Opinión

Salvar la racionalidad en tiempos pre-electorales




agosto 17, 2023

El problema nunca será que se debatan los asuntos públicos, sino que en el espíritu de contienda se genera en muchas ocasiones un temporal abandono de la racionalidad… Esto tiene consecuencias para la vida pública, pues si dejamos de ser críticos ante quien nos genera más simpatía política o ideológica, los que perdemos somos todos

Por Alma Rodríguez  

Es propio de esta época “pre-electoral” -por no llamarle época de campañas disfrazadas anticipadas -, comenzar a sentirse inundado de mensajes ampliamente polarizados en redes sociales, en la televisión e incluso en la prensa escrita. Por todos lados vemos posts, videos, noticias y opiniones de los diversos temas de la agenda pública. Muy importantes casi todos ellos, pero debatidos ya con un tono poco más polarizado de lo normal, debido a la inminente contienda electoral del 2024.

El problema nunca será que se debatan los asuntos públicos, sino que en el espíritu de contienda se genera en muchas ocasiones un temporal abandono de la racionalidad con la que usualmente se analizan los hechos, dejándose llevar más por lo visceral que por un deseable pensamiento crítico. Esto tiene consecuencias para la vida pública, pues si dejamos de ser críticos ante quien nos genera más simpatía política o ideológica, los que perdemos somos todos.

Esta renuncia al pensamiento crítico y este abrazar las simpatías ciegamente, son peligrosas en un sentido de mediano y largo plazo, pues usualmente en el corto plazo las victorias de uno de los extremos en los que se polarizan actualmente las ideas, pudieran parecer una ganancia, sin embargo al no haber analizado a profundidad el tema o la situación, difícilmente es posible prever las posibles consecuencias, y mucho menos tratar de atenuar las debilidades de las ideas o propuestas propias.

Un fenómeno de este siglo ha sido el auge de las redes sociales y con ellas, de los memes, que son utilizados para comunicar un sinfín de tipos de mensajes, algunos de ellos de forma cómica haciendo analogías de imágenes con situaciones de la vida cotidiana, logrando comunicar temas complejos de una forma muy simple. Sin embargo, actualmente también se utilizan en gran medida para posicionar falacias como si fueran argumentos.

La trivialización de las ideas o argumentos contrarios por medio de memes es una constante en el mundo virtual, lo cual intrínsecamente no es malo, sin embargo, cuando en el espacio público virtual que son las redes sociales es a lo único a lo que se reduce el intercambio de ideas, entonces si representa un problema pues más que un diálogo o debate de ideas se cae en una manipulación de las masas.

Como ciudadanos, pero también como políticos, funcionarios públicos, comunicadores, educadores, padres de familia, profesionistas, trabajadores y sobre todo como personas, es importante no perder de vista que nuestra identidad va más allá de posturas políticas e ideológicas, que las polarizaciones son a final de cuenta reducciones de realidades y de ideas más complejas.

Que siempre van a existir puntos de acuerdo en algunos temas, y sobre todo, que la construcción de un mejor país, más democrático y justo, no depende únicamente del triunfo de algún bloque político. Son inevitables las simpatías y necesario el involucramiento en el ámbito político partidista, pero sin renunciar a nuestra racionalidad, al pensamiento crítico, e incluso a la autocrítica, que es la única que nos salva de caer en extremismos o totalitarismos que no abonan en nada al Bien Común.

Apostemos por el verdadero diálogo, por el trabajo en los puntos de acuerdo y por la búsqueda de nuevos caminos para avanzar en los ideales de una sociedad más justa y que respete la dignidad de todas las personas.      

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