Durante su participación en un foro económico, el expresidente de México reivindicó el sentido de su lucha contra el crimen organizado, pero nada mencionó de la sangre derramada, de los efectos sociales que aún se arrastran ni del destino de algunos de sus jefes policiacos, ahora detenidos en Estados Unidos acusados y sentenciados por narcotráfico
Rocío Gallegos / fotografías: Rey R. Jauregui / La Verdad
Como si los juarenses no tuvieran memoria, Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México de 2006 al 2012, reivindicó este martes el sentido de su lucha contra el crimen organizado en Ciudad Juárez y el país, al asegurar que fue una estrategia para restablecer el Estado de derecho, necesario para detonar el crecimiento económico.
“Esa fue la razón de nuestra estrategia de seguridad, muy cuestionada, en fin, pero lo que buscábamos era que la aplicación de la ley y la vigencia del estado de derecho”, dijo Calderón Hinojosa, quien este martes se reencontró con esta comunidad fronteriza donde su estrategia contra el narcotráfico enlutó a familias de más de 10 mil 500 víctimas de la violencia.
Calderón Hinojosa volvió a Juárez este martes, a casi 10 años de su último acto público como presidente de México en esta ciudad, para participar en un foro económico. Ahí enumeró lo que consideró los aciertos de la ‘guerra contra el narcotráfico’:
El primero, fue que imperara la ley y que no imperara el crimen organizado; el segundo, el más importante, fue el fortalecimiento de instituciones de seguridad y justicia; y el tercero, la reconstrucción del tejido social.
“Eso hicimos aquí en esa dolorosa tragedia en Villas de Salvárcar, donde después de que murieron aquellos muchachos se construyó ahí campos deportivos, de juegos, equipos de futbol”, dijo el expresidente durante su ponencia en el foro Visión Chihuahua: Summit Económico, organizado por Grupo Expansión.
Habló por más de una hora. Mencionó los éxitos de su sexenio, del combate al crimen organizado y la aplicación de la ley, pero nada mencionó de la sangre derramada, de los efectos sociales que aún se arrastran ni del destino de algunos de sus jefes policiacos, ahora detenidos en Estados Unidos.
El evento se llevó a cabo en el Centro de Convenciones Cibeles, donde el 11 de febrero del 2010 fue enfrentado por Luz María Dávila, la mujer que perdió a sus dos únicos hijos, Marcos y José Luis Piña, de 19 y 17 años de edad, respectivamente, en esa masacre registrada el 30 de enero del 2010. Aunque en esta ocasión no hubo reclamos para Calderón, quien accedió hasta tomarse fotografías con el público que se lo solicitó, pero rechazó contestar preguntas de los periodistas.
“Me da muchísimo gusto estar en esta tierra”, dijo al subir al escenario entre aplausos de los asistentes, en su mayoría empresarios, aunque también se encontraban dirigentes de organismos de la iniciativa privada, directivos de instituciones financieras y algunos políticos, entre ellos el panista Eduardo Romero Ramos, secretario de la Función Pública en el sexenio de Vicente Fox.
Mientras Calderón hablaba del respeto a la ley y las instituciones, del otro lado de la frontera, en la corte federal de Brooklyn, en Nueva York, se daba a conocer que Iván Reyes Arzate, excomandante de la Policía Federal y uno de los hombres cercanos a Genaro García Luna, su secretario de Seguridad Pública, se declaró culpable en Estados Unidos de conspirar para traficar cocaína desde México.
El Departamento de Justicia estadounidense comunicó que el exoficial de la policía “recibió un soborno a cambio de aceptar ayudar al cartel de la droga”, denominado “El Seguimiento 39” –asociado al Cártel de Sinaloa–. “Al aceptar miles de dólares en sobornos a cambio de información sobre la investigación policial del cartel El Seguimiento 39, Arzate forjó una alianza deplorable con los narcotraficantes y traicionó no solo al pueblo de México que juró proteger, sino también a su ley”.
García Luna, secretario de Seguridad Pública en su sexenio, también se encuentra detenido en Estados Unidos, acusado de narcotráfico y a la espera de su juicio.
Nada de esto estuvo en el discurso de aciertos del expresidente. Y aunque durante su participación no fue cuestionado por el resultado su estrategia, que generó un escenario de victimización inédito en Ciudad Juárez, al terminar hubo voces que cuestionaron sus argumentos para defender su política de seguridad.
“Él piensa que estuvo bien en su administración”, dijo Jesús Manuel Salayandía Lara, presidente de Canacintra. “Una de las cosas que siempre le vamos a criticar es esa guerra contra el narco y que a Ciudad Juárez le tupió con todo”.
El empresario dijo no fue algo nuevo lo que dijo Calderón, pero siempre es bueno escuchar a un expresidente que diga cómo ve las cosas.
Desde un día antes, Felipe Calderón fue criticado por venir a Ciudad Juárez y dar lecciones para alcanzar el éxito.
Gero Fong, representante del Movimiento contra la Militarización Juárez, consideró que es un cinismo la presencia del expresidente en un foro económico, para exponer sobre oportunidades de inversión cuando su gestión dejó a la economía del país en muy malas condiciones.
A su vez, Óscar Enríquez Pérez, sacerdote y director del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, dijo que Calderón “no es bienvenido, ni como ciudadano ni como expresidente, por todos los perjuicios que causó”.
Esos sin sentidos señalados por los ciudadanos, tienen sentido para el expresidente que defiende su estrategia y aciertos de su gobierno. Aunque además del Estado de derecho sostiene que otros factores clave para el desarrollo son el cambio estructural de la sociedad y la acumulación de capital.
“Si alguna vez queremos ser un país desarrollado de primer mundo, lo primero que necesitamos son instituciones de seguridad y justicia de primer mundo”, dijo Calderón, el expresidente quien tiene un lugar ganado en la historia de Ciudad Juárez por el dolor que causó a miles de familias juarenses.
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