Karen Cano /La Verdad
El COVID-19 marcó la Navidad. Tan solo en Ciudad Juárez está Noche Buena habrá al menos unas 2 mil 385 sillas vacías en los hogares, donde este diciembre nada es igual debido a la pérdida de familiares por el coronavirus.
Siempre es difícil afrontar el fallecimiento de alguien cercano, más en esta época de ambientes festivos, coinciden psicólogos y tanatólogos consultados sobre la pérdida de seres queridos en medio de la contingencia de salud y lo que ésta representa durante las fiestas navideñas.
“No hay manera de medir a que familiar le duele más la partida de alguien, todos llevamos procesos distintos y hay quien se puede ver menos afectado. En una familia donde todos pierdan a su mamá, por ejemplo, siempre habrá un hijo al que le cueste más trabajo”, consideró Norma Trinidad Castañeda Contreras, psicóloga, tanatóloga y miembro de la Asociación Mexicana de Tanatología.
Esto mientras que Alejandro Domínguez Rodríguez, profesor investigador egresado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, consideró que la restricción en los servicios funerarios en medio de la pandemia, que son los que permiten de algún modo que las personas inicien su proceso de duelo, agrava el estado emocional, no sólo de aquellas que perdieron a un familiar por esta enfermedad, sino de cualquiera que haya sido por otras causas y no haya podido realizar un funeral debido a la contingencia.
Silla vacía
Cuando en una familia una persona muere, a eso se le conoce en el ámbito de tanatología como Síndrome de la Silla Vacía, explicó Castañeda Contreras.
Y aun con estas ausencias, es importante que la familia no deje pasar la Navidad desapercibida, pues, aunque esta fecha se convierta en un recordatorio inevitable de esta ausencia física, no deja de ser importante, dijo.
“A lo mejor no hacemos fiesta, a lo mejor no hay música, pero debemos reunirnos, cenar y compartir”, mencionó.
Dijo que para aquellas personas que están pasado por un proceso de pérdida y no sienten estar preparadas para socializar debido a lo reciente de la misma, es necesario que sea respetada por los demás familiares y amigos su decisión de no acudir al llamado del festejo.
Recordó que, aunque no hay un tiempo definido para superar una pérdida, lo estimado es que después de tres meses ya hayan desaparecido signos como el llanto constante, el aislamiento, o la inapetencia, de lo contrario, se requiere de una intervención inmediata.
“Tres meses podría considerarse un duelo complicado, antes de esto se entiende que puede ser normal: pero si ha pasado un tiempo prolongado, por favor, busque atención”, coincidió Domínguez Rodríguez.
Además, dijo que estos casos de pérdida se tratan de duelos interrumpidos, que, consideró, no se están viviendo de manera natural, por lo que hay que buscar siempre ayuda de inmediato.
De acuerdo con datos de Salud estatal, en la Ciudad Juárez han fallecido por COVID-19 2 mil 385 personas hasta este miércoles. Una tragedia que enluta a las familias, que marca a las festividades de Navidad.
Acompañar y apoyar, no forzar
Castañeda Contreras recomendó que durante las celebraciones de Navidad y año nuevo hay que estar al pendiente y respetar las expresiones de los demás; saber que, si de repente alguien siente la necesidad de llorar o de decir algo en relación con la persona que murió, hay que darle su espacio, y ponerle atención.
Además, puede ser que la persona afectada requiera retirarse por un momento, tomarse un respiro de la reunión; la recomendación es ofrecerle compañía, hacerle saber que se le está escuchando y darle su tiempo.
Otras recomendaciones son hacer actividades en memoria del ser querido, como cocinar un platillo, ir de paseo, hacer una visita, o realizar algún ritual.
Un ritual que Castañeda Contreras propone es encender una vela en la mesa por cada persona ausente, anotando su nombre y diciendo: “Honro su destino, honro mi destino y en su honor viviré mi vida”.
“Debemos entender que disfrutar de las cosas, volver a sonreír, no significa que hayamos olvidado a quienes se fueron. Físicamente ya no están con nosotros, pero siguen aquí, dentro de nuestros corazones”, expresó.
Castañeda Contreras relató que durante la pandemia se ha notado una gran demanda de servicios tanatológicos.
“Si antes las personas que buscaban ayuda para sobre llevar el duelo era 4 al mes, ahora son 5 por semana”, apuntó con base a su experiencia.
Explicó que incluso a la mayoría de sus pacientes los tiene que atender de emergencia por teléfono, en dónde les da una terapia rápida para que puedan desglosar sus emociones, pues la carga propia de estas que se tenga por cualquier circunstancia puede agravarse con el shock de la pérdida repentina de alguien.
“La gente no sabe si está enojada, si esta triste, tiene muchas emociones. Lo que hago es tratar de hacerlos separarlas, cuales corresponden a esta situación que estoy viviendo ahora y cuáles no”, dijo.
Vivir el duelo en fiestas decembrinas
Ante la pérdida de un ser querido, tanatólogos recomiendan a los dolientes:
*Participa sólo en las reuniones que tú quieras.
*Respeta y expresa tus emociones (nadie puede decirte qué sentir o no sentir).
*Haz algo en memoria de tu ser querido: un platillo, un paseo, una visita, un ritual.
*Acepta y solicita ayuda.
*Tómate respiros durante la reunión.
*Refuerza tu sistema de creencias: haz oración, medita, visita un templo.
*Realizar el ritual de prender una vela por cada persona ausente, anotando su nombre y diciendo “Honro su destino, honro mi destino y en su honor viviré mi vida”.
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