Quince de los 23 espacios de acogida que operan en Ciudad Juárez se constituyen como red para fortalecer su trabajo y ofrecer mejores condiciones para las personas en movilidad que arriban a esta comunidad fronteriza
Por Verónica Martínez / La Verdad
Tras un proceso de más de tres años de atender las necesidades de la población migrante, que desde finales del 2018 ha permanecido por periodos largos en Ciudad Juárez, distintos albergues unieron sus experiencias y capacidades para constituirse como Red Somos Uno por Juárez.
“Éramos muchos y todos estábamos jalando para un lado y otros para otro. Pensé ‘Seamos un gigante bien organizado’ explicó Rosa Mani, representante de la red y voluntaria. “Era necesario que por lo menos tuviéramos unas bases para poder tener algo de calidad para la comunidad”.
Así fue como asociaciones civiles y grupos religiosos se agruparon para autogestionar y fortalecer los servicios que prestan a las personas en movilidad y convertir sus albergues en espacios seguros
Actualmente en la ciudad hay 23 espacios de acogida, reportó la oficina de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Ciudad Juárez. Sin embargo, la Red Somos Uno por Juárez solo está conformada por 15 albergues.
El trabajo de atención a migrantes en la comunidad fronteriza se ha “dado en la marcha y seguimos aprendiendo”, dijo Mani, agregando que la red mantiene un comunicación y coordinación cercana con los tres niveles de gobierno.
A nivel municipal, Dirección de Derechos Humanos administra el albergue temporal ubicado en el Gimnasio ‘Kiki Romero’, en las oficinas del Consejo Estatal de Población se encuentra el Centro de Atención Integral de Migrantes y el gobierno federal está encargado del albergue Leona Vicario. Las tres instancias de gobierno son las principales receptoras de personas en movilidad en Juárez.
Debido a la coordinación de la red, los albergues han podido repartir insumos que son donados por distintos actores como empresarios, negocios locales y la ciudadanía.
“Hemos aprendido en la marcha”, dijo Mani. “Ya con este aprendizaje llegan más donantes, nosotros hemos podido llamar a los albergues y esto nos ayuda a no andar por toda la ciudad entregándole a todos”.
En colaboración con asociaciones civiles como Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA) y agencias internacionales como la OIM, ACNUR y UNICEF han brindado capacitaciones y talleres a la red y otros albergues en la ciudad.
Los talleres que se han impartido a coordinadores y directores de albergues van desde temas generales de migración a recepción de niños, niñas y adolescentes no acompañados y orientación para tratar temas de violencia de género, detalló Blanca Navarrete, directora de DHIA.
“La intención es que fortalezcan su trabajo y ofrezcan mejores condiciones para las personas en movilidad”, dijo Navarrete.
Más allá de organizarse, Mani considera que la red les ha permitido compartir experiencias por las que los voluntarios y directores han pasado al atender la necesidad humanitaria. Al enfrentarse a problemas en común han logrado desarrollar procedimientos de atención y generar la documentación necesaria que requiere el seguimiento de un albergue.
“Tocar temas que muchas veces creemos que solo uno como líder de albergue estamos pasando”, dijo Mani. “Cuando estamos en la mesa exponemos. Este compartir vivencias en común y nos ha dado un aprendizaje.
Uno de los lineamientos principales para ser parte de la red es no cobrar por los servicios de alojamiento y alimentación que ofrecen. Los miembros de la red son apoyados con insumos y monederos electrónicos que proveen DHIA y otras agencias internacionales.
Actualmente, los albergues que son parte de la Red Somos Uno por Juárez son:
- Alabanzas al Rey
- El Buen Samaritano
- El Jarudo
- Espíritu Santo
- San Matías
- Frontera de Gracia
- La Esperanza
- La Última Milla
- Nuestra Señora de la Esperanza
- Pasos de Fe
- Principe de Paz
- Solus Cristus
- Oasis de Migrantes
- Casa Salem
- Jesucristo es la Respuesta
El derecho a denunciar
A travésde la red también se ha trabajado en desarrollar un sistema de quejas que le permite a las personas que ocupan los espacios de acogida dar retroalimentación; pero más importante, denunciar cualquier falta por parte de la administración del albergue.
En cada albergue que es parte de la red, han colocado mantas y lonas detallando que a las personas que ocupan los espacios no se les debe cobrar por los servicios de estancia y alimentación. En las lonas también se encuentra el número de contacto de Mani, como representante de la red y de un representante de DHIA para recibir y canalizar las quejas y denuncias.
“Esto a sido muy bueno, porque así las personas pueden tener una voz”, dijo Mani. “Era necesario que existiera alguien afuera de la red que no fuera de los directores de albergues”.
En algunas ocasiones las personas en movilidad aún se sienten inseguras para presentar quejas en contra de los espacios que les han dado acogida y han optado por hacerlas llegar a través de terceras organizaciones. Recibir retroalimentación en los albergues es un ejercicio necesario que además hace de estos espacios más seguros, dijo Navarrete.
“Yo lo veo como el reconocimiento al derecho de las personas en movilidad para expresar situaciones irregulares en espacios humanitarios”, dijo Navarrete agregando que la Ley de Protección y Apoyo a Migrantes para el Estado de Chihuahua debería tener estándares mínimos de cómo deben operar los espacios humanitarios.
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