Opinión

La mercantilización de los posgrados en educación




agosto 22, 2024

Los estudios de posgrado se han convertido en un lucrativo negocio. La brújula histórica que marca el rumbo de las maestrías y doctorados educativos ha comenzado a tomar una dirección empresarial que trae consigo un horizonte claroscuro.

Por Leonardo Meza Jara

Las ofertas para estudiar un posgrado en educación en instituciones privadas han crecido de manera exponencial en los años recientes. Se cuentan por decenas las maestrías y doctorados en educación que son ofrecidos por empresas que tienen la fachada de una universidad, algunas de las cuales carecen de la más mínima reputación académica. Los estudios de posgrado para profesionalizar a los(las) maestros(as) se han convertido en un lucrativo negocio.

En el actual sexenio hay un proceso de mercantilización de los posgrados educativos, que trae consigo dos consecuencias negativas. Por un lado, los títulos de maestría y doctorado se compran y se venden en un mercado, cuyo ímpetu se inscribe en la lógica de la oferta y la demanda. Las universidades privadas buscan clientes. Los(las) estudiantes buscan una empresa que les facilite los estudios, al precio más módico.

Por otro lado, el rigor académico de los posgrados en educación se ha adelgazado, convirtiendo los estudios en una especie caricatura. En México comienza a existir una horda de doctores(as) en educación, que después de cursar la maestría y el doctorado, solo les queda el grado en calidad de mote, y un título colgado en la pared que puede ser presumido como pose, sin sustancia académica alguna.

Los mecanismos de mercantilización y flexibilización han comenzado a afectar a las instituciones públicas que imparten posgrados educativos. La brújula histórica que marca el rumbo de las maestrías y doctorados educativos, ha comenzado a tomar una dirección empresarial que trae consigo un horizonte claroscuro.

En Chihuahua, es posible estudiar un doctorado en educación en una universidad privada, tomando clases una vez al mes de manera virtual, apagando la cámara de la computadora y desparramándose en la comodidad del sillón de la sala. Los estudios se pueden terminar en un año y cuatro meses, titulándose de forma automática, sin necesidad de elaborar una tesis o hacer un examen. A fin de cuentas, en el mercado educativo de los posgrados los títulos se venden y las formas de estudiar se flexibilizan hasta convertirse en un paseo dominical por el parque.

El proceso histórico de abaratamiento de los posgrados en educación está directamente relacionado con la reforma educativa impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en 2019. Ese año se aprobó la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, que dio lugar a la fundación del USICAMM (Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros) y, que generó un resurgimiento de lo que se reconoce como carrera magisterial.

A partir del USICAMM los(las) maestros(as) en servicio tienen la oportunidad de participar en una carrera magisterial, mediante dos concursos diferentes: la promoción horizontal que puede redituar en un aumento salarial y, la promoción vertical que permite ascender de puesto a subdirector, director o supervisor.

Los concursos de la carrera magisterial son una selva darwiniana donde los(las) más favorecidos(as) y preparados(as) ganan, mientras otros(as) pierden. La lucha es a muerte. La competencia por las bolsas presupuestales de la promoción horizontal y vertical es individualizante y descarnada. Cada quien ve por sus propios intereses en la búsqueda de la mejora salarial o laboral, abandonando las luchas sindicales que tienen como fundamento el contrato colectivo de trabajo. Esta forma de participar en la carrera magisterial está basada en una lógica meritocrática.

Al participar en los concursos de promoción horizontal, los(las) maestros(as) se sujetan a un procedimiento matemático de puntaje(s), donde lo que tiene más valor es la antigüedad en el servicio (35 puntos de un total de 100) y, lo que menos vale es la formación profesional donde se incluyen los estudios de posgrado (15 puntos). El contar con un título de maestría o doctorado en educación que tenga reconocimiento del USICAMM, trae consigo un aumento del puntaje en el factor de formación profesional de la carrera magisterial. Y evidentemente, un título de posgrado aumenta las posibilidades de ganar en los concursos, más aún cuando las diferencias entre ganadores y perdedores llegan a ser de un solo punto.

Hay dos mecanismos a partir de los cuales se han mercantilizado los estudios de posgrado en educación:

A) La monetarización de los estudios que ha creado una relación de mercado entre los vendedores de una mercancía (las universidades privadas y públicas) y, los compradores que son concebidos no como estudiantes, sino como clientes (los-las maestros-as que son carne de cañón de la mercantilización educativa).

B) La inscripción de los estudios en el mecanismo de competencia de la carrera magisterial, que funcionan como una zanahoria monetaria que se proyecta hacia el futuro. Si en el marco de la carrera magisterial, cursar un posgrado significa la posibilidad de ganar más dinero, entonces estos estudios se monetarizan bajo la forma de una apuesta financiera. La carrera magisterial es una maquinaria neoliberal que condiciona los estudios de posgrado al someterlos a una valorización monetaria que es dinero apostado. Se trata de invertir hoy y ganar mañana. De esta forma, un maestro(a) que estudia un posgrado se convierte en lo que Foucault reconoce como un “empresario de sí mismo” (“Seguridad, territorio, población”, 2018).

Para un gobierno que ha declarado el fin del neoliberalismo en México, cargar históricamente con la creación de una segunda versión de la carrera magisterial y el USICAMM, es una contradicción evidente.  Si las bases de la carrera magisterial y el USICAMM son neoliberales (mercantilistas, meritocráticas y darwinianas), entonces el gobierno de la 4T ha sido un continuador de las políticas neoliberales en México en el ámbito educativo.

Recientemente, la presidenta electa Claudia Sheinbaum declaró que durante su mandato, el USICAMM dejaría de existir. Pero no refirió con precisión, cuál sería la política educativa que se estaría aplicando para regular el acceso a una plaza magisterial para los egresados de las Normales y la Universidad Pedagógica Nacional. Tampoco dejó en claro de qué forma se estaría garantizado un salario digno para los(las) maestros(as) en servicio. Las deudas de la 4T con el magisterio mexicano son un pendiente histórico que no se resuelve todavía.

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