Obras dañan el pavimento; tan solo la JMAS realiza hasta tres excavaciones por día en la ciudad, entre zanjas y conexión de tomas domiciliarias
Martín Orquiz
La Verdad/Especial para El Diario
Perforadas con frecuencia para la realización de obras, diversas avenidas y calles de la ciudad se mantienen con tramos de zanjas abiertas, algunas de ellas con más de un año de antigüedad, provocando daños irreparables al pavimento por donde se movilizan cientos de automovilistas y peatones.
Tan solo la Junta de Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) ha realizado al menos dos mil 162 excavaciones en las calles de la ciudad en los últimos dos años, de acuerdo con datos proporcionados en respuesta a una solicitud de información vía Transparencia.
Esas cifras exhiben que la Junta ha hecho, en promedio, casi tres hoyos o zanjas por día en las vialidades, por obras y conexiones de tomas domiciliarias a las redes de agua y drenaje.
Sin embargo, no toda el área abierta se reparó. De hecho, todavía están pendientes hoyos o zanjas del 2018, se revela en el informe.
Aparte de la cantidad de zanjas reportadas por la JMAS, el Municipio reparó 300 zanjas en 2019, la mayoría del organismo descentralizado, aunque entre estas también hay de empresas gaseras y telefónicas, de acuerdo con datos de Francisco Javier Arroyos Salgado, titular de la Dirección General de Obras Públicas.
Las reparaciones que llevó a cabo el municipio fueron para atender el rezago de excavaciones sin atender, que agravan las condiciones de las calles.
El urbanista y profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), Gabriel García Moreno, advierte que la existencia de zanjas por diferentes rumbos de la ciudad tiene un impacto directo para la ciudadanía porque convierte a las calles en peligrosas.
“Cuando se hace un recorrido, los ciudadanos están expuestos a que puedan tener algún tipo de percance, es importante hacer esa distinción, porque habrá daños sobre los bienes, pero los más grave son los daños hacia las personas”, considera.
Se solicitó una entrevista con el presidente de la JMAS, Juan Manuel Domínguez Cortes, para conocer la postura oficial del organismo descentralizado con relación al tema, pero no hubo respuesta.
Excavaciones suman kilómetros
Desde hace más de 30 días, una zanja permanece entre las calles Niños Héroes y Cadetes del 47, donde la JMAS hizo algunas reparaciones y luego no volvió a tapar el hoyo y resanar el pavimento.
“Eso ya tiene más de un mes así, ya caí yo y mi mamá… deben tapar eso antes que pase algo grave”, comenta Héctor Hernández, un automovilista que vive cerca de ese cruce en la colonia en la colonia Melchor Ocampo.
Agrega que el agujero hecho en el pavimento representa muchos problemas para quienes transitan por la zona en vehículo o a pie, más al caer la noche ya que no cuenta con ningún señalamiento que advierta sobre la obra que, a decir del entrevistado, se encuentra abandonada.
Vecinos optaron por colocar una llanta en el sitio para advertir sobre el boquete, mientras que a su alrededor permanecen montones de tierra que, también, obstruyen la circulación.
La escena se repite en otros sectores de la ciudad, donde personal de la JMAS realiza reparaciones al sistema de agua potable y alcantarillado, pero al final la obra queda sin repavimentar o hundida debido a fallas en el proceso.
A través de información entregada por Transparencia, la JMAS informó que mientras en el 2018 abrió 174 zanjas, que representaron cuatro mil 637.32 metros cuadrados, en el 2019 fueron 154 surcos, aunque fue un número menor, la superficie abierta fue mayor ya que se afectaron seis mil 178 metros cuadrados.
De la obra realizada en el 2018 todavía quedan sin reparar 184.46 metros cuadrados, mientras que del año pasado siguen pendientes un mil 191.24 metros cuadrados, se informó.
En la respuesta vía Transparencia, la Junta establece que a las excavaciones realizadas en tomas domiciliarias no las considera zanjas, pero para efectos de pavimentación se toma en cuenta el dato porque son aperturas de calles.
En el documento, el organismo descentralizado informa que durante el 2019 se laboró en mil 834 reaperturas que, en promedio, miden 1.25 metros cuadrados cada una, lo que suma un total de dos mil 292.50 metros cuadrados.
Al tomar en cuenta los trabajos realizadas tan solo el año pasado por la Junta, se desprende que hizo excavaciones en ocho mil 470.5 metros cuadrados, entre zanjas y tomas domiciliarias.
Si esa cantidad de metros cuadrados se forman linealmente, abarcarían desde la curva de San Lorenzo, en el norte de la ciudad, hasta la avenida Del Granjero, al sur de la mancha urbana, se verificó a través de la herramienta de Google Maps.
De la misma forma, los un mil 991.24 metros cuadrados que quedaron sin reparar, se extenderían desde la curva de San Lorenzo hasta casi llegar a la avenida Pedro Rosales de León
100 metros sobre la Gómez Morín
Desde hace meses, los automovilistas y las personas que desarrollan sus actividades sobre la avenida Manuel Gómez Morín, cerca del puente del Zorro, soportan las obras que realiza una compañía constructora para dotar de agua potable y drenaje a nuevos fraccionamientos, construidos muy cerca del cruce con Francisco Villareal Torres.
“Todo lo que fue Navidad, Año Nuevo y desde antes, se hizo aquí un ‘desgarriate’, y todavía no acaban”, expone Isaías Cruz, quien trabaja en un restaurante de esa zona.
Desde septiembre anterior se comenzó a trabajar en ese lugar, donde abrieron zanjas a lo largo de aproximadamente 100 metros, por lo que cerraron el carril de extrema derecha en el sentido de oriente a poniente.
El entrevistado cuenta que las filas de automóviles son enormes durante las horas pico, lo que provoca roces entre los automovilistas y accidentes cuando tratan de meterse desde el carril de baja velocidad a los que están libres. Los principales problemas los provocan las unidades de transporte público.
“Quién sabe hasta cuándo se vaya a acabar esto, pero ya urge”, dice.
García Moreno plantea que, las personas que transitan por esa área no tienen forma de evadir las obras.
“¿Por dónde rodeas? Es un recorrido de una sola cuadra, pero muy grande, las opciones son Cuatro Siglos o Ejército Nacional”, menciona.
Advierte que la circulación es complicada para el tránsito vehicular, pero también para el peatón, por las distancias y los riesgos que representan los encharcamientos que se generan en esa zona cuando llueve.
El director de Obras Públicas del Municipio asegura que habló con el encargado de esa obra, quien le dijo que en la semana del 13 al 19 de enero se hará el último colado de obra para terminar los trabajos.
Las labores, que llevan ya cinco meses, están retrasadas, por lo que la autoridad municipal vislumbró la posibilidad de imponer una sanción al constructor, pero siempre se justificó con el hecho de que el material que requerían no estaba disponible en la ciudad, por lo que debían esperar.
Al final de cuentas, señala, los afectados fueron los ciudadanos.
Ante la promesa de terminar y abrir al tránsito el carril clausurado para la última semana de enero o la primera de febrero, cuando fragüe el concreto, la autoridad desistió iniciar un proceso jurídico para presionar a la conclusión de esas obras.
Informa que una vez que la infraestructura subterránea esté terminada será entregada al organismo descentralizado del estado, mientras que la superior (la instalación del concreto) al Municipio.
“Hay muchas inconformidades, pero se tiene que entender que es el trabajo que realiza la JMAS… sí es molesto, pero son trabajos que se deben hacer”, declara.
Después nada es igual
Debido a esas circunstancias, el panorama del pavimento de la localidad en la gran mayoría de las calles y avenidas es catastrófico: grietas, hoyos, zanjas, desniveles, parches de concreto a lo largo y ancho de las vialidades, así como cuadros de tierra en el lugar menos esperado.
Eso, dicen los expertos, es generado porque las vialidades han sido abiertas constantemente y sus reparaciones se llevan a cabo dejando fallas que no son debidamente corregidas.
Para el urbanista Gabriel García Moreno, esa condición de las calles pone en peligro la movilidad de los ciudadanos. Aunque advierte que el riesgo se eleva durante los horarios nocturnos, porque las aperturas en el pavimento muchas veces no se distinguen a la distancia.
Cuando el automovilista se da cuenta de que hay una zanja tiende a sacarle la vuelta, pero en esa maniobra se puede accidentar o hasta atropellar alguna persona, advierte.
“Creo que eso es lo más complicado y grave”, advierte.
Señala que por lo general se habla del riesgo para los automovilistas, pero también lo son para los peatones, quienes si no los ven pueden caer en ellos y el riesgo de sufrir daño es mucho mayor que el que circula en un vehículo.
El director de Obras Públicas del Municipio, Arroyo Salgado, coincide con el profesor universitario en el hecho de que los trabajos que hace la JMAS impactan sobremanera a los ciudadanos.
“Afecta a los usuarios de las vialidades, resultan afectados de manera significativa porque tienen que frenar o desviar del carro del carril donde van porque lo están reparando”, considera.
Para disminuir ese riesgo, agrega, se trabaja de forma coordinada con representantes del organismo descentralizado del estado que, en ocasiones, pide la ayuda de la Dirección de Obras Públicas del Municipio para que repare los surcos, más cuando se ubican en avenidas principales.
“Yo lo veo así, como la JMAS depende del estado, a la gente no se le puede estar diciendo que no nos corresponde, la gente puede argumentar que ya pagó su predial y que quiere buenos servicios públicos”, explica.
Aunque el Municipio ayuda, la presencia de obras incompletas se mantiene en las calles, la razón, explica el funcionario, es que se deben esperar cinco días para comprobar que la obra se realizó de forma correcta, después para programar la reparación o, en su caso, asignarla o licitarla, proceso que se lleva aproximadamente un mes, tal como ocurre en la misma Dirección de Obras Públicas.
“Nosotros nos tardamos eso, no sé exactamente cuánto tarda la JMAS, pero cuando se detectan zanjas que llevan meses abiertas (los ciudadanos) nos pueden llamar de forma directa y acudimos a arreglarlas”, ofrece el funcionario y proporciona el número de oficina 656 737 0000, extensión 71111.
Con respecto a la falta de señalización, asegura que siempre se instala, pero son los mismos ciudadanos quienes la destruyen o se los roban.
Eso ocurre con mayor frecuencia con los señalamientos nocturnos porque son
los que más les llaman la atención, dice.
“Ponemos los ‘burros’ con la señalización y es lo primero que ‘se vuelan’, hemos encontrado las flechas amarillas destruidas, es un riesgo dejarlas”, asegura.
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