COVID-19

Aislados dentro de la prisión, así se vive en el Cereso la pandemia




junio 4, 2020

Un brote de coronavirus desató el contagio entre los prisioneros, uno de ellos ya murió, otros 40 presentan síntomas, pero autoridades de Salud confirma solo a 23 como positivos a la enfermedad. Ahora todos están en cuarentena

Martín Orquiz
La Verdad

María García refleja la frustración en su cara, momentos antes custodios del Centro de Reinserción Social (Cereso) número 3 en Ciudad Juárez le impidieron entrar para ver a su hijo preso, a pesar de ser día habitual de visita familiar.

En esta ocasión la mujer de 57 años no pudo ingresar porque la cárcel en encuentra en cuarentena. Un brote de coronavirus desató el contagio entre los prisioneros, uno de ellos ya murió. Ahora todos están en aislamiento.

“Quiero saber si está bien, tenía más de un mes sin venir, no me dijeron cuando puedo venir otra vez”, dice antes de emprender la carrera para alcanzar un camión, cuyo chofer la apura presionando el acelerador.

Desconocía que no podría entrar a visitar a su hijo, quien cumple una sentencia por robo, asegura.

Con una carga de dos bolsas y dos infantes pequeños que se enganchan de cada una de sus manos, la mujer se apura para subir a la rutera que la llevará de regreso a su casa, ubicada “allá donde termina la carretera”, dice al mismo tiempo que apunta hacia el cerro Bola, al norponiente de la ciudad.

En la entrada principal de la penitenciaria, los policías penales confirman la regla impuesta ante la pandemia del COVID-19: no hay visitas hasta nueva orden.

La escena se desarrolla en una porción de la avenida Barranco Azul, justo frente a donde se ubican tanto el Cereso, como la Ciudad Judicial y el Centro de Arraigo, donde el movimiento solía ser muy intenso, sobre todo los domingos, día de visita familiar.

Todo cambió el pasado 13 de abril, cuando la entrada al penal quedó suspendida como medida para prevenir el contagio de COVID-19 entre los internos por la Subsecretaría de Sistema Penitenciario, Ejecución de Penas y Medidas Judiciales.

Pero eso no lo lograron. El reporte de la Secretaría de Salud en el estado al 3 de mayo indica que son 23 personas las contagiadas que dieron positivo a COVID-19, una de ellas ya falleció, y 20 son sospechosos de ser portadores de la enfermedad. La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) recibió datos oficiales de que eran 40 los posibles enfermos.

Ante la restricción de recibir visitas, se activó una medida alterna para permitir a los prisioneros que se comunique con sus parientes vía telefónica.

A María esa estrategia no le servirá porque la mujer no tiene teléfono. “Apenas tenemos para comer, ¿cree usted que vamos a tener para traer celular?”, se queja.

El Cereso en la ciudad cuenta con una capacidad para albergar a tres mil 55 personas, se informa en los resultados de una evaluación hecha por la CEDH en las prisiones estatales de Chihuahua.

El estudio, que se realizó en 2019, establece que se encontraron condiciones de hacinamiento en las celdas, las que fueron edificadas para albergar a dos o tres personas, pero que en realidad contienen entre ocho y 10.

Al momento de levantar los datos para la investigación, se contaba con una población de dos mil 923 internos.

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Para la CEDH, en la actualidad es necesario que las autoridades realicen las pruebas necesarias para determinar si existen internos, asintomáticos o enfermos, para tomar medidas y proteger a los que están sanos.

El visitador principal del organismo, César Díaz Gutiérrez, comenta que el manejo de los posibles casos de COVID-19 requieren la aplicación de un diagnóstico preciso, no dejar pasar 16 días sin el conocimiento real de lo que enfrentan, tanto los reclusos como sus familiares.

Una situación así provoca que “las cosas se salgan de contexto… (es necesario) que fluya la información y realizar pruebas para tratarlos de forma debida”, dice.

Desde el primero de abril anterior, representantes de organizaciones defensoras de derechos humanos llamaron de forma urgente a los gobiernos estatal y federal para prevenir el contagio de COVID-19 dentro de los penales, ante la vulnerabilidad que existe en espacios confinados.

A través de un pronunciamiento hecho por el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte (CDHPN) y el colectivo Familias Unidas por La Verdad y la Justicia manifestaron su preocupación por la situación que enfrentan las personas que se encuentran privadas de su libertad.

Advirtieron también que durante sus visitas a la penitenciaria juarense encontraron condiciones de hacinamiento en el Cereso tres, mientras que el sistema penitenciario carece de garantías para el cumplimiento de las medidas de higiene y distanciamiento social recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Bajo esas condiciones, se agrega en el documento, las medidas sanitarias podrían ser ineficaces debido a la carencia de instalaciones higiénicas adecuadas, al hacinamiento y la insuficiencia de los medios sanitarios puestos a disposición de los establecimientos penales.

Díaz Gutiérrez indica que desde que se vislumbró la situación de emergencia por la pandemia, personal de la CEDH acudió al Cereso número tres y pudieron constatar que se tomaron algunas medidas, sobre todo las relacionadas con la toma de temperatura y una brigada médica estaba revisando a los reclusos.

“Las cifras nos decían que había cuatro personas hospitalizadas estables de los 10 confirmados, pero nos comentaban que había un promedio de 40 personas sospechosas que se han ido confirmando, hubo un sólo deceso hace dos semanas”, declara.

Verificaron que los pacientes están aislados y con un trato especial dentro del Cereso, aunque versiones de personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) indica que los enfermos fueron trasladados al Centro de Arraigo para su convalecencia.

Pero, agrega, es obvio que existe la posibilidad que se contagien más personas o que los sospechosos salgan confirmados.

“Desconocemos si se realizan pruebas, es lo que está deteniendo la información, cuántas pruebas se han realizado, tenemos la misma cifra oficial (desde hace dos semanas) de 40 internos sospechosos”, especifica.

El personal de la CEDH observó que en el sitio se realizan medidas de sanitización, usan gel antibacterial y cubrebocas, además los sospechosos de tener la enfermedad están concentrados en una sola área, lo que no resulta fácil.

Es complicado, explica, debido a la existencia de miembros de diferentes pandillas que han enfermado, pero que deben permanecer en áreas comunes destinadas para su convalecencia.

Con relación a la suspensión de las visitas familiares, el primer visitador de la CEDH indica que se permite realizar llamadas telefónicas a los reclusos, con lo que se trata de que no permanezcan incomunicados.

Hasta ahora, menciona, no se detectaron irregularidades en el manejo de los reclusos.

Son cuestiones que se están adaptando al momento, a todos los tomó desprevenidos la situación, pero continúan vigilando que se cumplan las recomendaciones del sector salud, aunque se trata de una situación diferente por la condición de reclusión.

Aunque se buscó entablar comunicación con personal de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario, Ejecución de Penas y Medidas Judiciales para obtener información relacionada con las medidas implementadas en el Cereso tres, no hubo respuesta a las peticiones.

Jorge Valenzuela Zorrilla, director médico en la zona norte de la Secretaría de Salud estatal, afirma que en ese penal se dispuso una vigilancia muy estrecha.

“Sabemos de un brote, inclusive hay una persona que murió y se confirmó que fue por COVID-19, tenemos 20 casos positivos, se está haciendo el estudio de brote”, explica.

Además, hasta ahora se tomaron muestras de casos sospechosos, en la sesión más reciente fueron 80 las aplicadas con la intención de realizar el rastreo de otros casos positivos.

Los sospechosos de padecer COVID-19 se encuentran en un área aparte para que no contagien a sus compañeros en caso de que fueran positivas, aseguró.

“Hemos puesto mucha atención en el penal, estamos dotando a todos de insumos de protección personal, hemos llevado tratamientos iniciales a los casos que así lo merezcan en lo que se confirma la prueba cuando hay síntomas”, indica.

Alrededor del centro penitenciarios, también los dueños de los negocios que viven de las personas que acuden a visitar a sus familiares presos o realizar algún trámite, sufren por la desolación.

Restaurantes, desponchadoras, estacionamientos, comercios de abarrotes, tiendas de conveniencia, papelerías y hasta de servicios legales se encuentran prácticamente vacíos.

En los días de visita familiar, los domingos, al área llegaban hasta unas tres mil personas, dice el empleado de uno de los negocios que se identifica sólo como Pedro.

“Los estacionamientos se llenaban, de aquí sacábamos para mantener a nuestras familias, entre semana venía gente, pero sábados y domingos eran los días fuertes, ahora no viene nadie”, comenta.

La avenida Barranco Azul, que corre de oriente a poniente y viceversa, es la vía principal para llegar al Cereso, por lo que es muy transitada. Desde principios de abril, declara Pedro, la situación cambió.

“Es una situación difícil para nosotros, no sabemos si vamos a aguantar, pero aquí estamos, a ver qué pasa”, indica mientras se acomoda el cubrebocas de color claro que utiliza para su protección.

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Nota de la Redacción: Se actualizó el número de contagios proporcionado por Salud estatal que la mañana de este cuatro de junio reportó 23 prisioneros confirmados como positivos por COVID-19

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