La incertidumbre, la violencia intrafamiliar, la pérdida de un ser querido y las secuelas físicas y sociales que ha dejado la pandemia han incrementado los índices de suicidio en todo el mundo
Por María Teresa Juárez
Luego de la pandemia por COVID-19, la crisis de salud mental se vislumbra como uno de los desafíos más grandes para los siguientes años.
Datos de la Organización Mundial de la Salud revelan que más del 75% de las personas en los países de ingresos bajos no recibe ningún tratamiento para condiciones de salud mental como depresión, ansiedad y trastorno por estrés postraumático. La depresión es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma importante a la carga mundial general de morbilidad.
Condenado por la religión, enaltecido por poetas, preocupación para expertos en salud pública; el suicidio sigue siendo enigma, dolor, incertidumbre y un tema tabú.
Una muerte cada 40 segundos
Cada año, más de 700 mil personas pierden la vida a causa del suicidio en el mundo, lo que se traduce en una muerte cada 40 segundos.
Datos de la Organización Mundial de la Salud revelan que es la cuarta causa de mortalidad entre las personas de 15 a 29 años.
En los países de ingreso alto, el suicidio está más asociado a la depresión crónica, el consumo de sustancias y las enfermedades crónicas.
En contraste, en países de ingreso bajo las tasas de suicidio se relacionan a condiciones de desigualdad como la violencia estructural, la insufiencia en el acceso a servicios de salud mental, conflictos armados y trastornos por estrés postraumático.
Las tasas de suicido también son elevadas entre grupos discriminados como personas migrantes o refugiadas, personas de la comunidad LGBTQ+, y personas privadas de la libertad.
Tema de urgente post-pandemia
La crisis global provocada por covid19 incrementó el número de suicidios en todo el mundo. Un dato relevante es que la sensación y/o condición de aislamiento es un factor de riesgo: Nuestra salud mental, y ahora: ¿quién podrá ayudarnos?
Temas como la incertidumbre, la violencia intrafamiliar, la pérdida de un ser querido y las secuelas físicas y sociales que ha dejado la pandemia, han incrementado los índices de suicidio en todo el mundo.
En México, solo durante el año 2020 se registraron 7 mil 869 suicidios, lo que representa un 9% por ciento más respecto al año 2019. De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), las entidades con un mayor número de suicidios son:
Estado de México, Jalisco, Chihuahua, Aguascalientes, Quintana Roo y Yucatán. Como en varios países del mundo, es más frecuente en personas entre 14 y 29 años.
Datos del Centro de Investigación en Política Pública revelan que entre el año 2013 y el 2021, México asignó solo el 2.1 por ciento para atender la salud mental. Mientras tanto, una de cada cuatro personas de 18 a 65 años vive con alguna condición de salud mental.
Dificultades económicas, relaciones familiares conflictivas, trastornos mentales e incremento en el consumo de alcohol y otras sustancias, son algunos de los factores y escenarios de mayor riesgo.
Cenizas
La noche se astilló de estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.
Pronto nos iremos
Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.
¿Qué haré conmigo?
Porque a Ti te debo lo que soy
Pero no tengo mañana
Porque a Ti te…
La noche sufre.
Alejandra Pizarnik
Factores asociados al género
La doctora Carolina Santillán, experta en prevención del suicidio, y supervisora Académica de la estrategia Crisis, Emergencias y Atención al Suicidio de la UNAM, FESI comparte con Sin Etiquetas algunos temas clave para entender el suicidio en el contexto mexicano, principalmente en la población joven.
“Los hombres tienen más dificultad para expresar sus emociones porque en el contexto mexicano no se vale que un hombre diga que se siente triste, que se siente mal, y tenemos mayor riesgo porque no expresa cómo se siente. En casos extremos –que son lo que nosotros estudiamos- es hasta que deja una carta póstuma, cuando nos enteramos que al igual que a las mujeres, a los hombres se les rompe el corazón, se decepcionan, sienten que el mundo estaría mejor sin su presencia. En términos de expresión emocional, sí nos preocupa y nos ocupan mucho los hombres porque piden menos ayuda en comparación con las mujeres y también en temas de salud física, en general tardan más tiempo en acercarse.
También existen algunos riesgos, en particular los trastornos de la conducta alimentaria que son más frecuentes en las mujeres: la excesiva preocupación por el peso, por la delgadez, por la perfección. En los hombres tenemos más casos de vigorexia: la preocupación por estar excesivamente musculosos.
En el caso del alcohol y el consumo de sustancias, hay cambios importantes en las últimas dos décadas. Antes hablábamos que el consumo de alcohol era el problema más importante entre los hombres; pero ahora algunas mujeres consumen a la par que los hombres, teniendo menos peso y un metabolismo diferente. El alcohol y las sustancias es un problema que compete a ambas partes.
Este 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de Prevención del Suicidio, una iniciativa de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo de esta acción global es hacer visible el tema en todo el mundo.
Crear esperanza a través de la acción
El tema de este año es crear esperanza a través de la acción. Esta propuesta responde a la urgente necesidad de realizar acciones colectivas para detectar y prevenir el suicidio.
La doctora Carolina Santillán, experta en prevención del suicidio ha impulsado un programa dentro de la UNAM: Guardianes, una propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Ha formado a varias generaciones de psicólogos con el objetivo de atender de manera cercana y profesional a jóvenes que experimentan conductas de riesgo como consumo de sustancias, experiencias de violencia y/o depresión.
La propuesta funciona con una metodología de trabajo entre pares, personas jóvenes formadas en prevención del suicidio, proporcionando información y acompañamiento. En este punto la detección temprana de conductas de riesgo es vital.
Al respecto de este modelo de intervención, la doctora Santillán afirma: Estos Guardianes aprenden a identificar señales de alerta. Una cosa es estar un poco triste por una pérdida, pero cuando la tristeza se extiende y se empieza a tener conductas de aislamiento o cambios muy importantes en el peso o patrones de sueño -por ejemplo-, hay que estar atentos. Los Guardianes aprenden a identificar si hay señales de depresión, como las autolesiones no suicidas, una práctica común entre jóvenes.
La doctora Santillán destaca tres acciones centrales en este modelo de atención:
1) Detección de señales tempranas
2) Identificación de conductas de riesgo
3) Canalización y seguimiento
Factores de riesgo asociados al suicidio:
- Pérdida laboral o financiera
- Experiencias de violencia: física, sexual, psicológica
- Uso de sustancias
- Pérdida de seres queridos
- Trastornos por estrés postraumático
- Barreras para acceder a la atención médica
Medidas de prevención:
- Políticas públicas en salud mental
- El papel de los medios de comunicación en la promoción de la prevención del suicidio
- Restricción de medios para el suicidio: medicamentos, armas de fuego, pesticidas, etc.
- Campañas de alfabetización en salud mental y contra el estigma cuando se aborda el tema del suicidio
- Prevención y tratamiento adecuados para la depresión
- Seguimiento de profesionales de la salud a sobrevivientes de suicidio
- Prevención y tratamiento en abuso de sustancias
Como efecto dominó
Los suicidios e intentos de suicidio tienen un efecto dominó, esto quiere decir que afecta a familiares, amigos y comunidades enteras. Sin embargo, sigue siendo un tema tabú, rodeado de prejuicio, temor y estigma.
En todos los casos hay un sufrimiento intrínseco, momentos de gran soledad, miedo y mucho dolor. No hay una sola causa del suicidio, por lo tanto, tampoco hay una sola respuesta. Informes recientes han destacado la importancia de ver el suicidio como un tema de salud pública con múltiples aristas.
Muchas familias ocultan que un ser querido ha muerto por suicidio por miedo a la sanción social, el estigma o bien, para evitar un dolor más grande a su circulo cercano.
Voces expertas aseguran que el acompañamiento terapéutico especializado es imprescindible pues deja graves afectaciones emocionales que pueden extenderse por varias generaciones.
Instancias como la Universidad Nacional Autónoma de México, han declarado septiembre como el mes para la prevención del suicidio.
Todas las personas podemos sumarnos a esta iniciativa con acciones puntuales, una de ellas, iniciar un diálogo abierto con nuestras personas amadas y formar redes de apoyo.
______________
Carolina Santillán, es doctora en psicología, experta en prevención del suicidio. Becaria Fulbright para tesis doctoral en la Universidad de Pensilvania en el Centro para el Tratamiento de los Trastornos de la Ansiedad. Profesora en la UNAM, FESI y miembro del Sistema Nacional de Investigadores SNI, Nivel I. Experta en estrés, hábitos nerviosos, trauma, trastornos de ansiedad, ataques de pánico, fobias, espectro obsesivo, autolesiones y conductas asociadas al suicidio.
Transcripción entrevista Carolina Santillán: Laura Juárez
****
María Teresa Juárez. Guionista, reportera, radialista. Cubre temas culturales, sexualidad, salud, género y memoria histórica. En sus ratos libres explora el mundo gastronómico y literario. Cofundadora de Periodistas de a Pie