En El País

Oteapan, un pueblo que resiste al despojo de la minería  




mayo 8, 2023

Desde hace 70 años el municipio de Oteapan, al sur de Veracruz, mantiene una disputa territorial con su vecino Chinameca. Hoy, la disputa se intensificó por diferencias respecto al futuro de esos terrenos. Mientras uno quiere abrir el territorio a la explotación industrial, el otro busca preservar sus recursos naturales y la tranquilidad de la comunidad

Texto y fotos: Arturo Contreras Camero / Pie de Página

Oteapan, Veracruz- «El gobierno está haciendo todo lo posible para que se industrialice nuestro territorio», dice Christopher Mendoza desde un micrófono en la plaza central de Oteapan. Él, como otros de sus vecinos, lucha porque el municipio no sea destrozado por los proyectos industriales que desde hace muchos años lo asedian, de por medio queda un reclamo territorial muy añejo. 

Desde hace 70 años estas dos localidades están enfrascadas en una pelea por definir sus límites territoriales. Al principio la disputa era por 200 hectáreas, o una colonia, pero con el tiempo se ha ido expandiendo a 2 mil hectáreas y otras seis colonias. Según cuenta Christopher, de hacerse con esas tierras, Chinameca dejaría que se instalen en ellas grandes empresas de extracción minera, petrolera, o de paso de mercancías. Christopher, o Chirro, como lo conocen en el pueblo, es uno de los activistas más jóvenes que defienden las tierras de Oteapan. Tiene apenas 20 años, pero lo que tiene de joven, le sobra de energía y ánimo. 

Los pobladores de Oteapan se niegan a  pertenecer a Chinameca, principalmente porque es un municipio sin ley, en el que reina el narcotráfico y la venta de estupefacientes, mientras que en Oteapan el tejido social es tan fuerte que sus habitantes organizaron un comité de vecinos vigilantes, desde  2017.

“La gente de la comunidad se organizó y desde entonces, a diferencia del otro municipio, en Oteapan no se secuestra, no se asalta, tampoco llega la gente a hacer sus desastres. El ejército hace sus rondines pero no abusan de la comunidad, porque es la misma comunidad la que asume la responsabilidad de su seguridad”, cuenta.

El comité de vigilancia cuenta con unas pocas armas, heredadas de generación en generación, mismas que años antes eran usadas para la caza de subsistencia

La pelea por el control territorial ha trascendido la política local. Según dice Chirro, desde hace un par de años, los responsables del Instituto Nacional Electoral han inscrito a los pobladores de las colonias en disputa en Chinameca. También los servicios como teléfono o internet inscriben a sus clientes en ese municipio, aunque la pertenencia a uno u otro aún se disputa en tribunales federales.

Pobladores de Oteapan montan un plantón en la salida carretera de esta comunidad. Hace un año cerca de 200 pobladores mantuvieron las vías bloqueadas por un par de días debido a los conflictos por los límites territoriales. Foto: Arturo Contreras

Una separación avivada por la ambición interoceánica

Ahora, la llegada del Corredor Interoceánico añade una presión extra a la disputa, pues incrementa los intereses económicos que se ciernen sobre el lugar.

«Hace dos años empezamos a pensar que el problema ya no era local ni entre dos pueblos», explica horas después del mitin político frente al palacio municipal de Oteapan, durante una entrevista.

«Fue entonces que dije: No manches, vivimos en medio de todo eso. Oteapan colinda al norte con las vías del tren, por el centro pasa la carretera transístmica y un poquito atrás está la autopista». 

Eso fue hace un año, y en el momento Chirro no fue el único en darse cuenta, también otros de sus vecinos que ante las sospechas de la llegada de varios proyectos industriales, formaron una comisión que acudió al congreso de Veracruz para exigir información al respecto. En esos mismos días, dos mil personas, de una localidad de 10 mil, decidieron tomar la entrada carretera al pueblo, como forma de presión y apoyo a la comisión. 

“Fuimos a la carretera el 7 de marzo de 2022 y la mantuvimos cerrada. Al día siguiente nos movimos a la autopista que está como a 100 o 150 metros de la carretera. Éramos como 2 mil personas que fuimos a cerrar la calle, aunque el problema no era contra las personas que pasan por ahí, sino contra la respuesta a la consulta de información”, cuenta. 

Después de unas horas de sostener el bloqueo, cerca de las seis de la tarde, al lugar llegaron cerca de 20 patrullas de la Policía Estatal. Llegaron tirando balas desde el otro lado de la autopista. Al instante la gente huyó a la carretera transístmica, replegados por el gas que les aventaron. Muchos salieron como pudieron, pero golpearon a la mayoría, incluidas mujeres. Los elementos estatales quemaron unas 50 motos y cuatro automóviles que se usaron para bloquear la autopista. Eso solo enojó más al pueblo, que después de la partida de los policías volvieron a tomar la carretera. 

“Después de eso sí hubo un diálogo con la comisión, y en ese diálogo decían que el problema se iba a solucionar, que nos retiráramos del plantón  porque íbamos a tener respuesta pronta. Ya que se retiró el bloqueo fue que nos dijeron que se iba a invalidar la decisión de un juez local que Las Tinas y los otros barrios pertenecían Chinameca; sí fue un alivio para nosotros” cuenta.

“La cosa es que ahora, la disputa quedó como al aire, porque las colonias no pertenecen ni a Oteapan ni a Chinameca”.    

La promesa de una industria buena

“Desde hace un par de años, el gobierno municipal se ha encargado de decir que el proyecto interoceánico va a ser muy bueno para la comunidad, que no va a alterar nada. Su gente se ha encargado de hacer este rollo de que todo está bien. Sin embargo, en estos dos meses nos encontramos con que cerca de la frontera entre Jáltipan (otro municipio cercano) y Chinameca hay una minera que se llama Covia, que lleva 8 años sacando arena sílica”.

Los pobladores no se habían dado cuenta, porque el gobierno de esas localidades no lo anunciaban, pero de lo que sí se percataron es que desde entonces, el agua en sus barrios empezó a escasear. 

“Preguntamos, a un colectivo, Geocomunes se llama, ellos vinieron a dar un taller, porque nosotros vimos cómo comunicarnos con ellos. Fue entonces que nos dimos cuenta que si se perdía la tierra y quedaba en manos de Chinameca, iban a dejar que Covia se expandiera. Después nos enteramos que desde Chinameca ya expidieron los permisos para que puedan excavar más. Si se pierden esos terrenos, pues seguro que la minera se va a brincar para acá”, cuenta Chirro. 

Según aprendieron en ese taller, Covia es una filial de otra empresa que conjunta inversión de Estados Unidos y Francia. Ahora, temen que la empresa promueva la construcción del tren que cruzará el Istmo para mejorar sus ganancias y termine por acabar con la vida como se conoce en Oteapan. 

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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.

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