La taberna operada por Amparo Kluber Le Roy, conocida como ‘La Mamá’, se ubicaba en pleno corazón de Ciudad Juárez, en la zona de mayor concentración de centros nocturnos y cabarets; su inauguración se dio en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética
Juan de Dios Olivas / Especial para La Verdad
Entre todos los bares que se aglomeraron en el Centro Histórico de Ciudad Juárez durante los años dorados del siglo pasado, el ‘Deutscher Club Rainer Palast’ sobresalió a nivel internacional.
La taberna operada por Amparo Kluber Le Roy, conocida como ‘La Mamá’, se ubicaba en pleno corazón de la ciudad, a un costado de la Acequia Madre y la calle Ocampo, en la zona de mayor concentración de centros nocturnos y cabarets
En la fachada del establecimiento sobresalían los colores de la bandera alemana y acabados de mosaico azul. En sus muros exteriores le fueron colocadas las tres franjas horizontales, una de color negro, otra de rojo y una más en oro, que fueron adoptadas por la Alemania moderna en 1919 y utilizadas hasta 1938, cuando fueron cambiados por el régimen Nazi y recuperados tras la ocupación estadounidense de ese país a partir de 1949. En Juárez harían distinguir al bar de ‘La Mamá’.
El bar fue inaugurado en 1951, en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética. Operó por décadas, en las que llegó a convertirse en un refugio para muchos soldados de la antigua República Federal Alemana acantonados en Fort Bliss, quienes cruzaban a Ciudad Juárez donde encontraron una especie de consulado teutón al que recurrían cuando se metían en problemas en las calles de esta frontera.
La ‘Mamá alemana’, ‘Mamá Cita’ o ‘Mamá Amparo’ como también le decían, les entregaba una tarjeta de presentación acompañadas previamente de una advertencia e instrucciones: “Todos los policías mexicanos son delincuentes, si tienes problemas llámame”.
Si un alemán alguna vez se metía en problemas podría mostrar la tarjeta de Amparo Kluber y rápidamente se resolvían, o podría llamar al teléfono 4-10-16 que decía la impresión y ella acudía en su ayuda para enviarlo de regreso a Estados Unidos en el menor tiempo posible y siempre con el mayor respeto.
“Mamá Cita, nos sacó de todos los líos en México”, escribió Erhard Kowolik el 15 de enero de 2004 en el libro de visitas de los alemanes en la base estadounidense de Fort Bliss.
La fama de su propietaria, ‘La Mamá’, llegó hasta la misma Alemania.
En ocasiones se le podría encontrar vestida con uniforme de gala militar recibiendo a sus clientes quienes la adoptaron en forma especial.
Datos recopilados por el historiador David Pérez López, la ubicaban como probable descendiente de alemanes y franceses. En un testimonio recopilado por el también periodista, se le atribuye un comentario donde ella misma señala que sus abuelos salieron de Berlín, huyendo de la Primera Guerra Mundial, mientras que su padre, fue un hombre que nació en Monterrey y su madre fue francesa.
Con esa afinidad, al abrir las puertas de su negocio, toda la semana y a todas horas acudían hasta su bar, jóvenes militares alemanes que por algún motivo habían sido enviados desde la Alemania occidental, ocupada por Estados Unidos, a la base militar ubicada en El Paso, Texas.
Poco a poco la fama fue creciendo y también la llegada de turistas germanos a quienes llegó la fama del lugar.
En el interior del Deutcher Club se encontraban letreros escritos solo en idioma alemán, mientras que en sus paredes estaban colmadas de banderines de la Alemania, fotos de soldados de la Segunda Guerra mundial, así como posters de propaganda o simples firmas de saludo de quienes alguna vez la visitaron como Helmut Schmidt y Franz Josef Strauss, cuyas tarjetas quedaron clavadas en las vigas de soporte de su establecimiento.
Cuenta David Pérez López que todos los clientes del lugar se convertían inevitablemente en amigos de ‘La Mamá’ y destaca que, en los archivos de un periódico de Hamburgo, se conserva un reportaje del periodista Van U. Schultz publicado en 1972, en el que informaba de la labor de ‘La Mamá’, en esta lejana frontera mexicana.
El “consulado” de la calle Ocampo, fue muy valorado por la colonia alemana en El Paso, Texas y ‘La Mamá’ era invitada a las fiestas e Fort Bliss.
Un viejo farmacéutico de Juárez, Oscar Quiñonez, afirmaba haber escuchado que la joven señorita Amparo ayudó a prisioneros de guerra alemanes, capturados en la Segunda Guerra Mundial, a escapar de los campos estadounidenses a través de la frontera con México.
En una nota del Times Magazin del 12 de junio de 1978, se le cita de la siguiente manera: “Ich liebe meine Jungens, sie kommen von weit her, sie sind alleine hier, Freunde, keine Deutschen, Mama ist tot (Amo a mis chicos, vienen de lejos, están aquí solos, amigos, no alemanes, mamá está muerta)”.
El bar que se convirtió practicamente en un consulado Alemán, funcionó hasta 1992, siempre con los colores de la bandera alemana. En este tiempo, decenas de miles de jóvenes alemanes conocieron a Amparo Cluber Le Roy, de pie detrás del mostrador.
En la primera quincena de enero de 1997, en el interior de la finca donde se encontraba el bar, policías municipales encontraron el cadáver de Amparo Cluber Le Roy, de 74 años de edad. Se encontraba en medio de toneladas de basura que ella misma había venido acumulando durante muchos meses, junto con decenas de gatos.
Por fuera la finca conservaba los colores alemanes y daba la impresión de seguir operando. En la actualidad, se encuentra de pie, pero fue convertida en un centro religioso cristiano.
Un vídeo en el canal de Youtube de Ulrich Krömer, le rinde un homenaje y en su memoria escribe:
“Un recuerdo de una gran mujer en Ciudad Juárez / México que ha trabajado para los soldados alemanes en todos los sentidos durante décadas. Su nombre era Ampara Kluver Leroy y todos los soldados la conocían con el nombre de “Mamacita”. Será inolvidable para los soldados que la conocieron”.
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Imágenes tomadas del video Fort Bliss Deutsche Soldaten in El Paso Texas USA