¿Cuándo reaccionarán los y las juarenses para demandar el acceso y disfrute de sus derechos culturales?… Aunque afortunadamente de manera reciente se ha abierto el debate para atinadamente considerar a las culturas populares como parte de los derechos culturales, no puedo evitar preguntarme cuando hablaremos de historia y patrimonio cultural en esta ciudad
Por Daniel Leonardo García
A través de este título ostentoso en latin, se pretende brindar un aire de intelectualidad para disimular la rabia que como ciudadano experimento al ver el desinterés del gobierno local en turno por rescatar y difundir la historia regional, aquella que puede reforzar sentido de identidad y arraigo y que da fundamento al título nobiliario de esta urbe fronteriza como la Heroica Ciudad Juárez.
Y es que como una persona formada profesionalmente en la licenciatura de historia, con la fortuna de haber dirigido por más de 4 años Museo Casa de Adobe, pero sobre todo, como un juarense apasionado por mi ciudad, me cuesta entender cómo el pasado fin de semana se ha dado prioridad a conmemorar la Batalla que ocurrió en Puebla en 1862, mientras de manera insípida el Ipacult se limita a la presentación de actividades de estudiantes en el Centro Municipal de las Artes con motivo de la conmemoración de la Toma de Juárez de 1911, este 10 de mayo.
Anteponiendo la aclaración que no se trata de minimizar el trabajo de las juventudes, sino de exponer el uso y abuso que se hace de sus habilidades sin retribución económica alguna para simular interés en lo que evidentemente no lo hay, porque de ser así, la lógica común dictaría una asignación de recursos para mejorar la infraestructura de La Casa de Adobe y con un poco de suerte, realizar un evento artístico-cultural digno en aquel espacio o bien, alguna actividad que refrende la importancia no solo histórica, sino turística de dicho museo.
Y es que aunque es importante referir que lo que hoy funciona como museo, es una reconstrucción que se realizó en 2011 para conmemorar el campamento de los grupos revolucionarios que tras los enfrentamientos ocurridos del 8 al 10 de mayo de 1911, lograron que el ejército porfirista comandado por el general Juan N. Navarro entregaran la plaza a Pascual Orozco Vázquez, dando con esto pie a la firma de los Tratados de Paz que a su vez detonaron con la firma de la renuncia como presidente de Porfirio Díaz y su posterior salida del país rumbo a Francia.
El citado inmueble se encuentra ubicado en la calle Canutillo de la colonia Ladrillera en el norponiente de la ciudad, justo frente a lo que se conoce como las tres compuertas del Río Bravo y frente al monumento número 1, que divide la frontera no sólo de México y Estados Unidos sino que representa simbólicamente la colindancia de Chihuahua con Texas y Nuevo México.
Dentro de los dos cuartos de adobe, actualmente pueden observarse algunas reimpresiones de fotografías de algunos personajes que visitaron La Casa Gris hace 113 años, como es el caso de Francisco I. Madero, Pascual Orozco, Francisco Villa, Venustiano Carranza, José Pino Suarez, Máximo Castillo, entre otros. También se exhiben artículos y mobiliario antiguo que pretenden ambientar la vida cotidiana de décadas pasadas.
En marzo en el artículo De bandidos y otras batallas había advertido ya el interés en presentar un espectáculo con gasto del erario municipal con la participación de los cantantes de música popular mexicana conocidos como Ana Barbara y Espinoza Paz, pero a dicha cartelera se sumó Virlan Garcia, además de la anunciada representación a caballo de la Batalla de Puebla, con la participación del dramaturgo juarense Edeberto, Pilo, Galindo y bajo la dirección de Christian Valenzuela.
Y aunque de momento desconozco el gasto total de dichas actividades realizadas del 3 al 5 de mayo en la Plaza de la Mexicanidad, mediante el oficio SP/0543/2024 en respuesta a la pregunta de folio 080155924000485 de la Plataforma Nacional de Transparencia se informó el 2 de abril que la conmemoración de la Batalla de Puebla para los días 4 y 5 de mayo se encontraba como proyecto con la investigación de mercado ordinaria, con la presentación de 3 cotizaciones.
La primer cotización fue presentada por Marisol Alarcón Serrano, de los payasitos Teto y Panchito por 9 millones 832 mil pesos; la segunda cotización de Luis Javier Lugo Tapia, de Expa Producciones por 11 millones 20 mil pesos; y finalmente Whiskey Producciones S.A. de C.V., por 10 millones 566 mil 440 pesos.
Esto ante una constancia de verificación presupuestal de servicios oficiales/gastos del orden social y cultural con un presupuesto disponible de 10 millones 472 mil 813 pesos para los servicios integrales de mobiliario, equipo de sonido e iluminación, limpieza, seguridad, registro y control de accesos de la partida del fondo Municipal, gasto corriente no etiquetado.
Y es que la presente crítica, además de cuestionar el uso electorero de este tipo de actividades de entretenimiento con uso de recursos públicos y la participación poco transparente de empresariado, pues si bien la entrada general fue gratuita también existió la posibilidad de adquirir por medio de Don Boleton accesos en zona preferencial con costos desde 560 pesos por persona y contemplar el gasto de al menos 10 millones tan solo para cuestiones de logística del evento masivo, contra el referente de los 30 millones 671 mil 123 pesos que se asignaron para que durante este 2024 el Instituto Para la Cultura atienda las necesidades culturales del millón 512 mil 450 habitantes del Municipio de Juárez.
Como se ha hecho costumbre, el acceso a la cultura y la implementación de políticas culturales sigue siendo una asignatura pendiente desde la existencia del Ipacult, ocasionado en parte por la raquítica asignación de recursos y sumados al manejo poco transparente de quienes dirigen dicha descentralizada, a lo cual por cierto debemos sumar el personal poco calificado encargado de hacer de la cultura aquel “pan y circo” que los gobernantes siguen utilizando para manipular al pueblo, tal como el poeta romano Juvenal acuñó en su obra “Satire X”.
De ninguna manera se minimiza la relevancia de la Batalla de Puebla como un símbolo de resistencia de México y una victoria simbólica contra un gran imperio. Sin embargo, en una ciudad que adolece por las distintas capas de violencias, retomar un elemento que proyecte la importancia no solo geográfica sino histórica de lo que hoy conocemos como Ciudad Juárez, no sólo es importante, sino necesario.
Difundir que esta ciudad fue escenario y el lugar donde se consolida el triunfo de la revolución maderista y que simbólicamente representa la caída del porfiriato es importante, resignificando la revolución mexicana para que nuestras juventudes reflexionen sobre el entorno en el que viven, pero también sobre el intento del “apóstol de la revolución” por intentar por la vía pacífica de buscar un país más democrático.
Entonces, con algo de rabia me pregunto ¿cuándo reaccionarán los y las juarenses para demandar el acceso y disfrute de sus derechos culturales? Y es que, aunque afortunadamente de manera reciente se ha abierto el debate para atinadamente considerar a las culturas populares como parte de los derechos culturales, no puedo evitar preguntarme cuando hablaremos profesionalmente de historia y patrimonio cultural en esta ciudad, aunque eso no deje votos en estos juegos del hambre al estilo de Jumanji.