COVID-19

Después del COVID, ¿cómo podrían contener futuras pandemias Estados Unidos y México?

Sepultureros en el Panteón Sueños Eternos cargan ataúd con una persona muerta por el virus COVID-19, el miércoles, 11 de noviembre de 2020, en Ciudad Juárez. Fotografía: El Paso Times
  • A dos años de la pandemia, Estados Unidos y Mexico buscan nuevas estrategias ante el desastre provocado en comunidades fronterizas, como El Paso y Ciudad Juárez; ‘fallecieron demasiadas personas como para ignorar lo que ocurrió’  
  • Renovar la cooperación entre los dos países es vital para salvar vidas en la próxima pandemia, advierten expertos en salud

Por Martha Pskowski y Lauren Villagran / El Paso Times

El Paso, Texas–“La enfermedad no conoce de fronteras”, advierten los expertos en salud.

No cabe duda que eso es una realidad en El Paso y Ciudad Juárez, en la frontera entre Estados Unidos y México, dos ciudades separadas solo por un río. El COVID-19 arrasó con las familias de ambos lados como si no existiera la frontera, cambiando y poniendo fin a las vidas sin importar la nacionalidad.

Las dos ciudades enfrentaron oleadas de COVID-19 que golpeaban con pocos días o semanas de diferencia. El virus causó grandes estragos en la vida de los fronterizos, abrumando a personal de los hospitales, cerrando los comercios y aislando las comunidades entrelazadas.

Más de 3 mil 300 personas han fallecido en El Paso; más de 4 mil 500 murieron en Ciudad Juárez.

Los condados fronterizos de Texas están entre los más afectados en el estado. Los cruces fronterizos de Estados Unidos estuvieron cerrados para la mayoría de los mexicanos durante casi dos años, resultando en el aislamiento de las familias y comunidades binacionales. Ambas ciudades sufrieron pérdidas económicas paralelas

Entre las lecciones más importantes aprendidas de los últimos dos años está que Estados Unidos y México, El Paso y Juárez, deben colaborar más de cerca en el manejo de las pandemias, según los estudios y las entrevistas con más de dos docenas de expertos de la salud fronteriza. El Paso Times y los medios que forman parte de alianza Puente News Collaborative, examinaron lo que funcionó en la lucha mundial por contener la pandémica y las estrategias futuras para abordar las amenazas de enfermedades en la frontera.

Elizabeth Martínez vende mascarillas hechas a mano por la avenida Juárez a los conductores que cruzan el puente internacional Paso del Norte, el jueves, 20 de mayo, 2020. Fotografía: Mark Lambie /El Paso Times

Las autoridades en El Paso y en Juárez abrieron las líneas de comunicación e intentaron encontrar las formas de compartir recursos, como las vacunas. Pero la política divisoria y la falta de apoyo a nivel federal, fuera de Washington, D.C., o de la Ciudad de México, obstaculizaron una mayor colaboración binacional que habría salvado vidas.

“En un momento en el que ya estábamos muy polarizados en cuanto a las fronteras en particular, llega esta enfermedad que obliga el aislamiento tanto de la frontera norte de México como la frontera sur de los Estados Unidos, en términos políticos y geográficos”, dijo el doctor Manuel de la Rosa, vicepresidente de participación comunitaria en el Health Sciences Center de la Texas Tech University y miembro de la Comisión por la Salud Fronteriza entre los EE.UU. y México.

Los planes binacionales establecidos por Estados Unidos y México en el pasado, ante pandemias menos letales, fueron ignoradas en gran medida y las estrategias para atender la salud de los fronterizos estaban desmanteladas.

Cuando llegó el COVID-19, el Plan de América del Norte para la influenza Animal y Pandémica (North American Plan for Animal and Pandemic Influenza), una guía que busca abordar cooperativamente las amenazas de las enfermedades entre Estados Unidos, México y Canadá, no se activó completamente, indican los analistas. La Cumbre de Líderes de América del Norte, en la que antes se discutía temas de la salud fronteriza, no ha sido convocada desde el año 2016. La Comisión por la Salud Fronteriza de los EE.UU. y México, encargada de mejorar el bienestar de la región fronteriza, ha visto disminuir sus fondos de financiamiento y sus actividades.

Fotografía: Briana Sánchez / El Paso Times

“Es difícil la cooperación fronteriza”, dijo Juli Collins-Dogrul, profesora asociada de sociología en la Whittier College, quien estudia la salud en la frontera. “Esto implica que requerimos todo lo que podemos hacer en múltiples niveles para ayudar a facilitar dicha comunicación, para legitimarla y para decir que es importante”.

Las autoridades en salud dicen que después de dos años de experimentar con el manejo de la crisis por la pandémica, las comunidades en la frontera tienen mucho que aprender entre sí. Pese a las grandes dificultades, las ‘ciudades hermanas’ desde Texas a California encontraron formas creativas por compartir recursos y coordinar respuestas.

San Diego se encargó de administrar vacunas a los trabajadores en las maquiladoras, y lo mismo hizo El Paso para los trabajadores de fábricas en Juárez. El departamento de salud de Nuevo México compartió información del rastreo de contactos con sus contrapartes en el estado de Chihuahua. Una clínica médica en Douglas, Arizona, coordinó de cerca la vigilancia de enfermedades con hospitales aledaños en Agua Prieta, Sonora.

Juez del condado de El Paso, Ricardo Samaniego, dijo que las comunidades binacionales deben unirse para aprender la una de la otra, por más doloroso que sea revivir cualquier parte de los últimos dos años.

“Salió demasiado caro y fallecieron demasiadas personas como para que lo ignoremos”,

Ricardo Samaniego, juez del condado de El Paso

COVID-19 golpea la región fronteriza

Al comienzo de la pandemia había muchas incógnitas: dudas sobre cómo se propagaba el nuevo virus, cuáles serían las políticas más eficaces en reducir la transmisión, quién corría el mayor riesgo.

“Nuestro primer caso se detectó la noche del 13 de marzo”, dijo Dee Margo, quien fue alcalde de El Paso en el 2020. “Comenzamos a prepararnos para tratar lo desconocido, y no conocíamos la gravedad”.

Estados Unidos cuenta con muchísimos más recursos para luchar contra la pandemia que México. El gasto público en atención medica en México fue de 608 dólares per cápita en el 2020, según la Organization for Economic Cooperation and Development. Estados Unidos gastó 9 mil 054 dólares por persona en el 2019, de acuerdo con los datos disponibles.

En la región fronteriza, las autoridades de los dos países, con una enorme diferencia en recursos y sistemas de salud, enfrentaron la misma amenaza.

Las personas que viven en la frontera entre Estados Unidos y México enfrentaron la pandemia con enormes riesgos. El Paso y Juárez comparten altos índices de diabetes, obesidad e hipertensión, condiciones que hacieron más mortal el COVID-19. En los hogares donde habitan personas de varias generaciones, lo normal en la frontera, las personas de la tercera edad eran las más vulnerables.

En Estados Unidos, el recorte de gastos federales perjudicó a las oficinas de salud fronterizas encargadas de coordinar con México los temas de salud.

“En vez de contar con un recurso para abordar ese esfuerzo, lo que nos tocó decir era, Nuevo México, tú qué puedes hacer? El Paso, tú qué puedes hacer?”, dijo Travis Leyva, de la Oficina de Salud Fronteriza en Nuevo México, ubicada en Las Cruces. “Estábamos limitados”.

La agencia de Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) rechazó una solicitud de entrevista sobre el tema.

Un empleado médico transfiere el cadáver de una víctima del COVID-19 a una morgue móvil el lunes, 9 de noviembre, 2020, en la oficina del condado de El Paso del examinador médico y laboratorio forense. Fotografía: Briana Sánchez El Paso Times

La pandemia se vuelve política

Mientras los líderes de ambos lados de la frontera luchaban juntos, los gobiernos de Estados Unidos y México miraron hacia su interior. Estados Unidos prohibió los viajes no esenciales por los puentes terrestres comenzando el 21 de marzo de 2020, y si bien se dijo que el esfuerzo era una decisión “conjunta” con México, el gobierno mexicano nunca restringió los viajes hacia el sur.

Las restricciones en la frontera fueron una de muchas respuestas políticas a la pandemia que carecían de un claro razonamiento de salud pública, aunque fueron cientos los países que optaron por cerrar fronteras frente al COVID-19. Un estudio reciente de restricciones fronterizas a nivel mundial halló que no había ninguna correlación entre las prohibiciones y una reducción en la propagación del virus. La Organización Mundial de la Salud ha desalentado los cierres de fronteras como medida de control de la pandemia.

Mes tras mes, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos extendió durante casi dos años las restricciones “temporales” contra los viajes no esenciales. Aún así, debido a que los ciudadanos y residentes permanentes legales de Estados Unidos estaban exentos, El Paso y Juárez vieron en promedio más de medio millón de vehículos personales en los puentes internacionales locales en el 2020; esta cifra llegó a casi 800 mil antes de ser levantadas las restricciones en noviembre 2021.

La politización de la crisis causó dificultades para que autoridades de salud hicieran su trabajo de manera más efectiva, especialmente donde dos países, tres estados y dos ciudades gobiernan una población de 2.5 millones de personas.

“Uno pensaría que la salud pública no estaría envuelta en la política”, dijo Alicia Thompson, directora de salud del condado de Cochise, en Arizona, frontera con Sonora, México. “Pero con la actual estructura de la salud pública en Estados Unidos, siempre ha tenido un componente político la labor que realizamos”.

Compartíamos planes

El Consulado de México en El Paso convocó una reunión en los primeros días de la pandemia para juntar a los dirigentes de Juárez y El Paso, Chihuahua y Texas. Los cónsules generales en ambas ciudades; Margo y entonces alcalde de Juárez, Armando Cabada; juez del condado de El Paso Ricardo Samaniego y las respectivas autoridades de salud de las ciudades, se reunieron alrededor de una mesa, con las sillas colocadas a cierta distancia.

Se compartió información. Se hicieron compromisos de colaboración.

“Fue una muestra de preocupación del uno por el otro”, dijo Juan Acereto, anterior cónsul de México que ahora sirve de vínculo en Estados Unidos del gobierno municipal de Juárez. “Pero al final, cada uno se guardó en su respectiva casa. Nos volvimos egoístas”.

Las autoridades para la salud en El Paso y en Juárez sí se mantuvieron en contacto frecuente, según las autoridades de salud y manejo de emergencias de El Paso. Pero gran parte de la comunicación era informal, individuos que se llamaban por teléfono para compartir información y planes. “Había tremenda desconexión entre nuestras recomendaciones y consejos y lo que hacemos frente a lo que hacen ellos”, dijo Margo.

El epidemiólogo de El Paso sostuvo llamadas diarias con el epidemiólogo de Juárez, dijo el bombero principal de El Paso, Mario D’Agostino.

“Yo mantenía comunicaciones personales con la autoridad de la salud en Juárez”, dijo el doctor Héctor Ocaranza, autoridad para la salud en el condado de El Paso. “Se hacía por teléfono, también. Con esta comunicación informal, compartíamos planes, también compartíamos nueva información médica, cómo íbamos a responder a una situación en particular que pudiera surgir. Es lo que hacíamos”.

Leyva, en Las Cruces, dijo que en los primeros meses su oficina notificaba a Chihuahua de los casos binacionales — residentes con lazos en Chihuahua que recibían un resultado positivo en Nuevo México— para que pudiera hacerse el rastreo de contactos al sur de la frontera. Pero con el tiempo se hizo demasiado grande el número de casos.

“Al llegar a los cientos de casos diarios, se nos hizo muy difícil hacerlo”, dijo Leyva. “Entonces pasamos de la investigación de casos a aumentar la conciencia en las comunidades”.

Los números de casos y de ingresos al hospital aumentaron en la región fronteriza en octubre del 2021.

Las oleadas de infecciones del virus solían coincidir en Las Cruces y El Paso.  Pero según un análisis de El Paso Matters/Kaiser Health News, les fue mejor a los condados fronterizos de Nuevo México que a los de Texas.

El análisis también encontró que de marzo del 2020 a enero del 2021, las personas fallecían por el COVID-19 en un índice mucho mayor en las comunidades de la frontera en Texas que en el resto del estado. El índice de mortandad del COVID-19 de los residentes menores de los 65 años en los condados fronterizos de Texas era en alto.

El Departamento Estatal de Servicios de Salud de Texas, que administra la Office of Border Health, rechazó una petición de entrevista para este artículo.

Superar la desigualdad en vacunas

Las filas de personas en vehículos para recibir vacunas contra el COVID-19 en el Chamizal, el 24 de mayo, 2021. Fotografía: Omar Ornelas / El Paso Times

Cuando pasó el auge de los contagios del otoño de 2020, y comenzaron a llegar las vacunas a las comunidades fronterizas en Estados Unidos, las comunidades binacionales comenzaron a colaborar.

El 15 de diciembre de 2020, cinco enfermeras del University Medical Center en El Paso fueron las primeras residentes de la ciudad en vacunarse. Cuatro meses más tarde, el 12 de abril de 2021, se comenzó en Juárez una campaña para las vacunas,  pero llegaron a un paso muy lento al norte de México, con una separación de meses entre cada entrega de dosis disponibles.

En lo que los mexicanos esperaban, algunos suministros de vacunas en Estados Unidos se aproximaban a su fecha de caducidad. Seguía cerrada la frontera a los viajes no esenciales y solo el presidente Biden podía autorizar la donación de vacunas a México.. 

Estados Unidos hizo su primera donación de 1.7 millones de vacunas a México en junio del 2021, sin embargo las comunidades fronterizas en EE. UU. reclamaban oportunidades para compartir vacunas más rápidamente con sus ciudades hermanas. Por último, Estados Unidos donaría más de 14.1 millones de vacunas a México.

La doctora Cecilia Rosales, presidenta de la Division of Public Health Practice & Translational Research en la University of Arizona en Phoenix, encabezó un esfuerzo por establecer clínicas para vacunas dentro de los puertos de entrada para los mexicanos, algo que lograron los líderes de El Paso para miles de trabajadores de maquiladores y agricolas, pero que no podían hacer para otros residentes de Juárez.

Las clínicas en Arizona administraron vacunas a más de 33 mil mexicanos en puertos de entrada durante las restricciones en la frontera.

Con la mirada al futuro

Los líderes de salud en la región fronteriza entre E.E. U.U. y México dicen que han hecho lo mejor que pudieron con la información disponible en su momento. Pero viendo hacia el futuro, muchos dijeron que esperaban poder formalizar las redes transfronterizas construidas durante los últimos dos años y normalizar las prácticas colaborativas.

“Me parece que lo que hemos aprendido de la pandemia es que debemos implementemos normas, en particular para los proyectos que tenemos con México”, dijo Rosales.

Jimmy Kolker, exsubsecretario de Asuntos Globales de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, que supervisó la Comisión de Salud Fronteriza México-Estados Unidos, testificó en el Senado en junio de 2020 sobre la urgencia de combatir la pandemia de COVID-19 en conjunto con México. No había tiempo para esperar, dijo.

“Si piensas en esto como un incendio que azota toda una ciudad … nos hemos puesto a trabajar con nuestros vecinos para apagar el fuego”, dijo. “Porque no hay nada que podamos hacer para proteger nuestro hogar que no requiera que también trabajemos con nuestro vecino”.

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Este contenido fue producida como parte de Puente News Collaborative, una asociación binacional de organizaciones de noticias en Ciudad Juárez y El Paso, de la que forma parte La Verdad.

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