Opinión

El ‘amiguismo’ legislativo de MORENA




febrero 24, 2022

El grupo parlamentario de MORENA ha contratado a personajes que acreditan la añeja e infame práctica del ‘amiguismo’ que, en reiteradas ocasiones, reprocharon durante los gobiernos del PRI y del PAN

Gerardo Cortinas Murra

En un interesante estudio realizado por la Doctora en Geopolítica, Nubia Nieto, se identifica a la corrupción “como uno de los elementos que influye y facilita la socialización de las élites políticas mexicanas en el marco de relaciones políticas fundadas en compadrazgo, amiguismo, padrinazgo, familiarismo y clientelismo”.

En esta ocasión, me parece oportuno que los lectores de LA VERDAD JUÁREZ conozcan -de manera directa- la opinión de esta distinguida analista política; por lo que me permito transcribir sus puntos de vista más destacados:

A lo largo de la historia política de México, la presencia de la corrupción ha sido una constante cuya intensidad varía ligeramente de un gobierno a otro. Diversas disciplinas han estudiado el fenómeno durante décadas. Sin embargo, aún es un tema poco explorado desde el marco académico.
El estudio de la corrupción en México es una área prioritaria para poder interpretar no sólo el nivel de pobreza del país, la transparencia en la gestión gubernamental y financiera sino también para analizar los niveles de violencia por los que México atraviesa dado que la corrupción política favorece el aumento de la delincuencia organizada. Comprender el tejido de la corrupción en México es una tarea amplia y compleja.
La socialización de las élites políticas mexicanas fundamenta su aprendizaje, interpretación y reinterpretación sobre el quehacer político, así como sus expectativas de movilidad, de circulación, y de comportamiento político. Sin embargo, la mayor parte de estos vínculos se fundamentan en relaciones de clientelismo, amiguismo, padrinazgo, compadrazgo y nepotismo.

LOS CÍRCULOS DE AMIGOS
Las relaciones sociales establecidas a través de los amigos son sin duda una de las más valiosas para cualquier individuo, en dichas relaciones se intercambian toda clase de valores que van desde la solidaridad, la confianza, la discreción hasta la lealtad y la protección. El problema consiste en los fines para los que se utilicen dichos valores, y en las fronteras que se violenten, refiriéndonos a las esferas públicas y privadas, que puedan transgredirse con fines de lucro.
En México, dice Roderic Ai Camp, todo político sabe que si desea obtener una carrera exitosa debe acumular y alimentar ‘contactos’ sobre todo entre sus amigos, debido a que la amistad funciona como una arma de poder y movilidad política:
El éxito mundano de la persona pública está directamente relacionado con su poder público. Y la prueba del poder público se encuentra en la extensión de sus amistades. La amistad no pertenece a los sentimientos de la simpatía privada sino funciona como un arma de poder… Y al mismo tiempo reduce los espacios de discusión, negociación y apertura democrática en la medida que reduce la actividad política a un juego de amigos y camaradas.

EL PADRINAZGO
El padrinazgo es un tipo de relación social basada en un dogma religioso en virtud de la cual el padrino se compromete a cuidar de los ‘ahijados’. Paralelamente, esta institución sociocultural ha servido también como fundamento de las relaciones políticas en México, y a la vez como referente de socialización de las élites políticas, en la medida que éstas se han acostumbrado o socializado a la idea que a través del padrinazgo político pueden obtener diversos servicios: un protector que les facilite la entrada en la arena política, el ascenso rápido en la carrera política.
Al igual que el padrinazgo, el compadrazgo imprime un sello particular al tipo de relaciones políticas que se desarrollan en este país, y en la lógica de socialización de las élites políticas, que lejos de entrar al juego de la competencia democrática, siguen manejando los asuntos públicos como asuntos familiares, de amigos y compadres.

EL CLIENTELISMO
El clientelismo es una relación política-cultural que ha permitido a las élites mexicanas obtener un referente del ejercicio del poder político y de las formas de socializarse. De hecho, el análisis de los fenómenos clientelistas constituye uno de los terrenos privilegiados para explicar el funcionamiento de los partidos políticos, de los líderes, sindicatos, asociaciones profesionales y de los sistemas políticos.
El clientelismo, privilegia las reglas informales y sustituye a las reglas y normas burocráticas de las sociedades occidentales por relaciones personales fundadas en similitudes familiares, amistosas, psicológicas, sociales, ideológicas, culturales y económicas.

Para Nubia Nieto, la corrupción en México es:

un campo de estudio complejo e ilimitado, no obstante se pueden observar algunas características asociadas a las élites, que lejos de utilizar su poder político, para la erradicación del cáncer de la corrupción, hacen uso de su representatividad política para beneficios personales o clientelares en los que los intereses de la sociedad son colocados en último lugar, retrasando así la aplicación de facto de los principios democráticos”.

De manera tajante, afirma que las élites políticas “utilizan a la corrupción como una herramienta de gobernabilidad y de consolidación de relaciones políticas”; motivo por el cual, “están posponiendo la construcción de un gobierno democrático basado en la transparencia, eficacia y respeto a los derechos humanos, civiles, económicos y políticos de los ciudadanos”.

En la colaboración editorial anterior, hice referencia expresa a la laguna jurídica que existe en el ordenamiento legal que regula la estructura y el funcionamiento interno del Congreso del Estado. Sin duda alguna, este vacío jurídico fomenta el nepotismo parlamentario, al no establecer la prohibición para que familiares de los diputados puedan ser contratados, ya sea como asesores o como asistentes.

Lo mismo acontece con las relaciones clientelares y de ‘amigos’ políticos en el ámbito de la administración pública de los tres niveles de gobierno. Al extremo de que, los altos cargos públicos son ocupados por personas ‘de confianza’; sin importar, que las personas designadas no cuenten con las cualidades que garanticen el profesionalismo de la función pública. 

Como ejemplo de ello, el actual Gobierno Federal está plagado de altos funcionarios públicos que son amigos cercanos del Presidente de la República; a pesar de que la mayoría de ellos, no cuentan con estudios universitarios relacionados con la alta responsabilidad que exige el cargo conferido.

En el ámbito local, en la actual Legislatura, el grupo parlamentario de MORENA ha contratado a personajes que acreditan la añeja e infame práctica del ‘amiguismo’ que, en reiteradas ocasiones, reprocharon durante los gobiernos del PRI y del PAN.

En el siguiente Cuadro (con información obtenida en el portal de Transparencia del Congreso) se mencionan los personajes que los diputados morenos han contratado como asesores y que tienen una estrecha relación clientelar con MORENA:

NOMBRE FUNCIONARIORELACIÓN POLÍTICA CON MORENA
Pedro Torres EstradaExdiputado en la antepasada Legislatura
Miguel Ángel Colunga MartínezDiputado suplente de Oscar Castrejón
Román Alcántar AlvídrezDiputado suplente de Gustavo de la Rosa
Lourdes Beatriz Valle ArmendárizExdiputada en la pasada Legislatura
Víctor Quintana SilveyraExcandidato a diputado local
Heidi Berenice Segovia LujánExcandidata a diputada local
Ruth Selene Arvizo HuitrónExcandidata a diputada local
José Sarmiento MartínezEsposo de la diputada Magdalena Rentería

Otro ejemplo de ‘amiguismo’ político, lo es la designación de Martín Chaparro como suplente  del actual Presidente Municipal de Juárez; a pesar de ocupar el cargo de presidente estatal de MORENA.

Por último, solo me resta precisar que las prácticas del clientelismo, amiguismo, padrinazgo, compadrazgo y nepotismo, no constituyen por sí mismo, actos delictivos; sino más bien, se traducen en una grave afectación al principio rector del profesionalismo en el servicio público.

Sin embargo, a pesar de su “fuerte dosis de confianza”, no puede negarse que estas nocivas prácticas fomentan la corrupción oficial; lo anterior, al “reducir la actividad política a un juego de amigos y camaradas” con la consecuente exclusión de personas que si cuentan con la capacidad para ocupar -con reconocida probidad- cargos públicos en los tres ámbitos de gobierno y en los tres poderes estatales.

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