Un muerto y daños materiales provocó el sismo, la gente salió de sus viviendas asustada, después se fue la luz en casi todo Chilpancingo, en Acapulco, el epicentro del temblor, también se quedaron a oscuras.
Texto: Marlén Castro, Jesús Guerrero y Vania Pigeonutt / Fotografía: Oscar Guerrero Amapola Periodismo
Chilpancingo, Guerrero / Ciudad de México – Desde la pesadilla de 1985, septiembre parece estar predestinado a las sacudidas.
Este septiembre volvió a ocurrir. A las ocho con 52 minutos de la noche este martes comenzó la mecida. Ya era la segunda. Hubo un movimiento previo que fue leve, pero suficiente para recordar que era septiembre: el mes de la pesadilla.
¡Así que cuidado!
El Servicio Sismológico Nacional emitió rápido su primer reporte. El movimiento fue de 4.7 en San Marcos. Ese punto de la geografía guerrerense, en la Costa Chica, es otra desazón. Ahí otros años ocurrieron desastres.
Algunos ni percibieron el primer movimiento. No pasó a mayores. Ese movimiento se registró a las siete de la noche con 55 minutos.
Una hora después, cuando comenzó el segundo pronto se escucharon llantos y los ruidos de cosas que se caían y se rompían. Inmediatamente se fue la luz y, con todo a oscuras, comenzó el caos.
La gente comenzó a salir de las viviendas de forma atropellada. Por lo menos a los que les respondieron las piernas pronto y el miedo no los atornilló a donde estaban sentados.
“Mi papi, mi papi”, clamó una niña de unos tres años en brazos de su madre que salía de una vecindad de la colonia Obrera, al poniente de Chilpancingo. Una segunda niña de unos cinco, la seguía. El padre no estaba con ellas al momento del temblor.
La gente salió a la calle aunque no fuera la mejor idea. Los cables de luz, de teléfono y de televisión se mecieron durante mucho rato más. La sacudida siguió. El poste que contenía esa maraña de cables se meció de forma peligrosa.
“Sigue temblando, aún sigue temblando”, se escuchaba en la oscuridad.
En la calle había llanto, había gritos de gente que llamaba a los que no salían o bajaban, si era casa de más de un piso. La sacudida seguía o quizá sólo era la sensación.
Los vecinos de la Obrera comenzaron a especular sobre la intensidad del movimiento. No había luz y no había forma de recibir las primeras noticias.
-Fue de cinco, -vaticinó un vecino.
-No, de casi cinco fue el de hace como una hora y se sintió poco. Este debe ser de más de seis grados, quizá hasta los siete, -contestó otro.
-No pudo ser de tanto, no estaríamos vivos, con todo lo que tardó, -sostuvo un tercero.
Un rato no hubo redes sociales. Como a las nueve de la noche con diez minutos la información empezó a fluir. El reporte preliminar del Servicio Sismológico Nacional que el movimiento había sido de 6.9 y a 14 kilómetros del sureste de Acapulco. De nuevo la costa. Si fue en la costa, casi seguro, seguía la alerta de tsunami.
Cuando actualizó su reperto, el SMN dijo que el movimiento fue de 7.1 grados.
El temblor sacudió varias entidades del sur y centro del territorio mexicano, entre estas la Ciudad de México, el Estado de México, Morelos, Oaxaca, Michoacán y Queretaro, con epicentro en Acapulco, Guerrero.
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, informó que una persona perdió la vida luego de la caída de un poste en Coyuca de Benítez.
A las diez de la noche, el ayuntamiento de Chilpancingo ya tenía algo de información recabada sobre los daños, principalmente las casas del Infonavit, una unidad habitacional al sureste de la ciudad que desde el temblor del 2017 Protección Civil señaló que debía desalojarse.
A las 10:30 comenzó la evacuación por el peligro de que las viviendas colapsaran sobre todo ante la posibilidad de réplicas. Elementos del Ejército Mexicano, de Protección Civil y Policía Ministerial llegaron a la zona para evacuar a 30 familias de tres edificios del Infonavit.
“Estuvo muy feo, salimos corriendo y ya afuera vinos como el edificio se caía”, dijo Jesús Peláez, habitante de uno de los tres edificios.
Peláez señala que durante casi una hora se fue la luz y la gente más se aterrorizó.
Otro edificio con daños fue el edificio del Hospital General, ubicado al norte de la capital, en donde se atiende a enfermos de covid.
Otro edificio con daños fue Plaza Guerrero un edificio comercial en el centro de la ciudad. A las once elementos de Protección Civil comenzaron a acordonar ambos edificios.
La barda perimetral frontal de Casa Guerrero, la residencia oficial del mandatario estatal, se vino abajo.
En la clínica del IMSS, al terminar el temblor, algunos enfermos fueron sacados en camillas a las banquetas en la céntrica avenida Alemán.
La electricidad en Chilpancingo regresó alrededor de las diez cuarenta de la noche.
En Acapulco, Jorge Armando Cabañas, un vecino que habita entre La Quebrada y Caleta contó que la experiencia había sido terrible. También se fue la energía durante la sacudida y durante mucho rato no tuvieron forma de comunicarse con sus familias.
El secretario de Salud en el estado, Carlos de la Peña Pintos, confirmó que cinco pacientes- tres intubados por covid-19 y dos de otros padecimientos- fueron trasladados del hospital del ISSSTE de Acapulco al Hospital General de la zona rural El Quemado.
También, sin precisar cuántos pacientes, confirmó que “por precaución” desalojaron el hospital de Ciudad Renacimiento, de manera provisional, pero seguirá dando servicios de manera cotidiana.
En Chilpancingo, informó que en la clínica del ISSSTE un paciente fue trasladado al Hospital General Raymundo Abarca Alarcón, mismo que tiene un área COVID-19, la cual siguió funcionando de manera normal. No precisó en este caso el padecimiento del paciente.
Protección Civil informó que hasta las once treinta de la noche se habían registrado 77 réplicas, la más potente de 5.2 grados.
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Este trabajo fue publicado originalmente en Amapola Periodismo que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.