Por todo Ciudad Juárez podemos encontrar postes de madera, hasta de concreto y metálicos: dañados, doblados o ladeados… es un reflejo del deteriorado estado físico de nuestra ciudad
Por Alma Rodríguez
Ciudad Juárez– El otro día al ir por la avenida López Mateos, observé un peculiar poste de concreto, uno de esos muchos que están en las banquetas. Lo curioso de este en particular, es que unos 30 centímetros arriba de su base, el poste tenía una parte ya sin concreto -seguramente a causa del choque de un auto contra él-, y estaba sostenido únicamente por cuatro varillas de acero retorcidas, las cuales soportaban todavía el peso del resto del poste. Una imagen algo surrealista, que me recordó un poco la obra de Dalí, en dónde aparecen esos elementos escurridizos y con formas irregulares.
Definitivamente no pienso que aquello sea una obra de arte, por el contrario, considero que es un reflejo del deteriorado estado físico de nuestra ciudad, pero, sobre todo, es la evidencia de un problema recurrente y creciente en Ciudad Juárez, pues como ese poste hay cientos de elementos verticales de infraestructura por toda la ciudad, en la misma o peor condición. Podemos encontrar por toda la ciudad desde postes de madera, hasta de concreto y metálicos: dañados, doblados o ladeados.
Además, los denominados bolardos (estructuras verticales de entre .9 y 1.2 metros de altura que sirven para delimitar áreas donde los automóviles no deben traspasar y con ello proteger a los peatones), tanto aquellos aledaños a los corredores del BRT, como algunos colocados en ciertas esquinas para proteger algún edificio o para resguardar alguna escultura o monumento. Gran cantidad de ellos se encuentran también a simple vista golpeados, doblados o a medio deshacer.
Esto puede pasar desapercibido para muchos, ya que usualmente no ponemos atención a estos detalles, pero sin duda es un fenómeno que ha ido en aumento y se vuelve preocupante. En principio, porque es un problema que ya se le salió de las manos a las autoridades encargadas de mantener estos elementos en buen funcionamiento, y que como se mencionaba, son una gran cantidad en todas partes de la ciudad. Y, en segundo lugar, porque la causa que origina estos daños a la infraestructura es el descontrol -por no llamarle anarquía- que existe en la regulación del tráfico motorizado.
Recientemente, la CFE reportó que desde 2021 hasta lo que va de este año ha habido 485 postes derribados, con todas las afectaciones que esto conlleva, y esto, hablando únicamente de esa dependencia. ¿Cómo es posible que esto suceda con tanta frecuencia? Se dice que la principal responsabilidad de un conductor de un vehículo motorizado es centrar toda su atención a lo que hay en el camino frente de él, sin embargo, con mucha frecuencia esto no sucede así.
Actualmente no hay acciones ni políticas públicas claras para la gestión de la velocidad, principal factor causante de siniestros viales. Unos meses atrás, en las mesas para revisión y actualización del reglamento de vialidad hubo una negativa por parte de la dependencia para disminuir los límites de velocidad acordes a la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial. Por otro lado, no existe estrategia alguna para disminuir el uso de dispositivos celulares al conducir, ni queda claro cómo está ligada la política de expedición de licencias de conducir para erradicar la evidente falta de pericia de tantos conductores en la ciudad.
No se trata, por tanto, únicamente de postes o bolardos caídos, sino de la evidencia que esto representa de una ciudad que ya se acostumbró a una imagen urbana deteriorada y que se desmorona por falta de orden y mantenimiento, que es poco amigable, que hace muy difícil su disfrute y a la vez dificulta una convivencia pacífica en sus calles. ¿Cuáles son las fallas en la gestión de la infraestructura y del tráfico vehicular? ¿Qué políticas, leyes o reglamentos se necesitan modificar? ¿Cómo se logra una cultura vial más basada en la calidad de vida que en la prisa?
Y por último y no menos importante, ¿Es viable que una ciudad que no es capaz ni de gestionar de manera eficaz los servicios e infraestructura pública ya existente, se permita seguir creciendo y expandiéndose de manera indefinida? Muchas preguntas por reflexionar, pues las consecuencias de no tener las respuestas nos atañen a todos quienes vivimos en Ciudad Juárez.
