En su círculo de amistades, algunos compañeros de trabajo y conocidos dicen que lo vio como un reto, otros que lo hizo para corresponder a la invitación de Javier Corral, quien supuestamente le pidió participar activamente en las acciones del gobierno y así poner un grano de arena en el progreso de Chihuahua.
Hay quien no descarta que aceptó el cargo de la secretaría a cargo de impulsar el desarrollo económico del estado en venganza con el exgobernador César Duarte, porque supuestamente durante su sexenio el priista castigó y frenó sus negocios y los de su familia en Ciudad Juárez.
Y no falta quien considera que solo busca el beneficio personal para hacer crecer su emporio al amparo del poder público, pues no conciben que con la fortuna propia, la que le heredó su padre y la de su esposo, la empresaria juarense haya aceptado un cargo público por el que actualmente recibe un salario mensual de 117 mil pesos.
Alejandra ha dicho al menos en un par de entrevistas que aceptó la invitación de incorporarse al gabinete de Javier Corral porque representaba un reto y estaba convencida de que “solo criticar” no era suficiente, ya que los empresarios debían colaborar con el gobierno para lograr un cambio en beneficio de los chihuahuenses.
Sin embargo, colaborar con el gobierno no era algo nuevo para la empresaria, ya que desde 2012 formó parte del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec) y después fue coordinadora de la Mesa de Seguridad y Justicia de Ciudad Juárez, espacios desde los que trabajó con los tres niveles de gobierno para mejorar la seguridad.
Así se lo hizo saber al expresidente Enrique Peña Nieto en la visita oficial que realizó a Ciudad Juárez en enero de 2015, cuando en representación del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y de la sociedad civil fronteriza le dijo que esta frontera superó la crisis de inseguridad porque se aprendió a colaborar en la construcción de una mejor comunidad.
“En la Mesa de Seguridad pasamos de la protesta y la descalificación, a la propuesta y a la colaboración”, dijo Alejandra en el evento en el que fue la única persona de la sociedad civil que dirigió un discurso frente al entonces mandatario.
Al siguiente año, 2016, la empresaria decidió aceptar un cargo público en la administración del panista Javier Corral con la condición de no hacer del conocimiento público su riqueza, la de su esposo ni la de su familia. Condición que le fue concedida.
Para Corral, promotor de la transparencia y la ética en la función pública, esto no fue un obstáculo.
El exgobernador César Duarte, el expresidente Enrique Peña Nieto y Alejandra de la Vega en Ciudad Juárez. Foto: Gobierno de la República.
En México, la empresaria mantiene una relación muy cercana con el expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien asistió en 2008 a su boda con Paul Foster y en septiembre de 2018 a la de su hermano Artemio con Annmarie Olind, en Dallas, Texas.
Allegados a la familia cuentan que la familia De la Vega mantiene una relación muy estrecha con Salinas no solo por el vínculo que en su momento tuvo con el patriarca Federico, quien lo hospedó en su residencia en Juárez, sino también porque Guadalupe de la Vega es amiga desde la juventud de Ana Paula Gerard Rivero, actual esposa del ex mandatario.
Alejandra, a su vez, es amiga de José Antonio González Anaya, concuño de Carlos Salinas porque está casado con Gabriela Gerard Rivero, hermana de Ana Paula, y quien en el sexenio pasado fue director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en diciembre de 2012, director general de Petróleos Mexicanos (Pemex) en febrero de 2016 y secretario de Hacienda y Crédito Público de noviembre de 2017 a 2018.
En 2016 y con mayor fuerza en 2018, Alejandra de la Vega fue mencionada en el Partido Acción Nacional (PAN) para ser postulada por la alcaldía de Juárez, lo que no se concretó, aunque en la víspera del proceso local de 2021 su nombre se ha vuelto a escuchar, sobre todo por su incursión en la administración pública de la mano de Javier Corral.
Al tiempo que se desempeña como funcionaria en el gobierno de Javier Corral, la empresaria juarense aumenta su negocio de venta de gasolina a través de estrategias que desataron una disputa jurídica entre millonarios
Almacenes Distribuidores de la Frontera, empresa de la que Alejandra de la Vega es accionista, se ha valido de diferentes argucias legales durante el proceso que por más de dos años ha sostenido para dominar el mercado gasolinero de Ciudad Juárez.
La expansión del negocio gasolinero de la familia De la Vega tiene otro personaje clave: Paul L. Foster, esposo de Alejandra, con una fortuna estimada en 1.6 mil millones de dólares, de acuerdo con la revista Forbes, y cuya riqueza se conformó principalmente con el negocio de la refinería.