Miguel Ángel Sosa
Twitter: @Mik3_Sosa
Ciudad de México –Ante las derrotadas fuerzas de oposición, MORENA es amo y señor del ruedo. Pues actualmente, el sistema de partidos carece de voces fuertes, críticas y articuladas que defiendan una visión de país diferente a la del Presidente de la República.
Sin otros personajes que sean referente en la vida pública, resulta una curiosa coincidencia que el ex presidente Felipe Calderón sea el ariete que más ha cimbrado al nuevo gobierno.
Trece años después y ahora en posiciones muy diferentes, el destino ratifica que el único que puede darle batalla al tabasqueño siempre tuvo nombre y apellido. Pues como dijo Winston Churchill: “La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra nos pueden matar una vez; en política, muchas veces”.
Al mismo tiempo, en la lona, el PRI ejemplifica a los viudos del poder que se relamen las heridas escondidos en una cueva. Incluso para muchos de sus legisladores y alcaldes ha sido más cómodo plegarse al partido en el poder que intentar algo distinto.
Del PAN sobresalen los discursos deslavados que combinan con el papel gris que tienen en la 4T sus líderes. La derrota de Ricardo Anaya y el desastre de partido que quedó tras las presidenciales son su carta de presentación.
Ambos institutos políticos padecen la decadencia y sólo suspiran añorando lo que alguna vez llegaron a ser. Sus huestes poco a poco fueron migrando, sus recursos también mermados por la aparición de los nuevos del barrio.
Como satélites están los otros de siempre. Los pequeños que nunca hicieron por crecer porque resultó ser un gran negocio jugar de bisagra. Esos son los que sobreviven a conveniencia, simples veletas que cuestan millones al erario.
Sin agenda que contraste, sin datos duros para responder y sin ganas ni forma de hacerlo, así tintinea lo que hoy se hace llamar la oposición. Lastimero papel de los que alguna vez tuvieron en sus manos el poder y que ya sin él no saben como responder a lo que nunca pensaron que pasaría.
ENTRE TELONES. Evo Morales no sólo dividió a su país, sino también a todo el continente. México no se salva de la afrenta. Por allá de 1974, nuestro país rompió relaciones con Chile, cosa que aún no pasa con Bolivia ¿Será que aquél sí fue un golpe y éste no?