Gero Fong
Socialista/luchador
En el marco de los foros de consulta para la pacificación del país llamados Foros Escucha, convocados por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), virtual presidente electo de México, debemos recordar que el pasado diciembre durante la discusión en el Senado para la aprobación de la Ley de Seguridad Interior (LSI), el senador Manuel Bartlett – por cierto, de negra memoria –, se refirió a ésta como “la consolidación de un estado policiaco militarizado para el control social en México”.
En su discurso detalló cómo han venido cambiando las leyes en el país en materia de seguridad al menos desde 1996, para satisfacer los intereses de las corporaciones extranjeras y someter a la nación al plan de seguridad hemisférico de Estados Unidos. Citamos aquí a Bartlett no porque no existan desde la izquierda análisis incluso más incisivos que este, sino para demostrar cómo estas denuncias son evidentes incluso para alguien totalmente comprometido con el sistema desde hace décadas. ¡Malos augurios!. AMLO no está escuchando, a pesar de todo el repudio a la LSI y las argumentaciones en contra que han sostenido públicamente diversos colectivos, organizaciones nacionales e internacionales, luchadores sociales, jurídicos, intelectuales, artistas y académicos, el documento PRIMER PASO DEL PROCESO DE PAZ: Apertura de foros de consulta para trazar la ruta hacia el Pacto de Reconciliación Nacional, en once páginas cargadas de conceptos, propósitos y estrategias, no menciona ni una sola vez la LSI. Desde luego en ningún otro documento posterior derivado de esta base, se menciona el espinoso asunto.
La cuestión de la abrogación de la LSI siempre ha estado ausente del discurso de AMLO, antes de ser elegido primero dijo que la LSI no sería un problema porque de llegar a ser presidente él no la aplicaría para reprimir al pueblo (sic), posteriormente informó que más que quitar la LSI habría que consultarla y modificarla, finalmente, ya siendo presidente electo, se instaló en la idea de que hay que esperar a que la SCJN – si, esos mismos ladrones que no se quieren bajar el sueldo–, resuelva las impugnaciones que existen a dicha ley.
Por último, no podemos olvidar que en el “Proyecto de nación 2018-2024” se lee que de continuar el ejército en las calles sería necesario contar con una Ley de Seguridad Interior y al respecto el mismo equipo de AMLO que promueve las consultas, ha dicho que el ejército continuará en las calles al menos tres años más, mientras se prepara otra policía nacional, obviamente entrenada por militares e integrada por exmilitares y bajo “mando único”.
Tomando en cuenta que los Foros Escucha se promueven con la “finalidad que a partir del 1º de diciembre, tras tomar posesión como Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, el nuevo gobierno empiece a adquirir los compromisos de Estado que son necesarios para materializar el Pacto de Reconciliación Nacional y la reconstrucción y sanación del tejido social” (PRIMER PASO…), resulta escandaloso que no les preocupe la culminación del Estado policiaco militarizado, como un componente esencial de la violencia que se genera en el país, es decir para el gobierno electo, créalo o no, este problema no está en la mesa de discusión.
No se trata de un detalle menor, sino de un olvido persistente y además no de una política incoherente, sino perfectamente coherente con una estructura a favor de los grandes empresarios como trataremos de demostrar en los siguientes párrafos.
No por nada Carlos Slim el hombre más rico de México y uno de los más ricos del mundo ha dicho “que el traspaso de poderes en México ‘está siendo muy terso’ y dijo que con la llegada a la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador no ve ‘riesgos’ para sus numerosos y diversos negocios en el país” (La Jornada 01/08/2018). Además, compartió que, entre otros temas, la seguridad es un tema que se está tratando en conjunto con Estados Unidos (La Jornada 01/08/2018).
Efectivamente hace unos días Marcelo Ebrard futuro Secretario de Relaciones Exteriores de México y el mismo AMLO, presentaron una carta que recientemente le enviaron al presidente racista de Estados Unidos Donald Trump, ahí se dice que México se enfocará en lo que “consideran lo fundamental de la relación bilateral, el comercio, el desarrollo y la seguridad”.
En cuanto a la seguridad no se dice que México irá por otro camino, lo cual significa asumir el ya marcado por la Iniciativa Mérida y el plan de seguridad hemisférico contemplado en el ASPAN, después renombrado Diálogo Económico de Alto Nivel, dos instrumentos que Estados Unidos impuso a México para obligarnos a priorizar su agenda de seguridad y obligar al país a invertir sus recursos en seguridad.
¿Será por esto qué se sigue insistiendo en una policía militarizada? ¿Para no molestar a los Estados Unidos? La subordinación de México al imperialismo de norteamericano en materia de seguridad un tópico también ignorado por el gobierno electo, tal como la misma LSI.
Si a lo anterior le agregamos que el equipo de AMLO ha dicho que no se derogará la Reforma Energética que especifica que las empresas pueden denunciar cualquier territorio del país para la explotación y que la explotación de los recursos energéticos son ahora una cuestión de seguridad nacional, por un lado, y por otro, hemos escuchado en voz del personero empresarial de AMLO, Alfonso Romo, que las Zonas Económicas Especiales continuarán, es decir todo un plan para explotar recursos por parte de las empresas privadas muchas transnacionales, entonces tenemos el cuadro completo.
Lo que sistemáticamente evade la propuesta de AMLO es la cuestión estructural de un país entregado a las corporaciones. No está de más volver a recordar en este artículo las palabras del Senador Bartlett, al que al parecer en su partido no le hacen caso, se trata de la consolidación de un Estado policiaco militarizado para el control social a favor de las corporaciones.
Finalmente debemos reconocer que en materia de seguridad el gobierno está proponiendo algunos pasos muy positivos, como la desaparición del CISEN y del Estado Mayor Presidencial dos grupos cuasi paramilitares destinados a la represión política. También es posible que la misma LSI sea derogada en una jugada táctica del gobierno para no recalentar más el país, pues en última instancia se trata solamente de una pieza de toda una estrategia político-económica a favor del gran capital. Pero el punto es que según se ve, no nos toca simplemente esperar lo que no se nos ha ofrecido, se trata en todo caso de manifestarnos para presionar al gobierno electo y mandarle un mensaje muy claro, ya que está con disposición de escuchar.
¡AMLO escucha, desde el 1ro de diciembre no queremos Ley de Seguridad Interior!
geronimofong@gmail.com