Durante el séptimo día del juicio oral en su contra, el sacerdote Aristeo Baca nombró ante el tribunal a Maclovio Murillo Chávez, secretario del Ayuntamiento de Juárez con licencia, como otro integrante de su equipo de abogados en el juicio que se le sigue por violación y abuso sexual de una niña
Blanca Elizabeth Carmona/ La Verdad
Previo a comenzar con la presentación de sus testigos en el juicio oral en su contra, el sacerdote Aristeo Trinidad Baca Baca, acusado de violación y un abuso sexual de una niña, duplicó el número de sus defensores con nuevos nombramientos, entre los que incorporó al secretario del Ayuntamiento de Juárez con licencia, Maclovio Murillo Chávez, como otro de sus abogados.
Al inicio del juicio oral, Aristeo estaba representado por cuatro abogados: Sergio Mauricio González González, Perla López, Emilio de la Rosa y Jorge Alberto Soto Adame, éste último lleva la voz de la defensa.
Sin embargo, este miércoles 3 de febrero al iniciar la audiencia del séptimo día del juicio oral, el presbítero, quien se presume inocente, nombró también como sus defensores al funcionario municipal con licencia Murillo Chávez, así como Javier Soto Orduño y a Mauricio Alejandro Trujillo Dharce.
Unas horas antes de presentarse a la diligencia judicial, Murillo solicitó un permiso por un periodo de siete días para separarse de su cargo como secretario del Ayuntamiento de Juárez, de acuerdo con el oficio SA/015/2021, dirigido a Alfredo Seáñez Nájera, encargado del despacho de la Presidencia Municipal por ausencia del alcalde Armando Cabada Alvídrez –quien goza de un permiso de ausencia–.
Antes de ausentarse de su cargo, durante el fin de semana, en redes sociales se difundió una carta en la que presuntamente Maclovio Murillo daba a conocer su opinión sobre el caso penal seguido en contra del sacerdote, donde se afirman que Aristeo es inocente y públicamente ha sido tratado como culpable, lo que “enerva el proceso hasta logar su efecto corruptor que bien podría originar su nulidad”.
El funcionario municipal con licencia, así como los otros dos abogados, se presentaron a la audiencia de este miércoles, por lo que el presidente del Tribunal de Enjuiciamiento, Carlos Jaime Rodríguez García, preguntó al acusado si era su deseo nombrar a estos litigantes como sus defensores, a lo que éste respondió: “si su señoría, estoy de acuerdo”.
Después de los nuevos nombramientos, el vicario General de la Diócesis de Ciudad Juárez, José René Blanco Vega, rindió declaración, esto luego de que desatendió el llamado para ofrecer su testimonio en la audiencia del 2 de febrero.
Al ser interrogado por la asesora jurídica de la víctima, Diana Edith Torres, el vicario dijo que en 1966, Aristeo era dueño de una tienda que estaba en contra esquina de la Catedral y se desempeñaba como presidente de la Acción Católica de la Diócesis. Además, explicó que éste aseguró económicamente a su mamá y luego entró al seminario, donde ambos coincidieron.
El testigo también señaló que Aristeo fue ordenado sacerdote el 10 de junio de 1977, por el entonces obispo de Ciudad Juárez, Manuel Talamás Camandari; estudió Teología en Salamanca, España y ha desempeñado diversos cargos en la Diócesis de Juárez: fue cura en la parroquia “Dios Padre” de 1977 a 1982; rector del santuario de San Lorenzo; vicario de Pastoral, de 1982 hasta 1992; y el 8 de octubre de 1993 fue designado como titular parroquia Santa María de la Montaña hasta el 2019, cuando fue detenido por presuntamente haber cometido dos violaciones y un abuso sexual en contra de una niña que era parte de esa comunidad católica.
El vicario también dijo que durante su sacerdocio y hasta el presente año, Aristeo fundó y dirigió el desarrollo comunitario “Santa María” que abarca un orfanatorio, un hospital, un asilo de ancianos y un colegio donde se brinda educación básica.
“Durante todo el tiempo que el padre ejerció su ministerio nunca se recibió queja alguna por el desempeño de sus funciones o por algún comportamiento inadecuado hacía ninguna persona, llámese niño, joven o adulto”, expresó con voz pausada Monseñor Blanco.
El jerarca católico preciso que debido a la denuncia penal que motiva este juicio oral, a Aristeo se le suspendió el derecho del ejercicio del ministerio pastoral, es decir no debe oficiar misa ni dar los sacramentos.
Blanco Vega fue el único testigo ofrecido por la Asesoría Jurídica de la víctima durante el séptimo día del juicio, con el que al parecer tenía como propósito acreditar que al momento en que presuntamente sucedieron los ataques sexuales contra la víctima, Aristeo era sacerdote.
En la acusación presentada por el Ministerio Público de la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas de Delitos por Razones de Género (FEM) se establece que Aristeo, al presuntamente cometer los delitos de violación y abuso sexual, entre diciembre del 2015 y el 28 de enero del 2018, quebrantó la fe de la niña, pues era el párroco donde ésta servía como monaguilla y existía una relación que inspiraba confianza y respeto.
Recibe en juicio testigos de la defensa
Las pruebas de la defensa del religioso acusado de pederastia iniciaron con la declaración de una mujer quien visitó a Aristeo en unas 10 ocasiones en la vivienda donde estaba sujeto a la medida cautelar de prisión domiciliaria, pues a él no se le envió al Cereso.
Al responder a las preguntas del abogado defensor que lleva la voz, Jorge Alberto Soto Adame, esa testigo señaló que desde hace 25 años conoce al presbítero ya que él celebró su boda y después ella se sumo a la obra social de Baca como una colaboradora.
El testimonio de la declarante fue enfocado, por parte de la defensa, respecto a la conducta que ella vio en Aristeo ante la feligresía y particularmente hacía los niños. La testigo dijo haber observado mucho respeto del párroco hacía los fieles y a la inversa.
Con relación a los ataques sexuales presuntamente cometidos por Aristeo Trinidad, la testigo expresó “no sé absolutamente nada”.
En su turno, la agente del Ministerio Público le preguntó a la testigo si tenía conocimiento de que el presbítero llevaba de paseo a los niños de la casa-hogar, pues en su testimonio ante el Tribunal la víctima dijo que, al menos en dos ocasiones, Aristeo fue por ella a su hogar y pidió a sus papás permiso para llevarla a comer helado junto con los infantes del orfanato y después la agredió sexualmente. La declarante respondió que “no le constaba”.
La testigo también dijo a la fiscal que no recordaba cuántas veces había visitado al sacerdote en el domicilio donde estaba bajo prisión e indicó que sus visitas eran de 15 a 20 minutos y para ver los asuntos de su obra social.
Al oír esas respuestas, la representante social cuestionó a la testigo porque había un registro de una visita que se prolongó por más de 4 horas, esa información le fue presentada al Tribunal de Enjuiciamiento el viernes pasado en la declaración de la supervisora regional del Departamento de Ejecución de Penas y Prevención Social Zona Norte, Carol Josefina C.R. Este miércoles la testigo dijo que no recordaba.
A varias preguntas realizadas tanto de la agente del Ministerio Público como de la asesora jurídica de la víctima, la testigo respondió que no recordaba y en múltiples ocasiones el defensor del sacerdote, Jorge Alberto Soto Adame, gritó “objeción”. En varias ocasiones, el Tribunal consideró que las preguntas estaban bien planteadas pero la testigo reiteró que no recordaba.
Casi al final del interrogatorio, los jueces consideraron que las preguntas de la fiscal y de la asesora jurídica eran repetitivas, conclusivas o afirmativas y no permitieron que fueran respondidas.
Los abogados defensores continuarán presentando a sus testigos este jueves a partir de las 10 de la mañana, cuando se reanude el juicio oral instruido contra Aristeo e identificado con el número 43/2020.
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