Las revelaciones del juicio a García Luna en Estados Unidos confirman que el apoyo de éste al Cártel de Sinaloa fue factor decisivo para el baño de sangre y la crisis humanitaria que sigue, sí, sigue enlutando a Chihuahua
Por Víctor M. Quintana S.
Tal vez ahora para algunos resulte muy lejano el tema de la condena de Genaro García Luna por un jurado en los Estados Unidos. Sin embargo, la conducta de quien fuera el máximo funcionario de seguridad pública de la administración de Felipe Calderón tuvo un gran impacto en Chihuahua en aquellos aciagos años del calderonato 2006-2012. No sólo eso, las revelaciones del juicio a García Luna confirman la hipótesis de que el apoyo de éste al Cártel de Sinaloa fue factor decisivo para que nuestro estado se ensangrentara aquellos años.
Como es sabido, dieciséis meses después de haber iniciado en Michoacán su malhadada “guerra contra las drogas”, Calderón y su gabinete de seguridad inician acá el “Operativo Conjunto Chihuahua”, en marzo de 2008. No se olvida el famoso grito de guerra que lanzó entonces el general Jorge Juárez Loera, encargado de la operación: “Mi orden de cateo es el marro”.
Dejemos primero que hablen las cifras que nos muestran la escalada de violencia desde el inicio del operativo:
El año anterior al operativo calderonista-garcía lunista hubo en el estado de Chihuahua, 518 homicidios dolosos; al año que comenzó la intervención del Ejército los multiplicó por más de 5: en 2008 se contaron ya 2 mil 604 asesinatos; cifra que se elevó a 3 mil 680 en 2009 y hasta 10, 421 en 2010, es decir casi veinte veces más que antes de la intervención de las fuerzas federales.
El número de asesinatos por 100 mil habitantes, que antes del operativo era de 16.97; se elevó hasta 148.9 asesinatos por 100 mil habitantes en 2010, el más alto del país y uno de los más elevados del planeta.
Algo que no podemos olvidar del Operativo de Calderón, conducido por García Luna: una de cada cinco ejecuciones que ocurrieron en ese sexenio se dio en Chihuahua: 16 mil 467 de las 83 mil 191 que se perpetraron a nivel nacional.
Durante la intervención de las fuerzas federales: Ejército y Policía Federal, los asesinatos dolosos de mujeres en el estado de Chihuahua casi se multiplicaron por 10: de 42 que hubo en el año 2007, se pasó a 416 en 2010.
La violencia criminal se disparó también entre 2007 y 2010: los delitos en general casi se duplicaron en el estado de Chihuahua: de 34 mil 800 a 66 mil 125; el robo de autos se triplicó: de 9 mil 490 a 30 mil 757 y los secuestros se multiplicaron por seis: de 21 a 132.
La intervención de las fuerzas federales planeada por Calderón y García Luna ocasionó una verdadera crisis humanitaria en el estado: se produjeron 10 mil huérfanos; 230 mil personas fueron desplazadas de su lugar de residencia; varios cientos de desapariciones forzadas; miles de viviendas abandonadas en Ciudad Juárez, cien mil derechohabientes fueron dados de baja en el IMSS, y un sangriento y pavoroso etcétera.
En aquel tiempo se dieron -dimos-diversas explicaciones para la escalada de violencia: que la intervención de las fuerzas federales hizo que los cárteles se pelearan entre sí y que reclutaran y armaran a delincuentes comunes no organizados para defenderse de los federales y de los cárteles rivales; que al haber más gente armada, se prestaba para que hubiera más delitos, etc.
Lo que después de lo que se ventiló en el juicio de García Luna en Nueva York viene a agregar algo muy importante, que tiene que ver mucho con Chihuahua, es decir, que tiene repercusiones “muy de acá”:
El Operativo Conjunto Chihuahua, iniciado en marzo de 2008 por el gabinete de seguridad de Felipe Calderón, coordinado entonces por Genaro García Luna no fue tanto un ataque al narcotráfico en Chihuahua. Fue, sobre todo, una ofensiva contra la organización criminal que en aquel entonces controlaba incuestionablemente el estado: el Cártel de Juárez y, a la vez, una intervención para propiciar el ingreso y el control de nuevos espacios para la organización que, según se reveló en el citado juicio, fue favorecida en todo momento por García Luna: el Cártel de Sinaloa. De la sangrienta disputa por el territorio entre estos dos cárteles y entre los elementos de las fuerzas federales cómplices de cada uno de ellos surgió el baño de sangre y la crisis humanitaria que sigue, sí, sigue enlutando a Chihuahua.