Cada vez es más común escuchar del beneplácito de chihuahuenses aplaudiendo las acciones antiinmigratorias y medidas económicas de Trump y la firmeza de la gobernadora por “limpiar” la ciudad de Chihuahua… ¿Por qué hay tanta disposición a tener nuestro propio Trump aquí mismo, con nuestro gobierno?
Por Mariela Castro Flores
@marielousalomé
Filoxenia. Se refiere a la hospitalidad y la buena acogida hacia la persona extranjera, su significado integra la empatía hacia las personas extranjeras, a través de la generación de diálogos sociales de confianza y comprensión de las relaciones humanas en todos los niveles, sin distinguir país de origen.[1]
A una semana del irregular desalojo encabezado por unidades del Ejército mexicano, Guardia Nacional, Instituto Nacional de Migración, agentes estatales y municipales que rodearon el campamento de migrantes en la ciudad de Chihuahua, para echar fuera de predios particulares a personas en contexto de movilidad humana que tenían ya un año residiendo ahí, ha habido diversas reacciones que bien vale la pena valorar en el actual contexto.
Primero, la irregularidad con que se llevó a cabo la diligencia. Sin resolución administrativa alguna los cuerpos de seguridad manifestaron pretender “hacer una revisión”, terminando la redada con la detención de 39 personas: 20 hombres, 19 mujeres y entre ellos, 2 menores de edad no acompañados, 7 núcleos familiares y 17 menores de edad (niñas, niños o adolescentes), según lo reporta Raichali.[2] Las infancias y adolescencias presentes no fueron atendidas de acuerdo a los protocolos y guías de salud para la atención de niñas, niños y adolescentes en contexto de movilidad humana emitidos por el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescentes, que aborda la importancia de la salud mental y psicoemocional en el acompañamiento de estas intervenciones.
Por otro lado, fue nota nacional la declaración de la gobernadora en la que refirió: “…el estado de Chihuahua no es ninguna opción para los migrantes”, lo que llevó a su secretario de gobierno, Santiago de la Peña a tratar de enmendarle la plana en un intento de asegurar que no fue su intención decir lo que con tanta contundencia afirmó. Lo grave es que en su dicho aseveró que ni siquiera personas mexicanas repatriadas podían quedarse en la entidad. Empero, no es el único despropósito que el secretario, vocero y también gestor de daños de la gobernadora ha expresado; según Alejandro Carrasco Talavera, encargado del despacho de la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos CEDH, afirmó que la oficina a su cargo jamás fue notificada para acompañar la diligencia, como era debido para –al menos– garantizar el mínimo posible de trato digno a las personas que estaban siendo desalojadas y posteriormente, detenidas.
Dicha afirmación llama poderosamente la atención puesto que, la postura de sumisión de la CEDH es ya tradicional por mantenerse cómoda al poder, incluso en violaciones graves por parte de la autoridad para con la ciudadanía. Correcta actuación o actuación obligada por la dimensión escandalosa del evento, no se puede determinar; sin embargo, en comparecencia en el Congreso estatal el ombudsman solicitó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos su intervención para que se abra una investigación para así desentrañar lo realmente acontecido la madrugada del pasado sábado 18 de enero.[3]
Finalmente, los recientes hechos no pueden dejar de ser analizados sin tomar en cuenta el avance de la derecha y su versión más extrema. El desalojo y la respuesta de la gobernadora Campos se apega al nuevo contexto en el que la ultraderecha promueve una ideología nuclear de chauvinismo xenófobo concordante con las políticas de inmigración que ahora desde el ejecutivo promueve el presidente Trump. La política del odio contra las personas migrantes crece puesto que, los miedos y pánicos morales explotados desde la conmoción, funcionan.
La rigidez, el apego al orden, la higienización social, alimentadas por el racismo penetran como advertencia en la sociedad por el fracaso de las diversas políticas sociales que no encuentran salida; el problema radica en que, el fenómeno de la movilidad humana tiene diversas vertientes complejas como la repatriación de compatriotas, extranjeros deportados y lo peor, niñas, niños y adolescentes en movilidad, no acompañados, en situación de solicitud de asilo o refugio, de separación familiar y extranjeros canalizados, para lo que si bien la federación emite protocolos y guías para su acompañamiento y atención, estos solo son posibles de aplicar si los gobiernos estatales asumen el compromiso para su coordinación.
Para efectos de las personas en contexto de movilidad humana, los términos de migración legal e ilegal son considerados un acto de discriminación. En este país la discriminación es un delito.
Cada vez es más común escuchar del beneplácito de chihuahuenses aplaudiendo las acciones antiinmigratorias y medidas económicas de Trump y la firmeza de la gobernadora por “limpiar” la ciudad y cabe preguntarse: ¿por qué se han acelerado de pronto los procesos de deshumanización? Tanto, que se aplauden abiertamente las violaciones a derechos humanos por parte de la autoridad que viola la ley sin pudor alguno.
¿Por qué hay tanta disposición a tener nuestro propio Trump aquí mismo, con nuestro gobierno?
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Mariela Castro Flores. Politóloga y analista política especialista en temas de género y derechos humanos.
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[1] Chirinos-Montalbetti, M. P. (2007) Hospitalidad y amistad en la cosmovisión griega. Perú: Universidad de Piura.
[2] https://raichali.com/2025/01/18/prenden-fuego-a-colchones-en-campamento-de-migrantes-con-cientos-de-ninos-ante-desesperacion-de-desalojo-sin-orden-ni-transparencia/
[3] https://raichali.com/2025/01/23/cedh-desmiente-a-autoridades-campamento-migrante/