ordenan.
También había cínicos, saben que harán lo que les ordenen y así son felices, su papel de esbirros lo tienen asumido y muy claro.
Hay de todo… de todo.
Ahora, más que en aquel 2006, veo más viable la realización de un procedimiento de democracia directa, sería el primero en el Estado, por primera vez los Juarenses diremos por medio de las urnas, no de las armas, sí o no ante una decisión de cabildo.
Tal vez el proyecto de Juárez Iluminado gana la voluntad popular, las ganas de luz y la ignorancia son grandes. Pero realizar el plebiscito sería un paso importante, trascendente, para que nuestros hijos sean tratados como ciudadanos y no como súbditos.
Después de todo una vida digna para todos y todas se construye no a pesar de los otros y otras, sino con, y repito CON los otros y las otras.
jhiiio@hotmail.com